Julio 2012



26/07/2012


NOTICIA. La agencia de calificación de riesgo Moody's rebajó las perspectivas para 17 bancos alemanes, una consecuencia de la reducción de las perspectivas para ese país, que pasaron de "estables" a "negativas"

Comentario

El ciclo neoliberal (1973-2008) y la desregulación financiera internacional

El proceso de acumulación de capital liderado por los países desarrollados desde el final de la Segunda Guerra Mundial ha tenido dos fases diferenciadas. La primera comprende el periodo desde la posguerra a la crisis de 1973, y la segunda desde esa fecha hasta la crisis del 2008.
La primera fase, tras la devastación de la guerra, estuvo marcada por las realizaciones del Estado del Bienestar en infraestructuras y servicios en el que el Estado jugó un papel fundamental en la planificación indicativa del desarrollo económico. La escuela económica dominante en ese periodo se fundamentaba en los postulados keynesianos por los que el Estado articulaba una gran parte de la demanda efectiva y el sector privado se beneficiaba de la misma además de tener su propio espacio económico. Las plusvalías que el Estado obtenía de sus propias empresas proporcionaban recursos para que los bancos centrales estatales pudieran orientar las nuevas inversiones. El liberalismo económico se encontraba limitado ante la omnipotencia del Estado, en un sistema que fue denominado como capitalismo monopolista de Estado.
La crisis de 1973 cuestionó este modelo, pues el crecimiento económico, circunscrito a los ámbitos nacionales, en la medida que las grandes realizaciones del Estado se iban completando, precisaba de una transferencia de la renta inversión acumulada por el Estado a la renta consumo para que los ciudadanos tuvieran más poder adquisitivo con el fin de estimular la demanda efectiva. Al principio de la década de los setenta, a esta incipiente crisis del Estado como motor de desarrollo se añadió el abandonó del patrón oro por EEUU en 1971 y la inundación de dólares en el mercado como forma de hacer frente a sus gastos de guerra, que derivó en una fuerte subida de los precios del petróleo por parte de los países productores para mantener el poder adquisitivo real de este producto ante la devaluación del dólar utilizado como divisa de pago. La crisis de 1973 se caracterizó por el estancamiento económico con una fuerte inflación, situación definida como estanflación. Los países en desarrollo que tenían deudas contraídas con los países desarrollados sufrieron una fuerte subida de intereses que estranguló su crecimiento económico, particularmente en Sudamérica.
La salida a la crisis se produciría lentamente. La inflación paso a controlarse retirando dinero del mercado a través de estimular mediante altos intereses las imposiciones en bonos a largo plazo, y congelando las subidas salariales. La solución al crecimiento económico se realizó restaurando los principios liberales, que por ser una segunda reedición de los mismos que habían visto su final en la crisis de 1929, pasó a denominarse, tras la crisis de 1973, conceptualmente como neoliberalismo. La salida a la crisis de 1973 daría inicio al ciclo neoliberal como modelo de crecimiento mundial.
Si el liberalismo en el siglo XIX había demandado la desamortización de la tierra en manos de nobles y de la iglesia para que el capital privado pudiera hacerse con la misma, tras la crisis de 1973 el neoliberalismo pasó a demandar la privatización de la mayoría de las finanzas, empresas y servicios públicos en manos del Estado. Gran Bretaña y EEUU serían los pioneros en aplicar esta doctrina. El desarrollo económico pasó a fundamentarse en la estimulación del consumo privado rebajando impuestos y estimulando el crédito personal, las finanzas públicas se privatizaron y la concentración de las plusvalías del crecimiento económico, revertirían en el sector financiero privado.
Desde entonces los Estados vieron mermadas su capacidad para orientar el crecimiento económico, el mismo pasó a efectuarse de manera anárquica según el criterio del sector financiero privado que concedía préstamos para las actividades productivas y de consumo que consideraba más lucrativas.
El modelo neoliberal estimuló el sistema competencial y las mejoras de la productividad. En este modelo de crecimiento des-regulado, el capitalista y el  financiero en particular por ser quien adelanta el dinero para la producción, no pueden sustraerse a la ley de la caída de la tasa absoluta de ganancia, propiciada porque en el sistema competencial se produce una acción continuada a abaratar los costos por producto a través de la mejora de la productividad, obligando al empresario a producir más productos para mantener la misma tasa de ganancia absoluta. La necesidad de producir más obliga a estimular el consumo, creando mediante la publicidad nuevas necesidades y facilitando el préstamo individual para la obtención de artículos y servicios, que en las sociedades desarrolladas han tenido de forma importante su expresión en la adquisición de automóviles en ciclos de tiempo progresivamente más cortos y en la compra de la doble residencia.
La crisis financiera del 2008 revelada tras el fiasco de la burbuja inmobiliaria, puso de manifiesto que no era posible crecer indefinidamente estimulando el consumo privado por elevación de necesidades subjetivas de una octava parte de la población mundial en ciclos cada vez más cortos para mantener la tasa absoluta de ganancia por encima de las mejoras de la productividad. Los consumidores terminaron financieramente apalancados, el consumo cayó bruscamente y los bancos ante la falta de ingresos no pudieron hacer frente a sus vencimientos entrando en quiebra técnica.
Los planes de rescate con fondos públicos para el sector financiero auspiciados por los gobiernos de los países industrializados se implementaron como forma de salvar al sector financiero pues, sin el mismo, no es posible la funcionalidad económica de ninguna nación, pero también en la consideración de que se estaba ante una crisis cíclica, de tal manera, que se consideraba que la provisión de fondos a los bancos permitiría a éstos sortear la fase bajista del ciclo económico y, pasado un tiempo, de nuevo, el crecimiento consumista de los países desarrollados lideraría el crecimiento económico mundial.
Nada de eso ha sucedido, pues el paso del tiempo esta desvelando que el ciclo de crecimiento consumista en los países desarrollados ha hecho techo, al no ser posible implementar un ciclo de consumo de la magnitud requerida para mantener la tasa de ganancia absoluta por encima de las mejoras de la productividad, lo que lleva a las empresas y entidades financieras a su concentración con la liquidación de las menos competitivas.
Los países más desarrollados siguen enrocados en pensar y actuar como si la presente crisis fuera cíclica, apostando porque la misma remitirá por si misma en unos años, pero la realidad es que el ciclo neoliberal iniciado tras la crisis de 1973 está agotado y ha entrado en una crisis estructural ante la imposibilidad de reeditar un nuevo ciclo consumista que estimule la demanda en un grado equivalente al precedente a la crisis del 2008 para evitar la caída de la tasa absoluta de ganancia por encima de las mejoras de la productividad, lo que supondría volver a un crecimiento del PIB superior al tres o cuatro por ciento de forma prolongada en el tiempo.
Por otra parte, en todo proceso de acumulación de capital no regulado, como ha sido el periodo neoliberal, los grupos de renta altas destinan un porcentaje mayor de renta al ahorro, la concentración creciente de renta en estos grupos determina un crecimiento global de la renta ahorro-inversión en detrimento de la renta global destinada al consumo. **
Desde que se inicio el ciclo neoliberal se ha producido una gran concentración de la renta inversión en pocas manos y, por otra parte, las finanzas se han globalizado sin que existan reglas mundiales para su control, actuando los poseedores de la renta inversión libremente en el mercado mundial aprovechando la facilidad y velocidad de las transacciones que permite en la actualidad el dinero electrónico.
Esta internacionalización financiera ha situado la enorme concentración de la riqueza de la renta inversión en paraísos fiscales o en fondos opacos, de tal manera que a diferencia del periodo del capitalismo de Estado en el que la misma se ubicaba principalmente en el Estado nación y, en caso necesario, el Estado podía actuar sobre la renta inversión gravándola para luego convertirla en renta consumo o demanda efectiva agregada, (tal y como lo especificaría Keynes), actualmente eso no es posible pues la renta inversión se escapa al control de los Estados neoliberales al carecer éstos de competencias sobre la renta inversión globalizada, siendo regidos por el dictado de quienes detentan furtivamente el dinero.
La renta inversión globalizada ante la falta de crecimiento se orienta a obtener intereses especulando con las deudas soberanas, introduciendo una dinámica económica involucionista en los países industrializados, pues, los intereses de la deuda que obtiene actúan como freno a la capacidad adquisitiva de las clases medias y, por lo tanto, al consumo y la inversión en actividades productivas. La banca sin crecimiento económico no puede prestar y el negocio bancario se reduce lo que le obliga a una permanente reestructuración por adelgazamiento y concentración.
La única manera de acabar con este ciclo involucionista sería que los Estados tuvieran el control internacional sobre la vigente renta inversión global para destinarla a crear una demanda efectiva agregada, lo que daría lugar a un ciclo alcista económico, en el cual, los bancos podrían detraer plusvalías del crecimiento y sanear sus cuentas y, los Estados, al haber más productos en el mercado y más actividad económica verían incrementados  sus ingresos por el Impuesto del Valor Añadido, con lo que la deuda soberana podría ser mitigada por los propios ingresos del Estado sin recurrir al continuado endeudamiento y progresivos recortes en el gasto.
Objetivamente la regulación financiera mundial es apremiante, para lo que sería necesario la creación de un organismo de control y transparencia financiera mundial y la implementación de leyes que permitiesen a los Estados, en determinadas circunstancias, repatriar las divisas de las personas o de sociedades nacionales para, mediante políticas impositivas, traducir esa renta inversión en renta consumo.
Pero ante la incapacidad demostrada hasta el momento de los Estados neoliberales para dictar normas de regulación financiera internacional que les devolviera el poder del control financiero, el ciclo involucionista continuará y, a la postre, la ingente renta inversión, cifrada en billones de dólares, depositada en fondos opacos puede convertirse en una gran burbuja sin valor.
 La desregulación financiera internacional le otorga todo el poder a la oligarquía financiera internacional desde el que maneja los resortes del poder político y mediático en los países desarrollados y, al pretender a ultranza defender su control sobre la renta inversión escamoteándola del control de los Estados, está paralizando la economía mundial, habiéndose convertido en la clase social internacional que representa el principal freno al desarrollo económico.
El agotamiento del ciclo neoliberal debiera hacer reflexionar a la ciudadanía occidental que el éxito de unas naciones a costa de otras es un modelo económico decimonónico agotado y que la solución a los problemas de cada nación se encuentran unidos al destino de todas las naciones, que en la colaboración hay más que ganar que en la confrontación y que escasamente existen soluciones nacionales en una economía mundialmente interconectada, lo que debiera llevar a demandar un nuevo orden mundial para alcanzar un modelo económico de integración mundial en beneficio de todo el género humano y no de minoritarios grupos de poder que ambicionan económicamente y militarmente con detentar la hegemonía mundial para asegurar su estatus de dominadores universales.



NOTAS:
** Jhon Maynar Keynes, (Capítulo 22 Notas sobre el ciclo económico página 286 en Teoría General de la Ocupación el Interés y el Dinero). Fondo de Cultura Económica, México 1943.
En la teoría keynesiana el exceso relativo de la renta–inversión sobre la renta–consumo será el factor que determinará el fin del ciclo de auge económico.
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Según los datos del Consejo de Estabilidad Financiera (FSB, por sus siglas en inglés) -organismo internacional que depende del G-20 y tiene la misión de vigilar el sistema financiero-, el tamaño del sector de intermediación financiera no bancaria, o banca en la sombra, compuesta por los fondos de alto riesgo o hedge funds, las empresas privadas que operan en renta variable y otras compañías de inversión, alcanzó el año 2011 los 67 billones de dólares en todo el mundo, cinco billones más de los que se registraron al comienzo de la crisis en 2007, habiendo este sector eludido hasta ahora las normativas impuestas al sistema bancario. Según las cifras publicadas por este organismo, la intermediación financiera no bancaria creció enormemente antes de la crisis, ya que pasó de suponer 26 billones de dólares de 2002 a 62 billones en 2007. Después del comienzo de la crisis, el desarrollo ha continuado. EE.UU. contaba en 2011 con el mayor sector de intermediación no bancaria (23 billones de dólares, 18 billones de euros), por delante de la zona euro (22 billones de dólares, 17,2 billones de euros) y Reino Unido (9 billones de dólares, 7 billones de euros).

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23/07/2012

NOTICIA. China proveerá 20.000 millones de dólares a través de líneas de crédito a los países africanos

NOTICIA. El presidente del BCE afirma que en la reestructuración financiera los acreedores principales deben implicarse  en caso de liquidación de un banco para así limitar la participación de los contribuyentes, que ya han pagado mucho

Comentario

La crisis económica y el paso del tiempo

Desde que se inicio la crisis financiera Occidental en el 2008, el paso del tiempo va mostrando como la misma no constituye una crisis cíclica sino que afecta a los fundamentos estructurales del modelo consumista de desarrollo económico mundial liderado por Occidente desde el final de la Segunda Guerra Mundial. La consideración de la naturaleza de la crisis económica mundial es importante pues en función de la misma se adoptan por los diferentes agentes económicos unas medidas u otras en el medio plazo.
Los países occidentales están instalados en el criterio de que la presente crisis es una crisis cíclica y por ello las medidas adoptadas por los gobiernos y la bancos centrales, son recetas clásicas anticíclicas, consistentes en el caso de lo bancos centrales en abaratar el valor del dinero para estimular la demanda a la vez que se controla la inflación, y en el caso de los gobiernos propiciando su endeudamiento a la vez que se recortan gastos y gravan impuestos, para no incurrir en un fuerte déficit.
El convencimiento de los políticos neoliberales de que después de los planes de ajuste de las cuentas públicas se producirá la recuperación les está llevando a persistir en políticas que el paso del tiempo año tras año las revela infructuosas, y la crisis lejos de mostrarse como cíclica se está convirtiendo en una progresiva depresión.
La insistencia de los políticos y economistas en los principios neoliberales consagrados en las constituciones Occidentales, obedece a dos criterios, en primer lugar, a que la escuela económica neoliberal no tiene dentro de sus fundamentos macroeconómicos elementos para abordar la presente crisis estructural del modelo de crecimiento consumista de los países desarrollados y, por lo tanto, las políticas anticíclicas no pueden dar los resultados esperados y, en segundo lugar, porque el entramado financiero, político y mediático Occidental no puede admitir ante su ciudadanía la carencia de alternativas. Ello lleva a que la acción económica Occidental se encuentre instalada en la inmediatez de la acción para sortear sobre la marcha los problemas que se van presentado ante la falta de crecimiento económico.
Debido a que la crisis no es cíclica sino estructural la misma seguirá prolongándose y, con ello, se está gestando una segunda crisis financiera de los bancos occidentales que solamente se ha develado en parte en el sector financiero español. La singularidad de esta segunda crisis financiera a la que está abocada la banca occidental, propiciada por la falta de crecimiento del que detraer plusvalías presentes y a futuro, va a estar determinada por la imposibilidad de implementar nuevos planes de rescate a costa de las cuentas públicas debido a las enormes deudas contraídas por los Estados en estos últimos años, estando abocado el sector bancario occidental, ante la pérdida del valor de sus activos por falta de negocio, a una profunda reestructuración financiera que liquide los bancos insolventes y concentre los progresivamente mermados activos financieros.
Esta percepción de la crisis del modelo consumista occidental se refleja en la encuesta publicada este mes por el Pew Research Center, en la  que se entrevistó a 26.210 personas en 21 países, que representados gráficamente en cuatro grandes regiones del mundo como son: China, EEUU, la UE y los países árabes, muestra entre los años 2007 al 2012 una acusada tendencia pesimista sobre la economía en EEUU, la UE y los países árabes, y una fuerte y sostenida confianza en la marcha de la economía en el caso de China.
Fuente

En los países en desarrollo y particularmente en los países emergentes, el paso del tiempo está incrementando la percepción de que la presente crisis no es cíclica sino estructural, y en consecuencia su crecimiento sustentado en el consumismo occidental va ir perdiendo progresivamente fuerza.
Los países emergentes más conscientes de esta crisis estructural occidental como son China, Rusia y Brasil  intentan progresivamente que los planes de desarrollo estén lo menos posible lastrados a los países occidentales, intensificando para ello la colaboración entre los propios países emergentes y en desarrollo.
Es en esa dirección en la que hay que situar la Quinta Conferencia Ministerial del Foro sobre Cooperación China-África (FOCAC) en Beijing, el 19 de julio de 2012 que reunió a China y a 50 de las 54 naciones soberanas que tiene África. China acordó con las naciones africanas proveer 20.000 millones de dólares a través de líneas de crédito a los países africanos para asistencia a las infraestructuras, la agricultura, la industria manufacturera y a las pequeñas y medianas empresas, actividad que ya viene desempeñando China desde hace varias décadas en su política de colaboración entre países en vías de desarrollo.
También hay que situar en esa dirección la apuesta de Rusia por integrarse en el desarrollo en Asia Oriental, que tendrá un punto importante en su materialización en la próxima cumbre de la APEC  (Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico) que tendrá lugar en la isla Russki cerca de Vladivostok, en el Extremo Oriente ruso, entre el 2 y el 9 de septiembre de 2012.
Y en Sudamérica cobra relevancia el fortalecimiento del MERCOSUR con la entrada en el mismo de Venezuela, y con la progresiva diversificación del comercio de la región en el que en los últimos años, además de los socios tradicionales, China está tomando un protagonismo de primer orden.
No obstante, la incierta deriva que está experimentando Occidente en esta crisis, debiera llevar a los países emergentes y en desarrollo a actuar con mayor premura e intensidad en su colaboración y desarrollo recíproco sino quieren correr el riesgo de verse arrastrados por las sacudidas económicas que todavía pueden estar por venir en el mundo occidental.
Los países emergentes, en esta reorientación de su estrategia mundial, no sólo deberán responder a los desafíos económicos sino que también van a tener que adecuar su estrategia defensiva, pues Occidente y sus aliados están traduciendo su debilidad económica en un incremento de su agresividad bélica mundial. EEUU con su regreso a Asia y sus pretensiones de enemistar a China con sus vecinos, la OTAN con el creciente acoso a Rusia tanto en campañas mediáticas en su contra como con su hostigamiento a través de la ampliación de sus infraestructuras militares en los países del Este europeo, particularmente con su proyecto de Escudo Antimisiles, a la que ha venido a sumarse la reactivación por parte de Japón del contencioso de las islas Kuriles. En Latinoamérica con la permanente intromisión occidental en los asuntos de la región y la permanencia de la IV flota de EEUU, y en los países árabes y el Próximo y Medio Oriente con la presencia militar directa de la OTAN.
Aunque afortunadamente la política de bloques geomilitares desapareció tras el fin de la URSS, Occidente ha mantenido la OTAN y no va a permanecer impasible ante la emergencia económica y política de otros actores internacionales y, por ello, las naciones que precisan de las políticas de paz y desarrollo tendrán que considerar la creación de alianzas regionales en el plano defensivo que les dote de un mayor potencial disuasorio que les permita asegurar la paz ante posibles amenazas e injerencias exteriores.
La política militar occidental se caracteriza por ser agresiva con las naciones débiles que no se avienen a sus dictados, y ser prudente con las fuertes, tal vez por ello, Rusia y China se sienten seguras pero la labor de cerco occidental a través de terceros países es una política muy activa por parte de la OTAN y EEUU. La mejor respuesta para estas dos naciones y las que componen la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS) debiera ser reforzar el compromiso de ayuda mutua en materia de defensa.
En el caso de Sudamérica, la Unión de Naciones Suramericanas UNASUR está demostrando su efectividad regional, puesta de relieve últimamente con la firme posición adoptada frente al golpe de Estado de guante blanco en Paraguay, pero su política regional a favor de la paz no será totalmente efectiva hasta que la región no diseñe una política de defensa conjunta.
Las diferentes regiones del mundo económicamente emergentes, que precisan de la política de paz y desarrollo, tendrán que saber fortalecerse a través de alianzas defensivas regionales para asegurar la paz mundial frente a las convulsiones geopolíticas que se puedan manifestar como consecuencia del malestar económico occidental, y a su vez, estas alianzas podrían contribuir por su fuerza disuasoria a cambiar la naturaleza hegemónica occidental y posibilitar una integración económica que permita un desarrollo socioeconómico mundial inclusivo, donde, finiquitadas las aspiraciones hegemónicas, las alianzas militares carezcan de sentido y se pueda abordar una política de desarme mundial efectiva.

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12/07/2012

NOTICIA. La secretaria de Estado de EEUU Hillary Clinton visitó Vietnam y Laos en una gira por el sudeste  Asiático

Comentario

El rostro del cinismo

En su regreso estratégico a Asia Oriental EEUU trata de reforzar sus posiciones diplomáticas. En la gira Clinton ha incluido dos antiguos enemigos, Vietnam y Laos. En Vietnam, Clinton se mostró interesada por las diferencias de Vietnam con China en el uso de algunas islas en el mar meridional de China, allí, tras una reunión el día 10 de julio con el ministro de Relaciones Exteriores de Vietnam Pham Binh Minh, Clinton dijo que sigue particularmente preocupada por la falta de libertad en ese país y manifestó que Vietnam tiene que hacer más para proteger los derechos humanos. Clinton se olvidó mencionar la agresión unilateral que EEUU realizó a ese país entre 1964 y 1975 que provocó dos millones de muertos de civiles y militares vietnamitas, no se refirió al medio ambiente vietnamita que quedó profundamente dañado por la utilización del Agente Naranja que desfolió grandes extensiones de selva que no han vuelto a recuperarse, ni tampoco a  los efectos en la población de esas sustancias, con miles de abortos prematuros, esterilidad y nacimientos con malformaciones, a lo que debe añadirse todos los hijos ilegítimos de rasgos caucásicos y africanos dejados en la pobreza y marginación por los soldados de Estados Unidos.
Ni una palabra de perdón ni una referencia a las reparaciones de guerra por esta brutal agresión, que los tribunales estadounidenses han negado sistemáticamente a las victimas de la barbarie estadounidense, y que ningún otro tribunal internacional puede hacerlo por carecer de competencias para enjuiciar las acciones de guerra de EEUU.
El día 11 de julio Clinton viajó a Laos en la que ha sido la primera visita a ese país de un mandatario estadounidense en cincuenta años. En ese país Clinton no pudo ignorar, por manifiestas, las terribles secuelas aun vigentes de los bombardeos masivos de EEUU contra la población de ese país y prometió ayudar, sin decir como, a deshacerse de millones de bombas todavía sin explotar, tampoco en esta ocasión ni una palabra de perdón ni ninguna promesa sobre reparaciones de guerra, cuando cuatro décadas después de la guerra, las armas estadounidenses siguen cobrando vidas.
Cuando terminó la guerra, alrededor de un tercio de los cerca de 270 millones de bombas de racimo lanzadas sobre Laos no habían podido detonar y han causado la muerte en explosiones fortuitas posteriores a 20.000 personas, y el riesgo permanente de estas explosiones tiene el desarrollo agrícola bloqueado.
EE.UU dio a Laos  la terrible distinción de ser el país más bombardeado del mundo por persona. Los EE.UU en su “guerra secreta” entre 1964 y 1973 arrojó más de 2 millones de toneladas de bombas sobre este país aliado de Vietnam del Norte, cerca de una tonelada de explosivos por cada hombre mujer y niño de Laos. La cifra superó la que recibieron Alemania y Japón juntos en la Segunda Guerra Mundial.
EEUU, no puede ser juzgado tampoco puede pedir perdón, solo puede seguir hablando cínicamente de libertad, cuando millones de personas dieron su vida por ser libres de la tiranía de la ocupación y de la guerra. EEUU recuerda el Cuatro de julio que un día como ese de 1776, fue independiente, fue libre como nación, aunque los derechos civiles no llegaron para los afroamericanos hasta pasados doscientos años.  EEUU niega la dignidad del cuatro de julio al resto de naciones que no se le someten, y no quiere comprender que si EEUU tardó doscientos años en conseguir los derechos civiles, que otros países también progresivamente lo harán. La arrogancia de Clinton le impide ver que hay veces que es mejor, solo por prudencia diplomática, tener la boca callada.

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09/07/2012
NOTICIA. La ministra de Inclusión Económica y Social (MIES) de Ecuador, Dora Soliz, destacó los éxitos de la Revolución Ciudadana en Ecuador
Comentario
La emergencia histórica del espíritu de la democracia
Dora Soliz manifestó, en la VIII Conferencia Internacional de Contabilidad, Auditoría y Finanzas, en la Habana, que el Ecuador de hoy ha vivido un proceso de casi seis años de Revolución Ciudadana, que se inició en el 2007, con avances globales que miran a superar las condiciones de desigualdad y exclusión históricas fundamentadas en la nueva Constitución promulgada en el 2008, la cual, tiene un fuerte enfoque de derechos y ha sido el marco de profundas reformas del Estado orientados a la equidad social, a la protección asistencial de la población y a la construcción de un sistema económico y financiero inclusivo.
La ministra dijo que la pobreza a nivel nacional se redujo en 9 por ciento y la pobreza rural en 10 por ciento, las condiciones de vida de los más pobres mejoraron de manera importante, luego de que la pobreza en los afroecuatorianos cayó en 13 puntos porcentuales y en las mujeres en cuatro puntos. La inversión en educación se incrementó en 300 por ciento, con un récord de asistencia y escolarización de los niños a las escuelas, especialmente en la población indígena y afroecuatoriana.
Ecuador, al igual que otros países latinoamericanos, como Brasil, Bolivia o Venezuela están avanzando, desde posiciones muy atrasadas, notablemente en el desarrollo económico inclusivo, política que sitúa a la mayoría de la población en el centro de los programas de gobierno.
América Latina, como se puso de manifiesto, en el Foro de Sao Paulo, que finalizó sus sesiones en Caracas el pasado siete de julio, está viviendo un proceso genuino de interpretación e implementación de la democracia. Este desarrollo conceptual y político de la democracia entendida como un espacio de soberanía, respeto entre naciones, libertades políticas ciudadanas y de poder efectivo de la economía por parte de la “res pública”, la sitúa en el estadio más avanzado de desarrollo de la democracia que haya existido en la historia de la humanidad.
A lo largo de la historia, la democracia ha ido evolucionando. La democracia, no es un estadio concluido sino que su profundización o retroceso ha venido determinado por acontecimientos históricos y por la percepción que de la misma ha ido teniendo la sociedad en diferentes ámbitos y épocas históricas.
En su origen la democracia griega era concebida exclusivamente para ser ejercida por una minoritaria aristocracia de varones. La mayoría de la sociedad, mujeres y esclavos, no participaban de la misma, pero los beneficiarios de esta democracia tenían la percepción de vivir en una democracia plena. En las sociedades de la antigüedad, la aceptación de la existencia de diferentes dioses en los que creer contribuía a la tolerancia religiosa. Con posterioridad, las religiones monoteístas, particularmente el cristianismo y el Islam, introdujeron el concepto de la verdad única, que daría lugar a la intolerancia y la confrontación recíproca por imponer unos a otros su verdad única. El ascenso al poder político de estas religiones derivó durante siglos en guerras de religión dirigidas por los interpretadores de la verdad única, papas en el cristianismo e imanes en el Islam, y por los ejecutores de la misma, reyes y califas, tratando de imponer por la fuerza su verdad única al resto. También dentro de estas dos grandes religiones monoteístas se produjeron diferencias de interpretación de la verdad única, dando lugar a guerras sectarias de religión como fueron las acaecidas en Europa en los siglos XVI y XVII entre protestantes y católicos.
La democracia como expresión del poder popular, que reyes y poderes religiosos del Antiguo Régimen la rechazaban de plano, no afloraría de forma revolucionaria y radical hasta la independencia del dominio Británico de las trece colonias (EEUU) el cuatro de julio de 1776, y la revolución francesa de 1789. El nuevo pensamiento ilustrado aportó las bases conceptuales de la democracia, fundamentadas en la soberanía de la nación, la república como forma de gobierno, el derecho inalienable a la propiedad privada, el sufragio universal, la separación de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, y en el caso de la revolución francesa tendría también su expresión en la Declaración de 1789 de los derechos del Hombre y del ciudadano
Las nuevas ideas de la democracia, a pesar de la escasa importancia geopolítica que en 1776 tenía EEUU, tuvieron un amplió eco en todas las Américas y gran parte de Europa, y contribuiría a la emergencia de los movimientos de independencia en América Latina y, con un paréntesis de quince años -tras la derrota de Napoleón en 1815 por la Santa Alianza que dio lugar a la restauración del Antiguo Régimen- la nuevas ideas de la democracia se extenderían desde los años treinta de ese siglo por todo Europa dando lugar a continuadas revoluciones liberales.
No obstante, la instauración de la democracia liberal, surgida del pensamiento Ilustrado, dejaría muchas lagunas por cubrir, las mujeres estaban excluidas del sufragio universal, así como la minorías étnicas como los afroamericanos en EEUU. En determinados países, los reyes siguieron detentado la jefatura del Estado y la interpretación abusiva del derecho a la propiedad privada concentraba la misma en manos de sectores sociales minoritarios, dejando en la miseria a gran parte de la población.
En ese periodo, la percepción social de la democracia se identificaba, pues, con el sufragio universal, pero se consideraba natural que las mujeres y grupos étnicos no tuvieran derecho de voto. La tradición secular de la jefatura del Estado de los reyes se veía compatible con que este cargo no fuera de libre de elección. La exaltación de la propiedad privada estaba por encima de los perjuicios que la concentración de la riqueza podía ocasionar a la mayoría de la población, y en la mentalidad de esa época también era razonable ser demócrata, y apoyar las invasiones coloniales.
Estas contradicciones que presentaba la práctica social de la democracia, respecto al ideal de que la misma debiera servir para que todas las personas fueran iguales ante la ley y para mejorar la calidad de vida de la ciudadanía, llevó a que surgieran distintos movimientos políticos que le dieron una interpretación diferente al ejercicio de la democracia. Entre las mujeres surgió el movimiento sufragista que comenzaría a abrirse paso a principios del siglo XX; la abolición de la esclavitud en los países americanos se extendió como forma de perfección de la democracia, y la lucha por la soberanía en los territorios coloniales, se inició en África y Asia como la idea central de la democracia, como lo fuera en el pasado en las trece colonias y otros regiones de América.
Pero la democracia, no resolvía los problemas de los profundos desequilibrios sociales que el abusivo derecho a la propiedad privada generaba, y cuando este principio era socialmente cuestionado en las urnas, su resultados eran aplastados brutalmente por la fuerza de las armas como ocurrió en la Comuna de París en 1871. Ello, llevó a los movimientos socialistas a fundamentar la base principal de la democracia en la socialización de los medios de producción para que la economía sirviera a las mayorías sociales y no a los grupos de poder que detentaban la propiedad de los mismos.
El socialismo se dividiría en dos corrientes, la protagonizada por Kautsky y la de Lenin, la primera mantenía el sufragio universal como la base para la transformación paulatina del Estado Burgués, la segunda corriente, basada en la experiencia decimonónica de que los poderes militares del Estado no respetaban los resultados del sufragio universal si éste cuestionaba la propiedad privada, proponían la destrucción del poder militar del Estado liberal y la estatalización de los medios de producción. En la primera corriente los derechos civiles y el sufragio universal debían formar parte consustancial de las transformaciones sociales, ideario que daría lugar a la socialdemocracia, mientras que en la segunda, estos derechos debían ser restringidos reprimiendo las manifestaciones favorables a la propiedad privada. Esta última corriente tendría su implantación política durante la Primera Guerra Mundial en Rusia.
La crisis económica de 1929, cuestionaría en Europa la democracia liberal y los beneficios de la propiedad privada como forma de gestionar la economía, y una fuerte corriente totalitaria derechista accedió al poder de los Estados; por vía electoral como fue el nazismo  en Alemania, o por la fuerza de las armas como fue el fascismo en España. El nazismo y el fascismo, tenían en sus fundamentos la conservación de la propiedad privada pero dándole relevancia al Estado en la gestión de los asuntos económicos y reprimiendo cualquier tipo de libertad ciudadana.
Tras la derrota del nazismo y el fascismo en la Segunda Guerra Mundial por las fuerzas de la democracia liberal, liderada por EEUU, en alianza con las fuerzas socialistas de la URSS, se proclamaron dos textos universales que fueron los pilares de los derechos de las personas y de las naciones. En la Carta de las Naciones Unidas (1945), se establece la soberanía de las naciones como ámbito y base para el ejercicio de la democracia, y en la Declaración Universal de los Derechos humanos (ONU 1948) se establecen los derechos de las personas, que singularmente se dividen en dos apartados muy diferenciados, los concernientes a los derechos civiles, artículos 1 al 21, y en el segundo apartado los derechos sociales, artículos 22 al 30.
La percepción de la democracia al término de la Segunda Guerra Mundial, se manifestaba de manera desigual en los tres espacios geopolíticos que se dividió el mundo.
En el primer Mundo, compuesto por EEUU y los imperios coloniales europeos, la democracia se basó en el sufragio universal al que se había incluido el sufragio universal femenino, aunque los derechos civiles de las minorías étnicas, como la afroamericana en EEUU, no se reconocerían hasta los años setenta del siglo XX. Estas democracias continuaban ejerciendo un poder dictatorial y militar en las colonias, de tal manera que ser demócrata, invasor colonial y negador de los derechos de las minorías era percibida de forma natural por los demócratas occidentales de esa época.
El Segundo Mundo estaba formado por los países socialistas industrializados, agrupados en la URSS, en este ámbito, los fundamentos originales de la democracia socialista entendida como la libre elección con pluralismo político en comunidades de base nunca llegaron a aplicarse, siendo la burocracia del partido único quien regiría el Estado; los éxitos sociales de mejora de la vida de la población se estancaron a la vez que el Estado soviético se convirtió en un imperio que sometía por la fuerza a los países de Europa del Este, mientras que la represión interna de los GULAG se ocultaba a la mayoría de la población. La percepción de la democracia en Rusia era escasa, pues Rusia había pasado del Antiguo Régimen totalitario Zarista al totalitarismo soviético.
Por último estaba el Tercer Mundo, en el que, por una parte, en los territorios colonizados en Asia y África la percepción de la democracia se asociaba exclusivamente a la soberanía de la nación y la expulsión de los invasores coloniales, aunque una vez alcanzada la misma, las mayorías sociales arraigadas a las formas tradicionales de dominio de regímenes absolutistas, aceptaron la dirigencia elitista de los nuevos mandatarios sin llegar a percibir la democracia como un conjunto de derechos individuales y sociales, lo que dio lugar en muchos casos a gobiernos despóticos de los grupos armados que habían liderado la lucha por la independencia.
Dentro de este espacio geopolítico, Latinoamérica, fue diferente. EEUU ejerció su influencia de la mano de oligarquías nacionales, impidiendo que las libertades civiles y el sufragio universal sirvieran para cuestionar la propiedad privada y transformar la economía de estos países en beneficio de la mayoría de la población, cuando esto ocurría, las fuerzas militares se imponían a través de un golpe de Estado, implantando sanguinarias dictaduras, como pasó en Chile con el gobierno de Salvador Allende. La percepción en sectores de la población de que el sufragio universal no servía para introducir cambios sociales comenzó a cuestionarse (lo mismo que pasó tras la comuna de París en 1871), y un movimiento guerrillero, que ya había tenido éxito con la toma del poder en Cuba, se extendió por América Latina como forma de acabar con el poder militar de las oligarquías dominantes y el respaldo que EEUU les otorgaba.
El espacio soviético colapsaría a finales del siglo XX, en el mismo incidieron varios factores, entre los que caben destacar: 1º, la formación de grupos económicos de poder que pretendían reformar el Estado para que se les reconociera su nuevo estatus económico y que se privatizaran las propiedades del Estado (al igual que lo exigió la burguesía del siglo XIX en las desamortizaciones de las inmensas propiedades de la tierra de la Iglesia y los nobles); 2º, el deterioro de los servicios sociales que el Estado había abandonando al dar prioridad a la carrera armamentística como consecuencia de la Guerra Fría, en detrimento del desarrollo de una industria de consumo, con lo que su industria quedó, respecto de la occidental, productivamente anclada en el pasado, y 3º, por la creciente percepción en la sociedad de los países de la URSS de instaurar procedimientos de transparencia democrática y el sufragio universal.
China, tuvo su primer contacto con la democracia en la revolución de 1911, tras el fin de la dinastía imperial Qing (1644-1911) y la instauración de la Primera República de China bajo el liderazgo del Doctor Sun Yan Sent. La percepción de la democracia se fundamentaba en recuperar la soberanía nacional de importantes partes del territorio Chino sometidas a los imperios coloniales europeos y modernizar la nación sacándola del régimen feudal heredado de la dinastía Qing. Tras la invasión de China iniciada por Japón en 1931, estos retos se hicieron más notorios. El Kuomitang y el PCCh se unirían para expulsar a los japoneses, y al término de la Segunda Guerra Mundial, tras la derrota de Japón; el Kuomitang y el PCCh protagonizaron una guerra civil que terminaría en 1949, año en el que se proclamaría la actual República Popular de China. En los primeros años de la república, la percepción de la democracia en China estuvo vinculada con aciertos y errores a la modernización del país, apoyada por la URSS, pero en los inicios de los años sesenta, las pretensiones de la URSS de tutelar a China desembocó en un enfrentamiento abierto entre estas dos potencias en la forma que debían entenderse las relaciones entre naciones y la construcción del poder popular socialista, cuestión que daría lugar en China a la Revolución Cultural (1966-1976), la misma, fue una lucha civil en la que participaron cientos de millones de personas en amplias movilizaciones de masas y enfrentamientos armados entre quienes pretendían un ideal de democracia socialista, basado en comunas populares en oposición a la que consideraban la degradación burocrática e imperialista de la URSS, y quienes veían en la Revolución Cultural una fuente de atraso de China que la encerraba en una ilusión izquierdista. La ruptura de China con la URSS se plasmaría con el establecimiento de relaciones de China con EEUU en los años setenta y, tras el ascenso de Deng Xiao Ping al liderazgo del PCCh, se pondría fin a la oscura etapa de la revolución cultural. China continuó con su política de modernización económica y abrió un proceso de reforma y apertura política para ir transitando progresivamente de un sistema feudal de tradiciones absolutistas hacía una democracia cuyos perfiles finales están por definir.
En este recorrido histórico de la humanidad, sujeto a grandes crisis económicas y políticas, se aprecia como la emergencia del espíritu o percepción de la democracia, avanza; si bien, lo hace con avances y retrocesos debido a la lucha de intereses y la fuerza con la que a veces emergen las tradiciones totalitarias del pasado como han sido el fascismo o el totalitarismo en sus diversas facetas.
Pero en todo proceso histórico hay acontecimientos que marcan el inicio de una nueva era en la forma de entender la democracia. La independencia de EEUU abrió la etapa que pondría fin al Antiguo Régimen y daría paso a la soberanía de las naciones, aunque luego esta nación devino en el horror de la utilización de armas atómicas contra Japón, la exportación de cruentas guerras como la de Vietnam o Irak y el flagelo de los golpes de Estado en Latinoamérica y la cárceles secretas de la CIA. La revolución rusa abrió una esperanza, en la creencia que la democracia social además de la política era posible, aunque luego devino en el horror de un sistema totalitario plagado de GULAG.
La crisis civilizatoria mundial que toma relevancia en el siglo XXI, tras la crisis económica iniciada en el 2008, al igual que en otras crisis civilizatorias del pasado, también va a poner a prueba el espíritu emergente de la democracia.
Si tuviéramos que imaginar una democracia universal, está tendría que fundamentarse en poner al conjunto del género humano como sujeto central de la democracia por encima de los intereses de minorías sociales o naciones. Esta democracia debiera poder representar las particularidades de cada nación pero también debiera hacer prevalecer los derechos civiles y el sufragio universal de todo el género humano en la marcha de los asuntos políticos, económicos, sociales y culturales. Esta democracia sería la plenitud de la emergencia histórica del espíritu de la democracia.
En ese objetivo, al igual que en el pasado hubo hechos y naciones que marcaron la marcha de la humanidad, ahora también hay hechos y naciones que marcan esa impronta y, por el contrario, también están quienes que se autoproclaman como los paladines de la democracia y en realidad se están mostrando como regímenes vacíos dominados por los intereses de grupos de presión económicos.
Entre los que marcan el ejemplo a seguir están algunos países latinoamericanos como Brasil, que partiendo de profundos desequilibrios socioeconómicos construye una democracia respetuosa con los derechos civiles y al servicio de las necesidades sociales de la población. Un ejemplo, que trasciende fronteras particularmente hacia todo Latinoamérica y el África Austral. La percepción de la democracia en Sudamérica ha surgido del combate a dictaduras neoliberales y de la necesidad de que la democracia no solo debe ser política sino también social, en resumen, no debe quedarse en los 21 primeros artículos de la Declaración de los Derechos Humanos sino que los 21 primeros artículos deben servir para cumplimentar los 30 de esta declaración.
Tras la crisis iniciada en el 2008, entre los que marcan la vaciedad de la democracia están los países de la UE o EEUU donde las opciones de los electores se sitúan en un plano donde no pueden decidir sobre la marcha de los asuntos económicos, pues, los mismos están secuestrados en manos privadas, sin que constitucionalmente un elector vote al partido que vote pueda modificar ese principio. Las finanzas occidentales que son las que rigen la orientación y la marcha de la economía de los países industrializados están sustraídas del control democrático. La percepción de la democracia de occidente no solo carece de sentido social, sino que desprecia la soberanía de las naciones. Un auto proclamado demócrata como el presidente francés Hollande, no tiene ningún reparo en manifestar que es necesario invadir Siria, o el presidente de EEUU ve normal bombardear civiles en Afganistán y mantener un campo de concentración como el de Guantánamo.
Rusia, en base a las experiencias del pasado esta madurando su percepción de la democracia, la misma sigue basándose principalmente en el valor de la soberanía y progresivamente, con altibajos, los derechos civiles se abren paso. Su percepción en las relaciones democráticas internacionales es de respeto entre naciones, y el entendimiento de la economía es, en la mayoría de la ciudadanía, que debe servir a la mayoría de la sociedad, a diferencia de la última década del siglo XX que estuvo al servicio de minorías privilegiadas
En los países árabes, si bien es el mundo donde más atrasado está el espíritu de la democracia, se está abriendo un nuevo capitulo en el entendimiento de la misma, no solamente como soberanía de la nación, sino en base a reglas constitucionales que la rijan, acabando para ello, con la saga de familias autoritarias que han venido gobernando. No obstante, en el mundo árabe siguen latentes, la lucha de quienes quieren asomarse a los procedimientos democráticos y de quienes únicamente quieren cambiar dictaduras de un signo por otro, como es el fundamentalismo sunnita patrocinado por las monarquías absolutistas árabes. Egipto tiene por delante un largo recorrido político en el que su acierto en la institucionalización de procedimientos democráticos en conjunción con un desarrollo económico inclusivo puede generar nuevas sinergias democráticas para liderar el renacer islámico, aislando a las retrogradas y feudales monarquías árabes.
En China, la percepción de la democracia, es estricta con su soberanía, fruto de la amarga experiencia de haber pasado de ser la nación más brillante de la humanidad a ser humillada en el reciente pasado por el colonialismo Occidental y japonés. En las relaciones internacionales mantiene una sólida concepción democrática basada en los cinco principios de la coexistencia pacífica, y que le está permitiendo ganarse la confianza política y económica de la mayoría de los países en desarrollo, particularmente en el África Austral y Latinoamérica. En el plano interno su proceso de reforma y apertura tiende a ajustarse a la percepción que la mayoría de la población va adquiriendo de los derechos democráticos. Pero China tarde o temprano tendrá que abordar un tema fundamental y es la reconciliación política con el Kuomitang gobernante de Taiwán. Aunque en el terreno económico y social la parte continental de China y Taiwán están avanzando en la confianza mutua, la reconciliación con el Kuomitang debiera permitir que este partido, que no es solo taiwanes sino que es un partido político con vocación de ámbito chino, pueda comenzar a desarrollar su actividad política en la parte continental de China. Si bien, la forma de hacerlo debiera ser fruto de un consenso político entre ambos partidos, el inicio de la actividad política legal del Kuomitang en China continental abriría las puertas al desarrollo pleno de la democracia en China.
La emergencia del espíritu de la democracia como valor político y social, resumida en el cumplimiento integro de la Declaración de los Derechos Humanos de 1948 y de la Carta fundacional de las Naciones Unidas, es una necesidad de la mayoría de la humanidad, y por ello, seguirá avanzando, ahora el peligro principal viene de quienes no quieren perder su estatus mundial frente al ascenso de los países en desarrollo, y para ello levantan en sus latifundios mediáticos la bandera de la democracia para combatirla halla donde no les interesa, promoviendo guerras, complot y golpes de Estado, particularmente contra los gobiernos progresistas de América Latina, pues temen que sus éxitos democráticos y sociales sirvan de ejemplo a otros países del mundo.
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03/07/2012
NOTICIA. El PRI se proclama vencedor de las elecciones en México
Comentario
México. Pasado o refundación del futuro
Tras una larga campaña electoral, los resultados electorales en México eran esperados por saber quien sustituiría al fracasado gobierno derechista del Partido Acción Nacional (PAN). El final político del PAN, ha sido el fracaso del continuismo político dado por este partido a las anteriores políticas del Partido Revolucionario Institucional (PRI), sustentadas en los intereses de los poderes oligárquicos mexicanos, y que en el transcurso del tiempo dieron lugar a un desarrollo económico anárquico y una desordenada transformación del sistema rural al urbano que ha llevado al hacinamiento en bolsas urbanas de pobreza de gran parte de la población, a la vez que la riqueza se ha concentrado en reducidos sectores sociales. A ello, se ha venido a añadir el flagelo de la violencia de los grupos terroristas mafiosos vinculados al narcotráfico, asentados en México por ser la puerta de entrada al mayor mercado consumidor de cocaína del mundo, EEUU.
Las responsabilidades de estos profundos desequilibrios socioeconómicos en México son fruto del pasado, y de los partidos políticos que lo han gobernado, el PRI durante casi todo el siglo XX, y el PAN en el siglo XXI.
Económicamente, las políticas neoliberales impulsaron un crecimiento basado en la mano de obra barata en fábricas de ensamblaje manufacturero para EEUU, a la vez, EEUU se convirtió en el centro receptor de inmigración de la población mexicana, de tal manera, que más del 90% de los emigrantes mexicanos se ubican en EEUU, lo que ha permitido el envío de remesas de dólares a México, por otra parte, México es un importante productor petrolero, actividad que representa casi el 10% del PIB.
Pero la crisis económica del 2008 está poniendo en entredicho las bases del desarrollo económico de México, pues, el flujo migratorio hacia EEUU cada vez encuentra más impedimentos legales, a lo que se añade la paralización de la economía de EEUU que actúa como elemento disuasorio; la caída del consumo en EEUU está retrayendo la actividad económica de las productos manufacturados, y la falta de políticas agrarias para fijar la población rural a la tierra, hace que el éxodo hacia los suburbios urbanos continúe. Todo ello, propicia que el desempleo entre los jóvenes haya aumentado, al igual que el sector informal, sector, en el qué, por su carácter sociológico e ideológico desestructurado, se hacina un lumpen que es un vivero de jóvenes reclutas para las actividades del narcotráfico.
La proclamada victoria del PRI en las elecciones del uno de julio, ha sido un alivio para los sectores oligárquicos mexicanos y para EEUU. El PRI no solo representa el pasado, sino que representa el continuismo de las políticas del PAN que a su vez dio continuidad a las anteriores del PRI. Estos partidos carecen de independencia política para sustraerse a los intereses de los poderes fácticos económicos que ante el fracaso del PAN y a falta de alternativas en la derecha política han apostado por resucitar, con una lavado de cara mediático, el PRI.
En el otro extremo político se encuentran los marginados del sistema y los intelectuales progresistas que aman a su nación y pretenden sacarle del estado de postración en la que se encuentra por estar subordinada al interés de minorías económicas mexicanas y el tutelaje de EEUU.
El Movimiento Progresista liderado por López Obrador, se abre paso como una alternativa que, con características propias, persigue los mismos objetivos que Brasil, Bolivia, Venezuela o Argentina, a saber, el desarrollo económico inclusivo en favor de las mayorías sociales que décadas de neoliberalismo las han marginado de los beneficios económicos arrastrándolas al sector informal.
Este movimiento es el del futuro de México, si bien todavía tendrá que superar muchas dificultades: internas del propio movimiento político para alcanzar un grado más elevado de unidad de sus participantes; institucionales para acabar con la sombra permanente del fraude en todas las elecciones habidas en México, y programáticas con el objetivo claro de que México necesita un refundación del Estado mediante una asamblea constituyente que fundamente en lo político la transparencia y la rendición de cuentas mediante mecanismos plesbicitarios, y en lo económico asegure la titularidad pública de los sectores estratégicos, determinando a su vez, la inclusión social como base del desarrollo económico.
El Movimiento Progresista, tiene por delante la responsabilidad y la ingente tarea de forjar una alternativa para poner fin a décadas de corrupción de los grupos de poder mexicanos y del tutelaje del patrón del Norte. Un pensamiento nuevo, como el que necesita México, no puede poner su techo únicamente en metas sectoriales, debe ir a los fundamentos, es decir, a la refundación constitucional, tal y como lo hicieron Venezuela, Bolivia o Ecuador.
Al movimiento progresista mexicano no le debe bastar el respaldo de una mayoría de la población, solo puede ganar cuando tenga una abrumadora mayoría contra la que se estrellen las manipulaciones mediáticas, los fraudes electorales y las intrigas de EEUU.
Esa abrumadora mayoría es posible gestarla en México porque, en el actual contexto de crisis, con el ascenso al poder del PRI, los poderes fácticos mexicanos tal vez estén agotando su última bala, ya que el PRI, no puede cambiar el futuro a favor de un desarrollo económico que acabe con la pobreza y la  marginalidad, debido a las ataduras políticas que le unen a los grupos de poder.
Seis años tiene por delante el Movimiento Progresista de oposición al PRI para fraguar la que debe ser una nueva era en la historia de México. Años donde los éxitos de los países sudamericanos le harán mirar más hacia el Sur y menos hacia el Norte. Una nueva era en la que México acabe con su decadencia y pueda aspirar a formar parte de los países emergentes articulando su economía en beneficio de la mayoría de la población, fomentando su propio desarrollo tecnológico y productivo y recuperando la soberanía en política exterior.