Agosto 2012



30/08/2012

NOTICIA. Un estudio realizado por la Universidad de Estocolmo, junto a científicos de otros países, señala que la subida de las temperaturas está produciendo la descongelación del permafrost (suelo semipermanentemente congelado) activando así los depósitos de carbono orgánico.

NOTICIA. El estudio científico llevado a cabo en la Antártida, por la Universidad de California de Santa Bárbara, revela que el casquete glacial del Antártico esconde vastas reservas del gas metano del orden de 4.000 millones de toneladas, más de 10 veces superiores al volumen del carbón almacenado en las zonas septentrionales árticas del permafrost.

Comentario

Dos inquietantes revelaciones científicas sobre sumideros naturales de gases de efecto invernadero

La investigación realizada en el Ártico Siberiano basada en muestras geoquímicas (sedimentos, permafrost, agua, aire y material particulado) a lo largo de 8.400 kilómetros de la plataforma continental indica que unos dos tercios de este carbono contenido en el permafrost, unos depósitos que en algunos casos se remontan a la última glaciación hace 40.000 años y que se mantienen inactivos al estar congelados y actuar el hielo como "tapón"; debido al progresivo colapso térmico del permafrost costero, ese carbono se irá escapando a la atmósfera en forma de CO2.
El análisis apunta que la liberación del carbono ártico, causada por la degradación y la erosión debidas al deshielo, podría alcanzar los 44 millones de toneladas al año, cantidad diez veces superior a lo que se estimaba con anterioridad. Y aunque este ritmo actual de emisiones de carbono a lo largo de la costa noroeste siberiana todavía no está afectando de forma sustancial a los niveles de CO2 en la atmósfera global (un 0,14% del total)*, los trabajos demuestran que el proceso está en marcha. La coautora de la publicación de esta investigación Sánchez-García subraya que estas alteraciones son cada vez más rápidas lo que provocan un círculo vicioso.
"Formas de carbono orgánico hasta ahora inactivas se están emitiendo a la atmósfera en forma de gases de efecto invernadero que a su vez provocan más calentamiento que liberará más carbono inactivo, una tendencia que se está viendo es cada vez mayor".
La región costera del Ártico, (en una superficie aproximada de un millón de kilómetros cuadrados) concentra gran cantidad de los depósitos planetarios de carbono orgánico terrestre.

Si ya de por sí esta noticia es inquietante en cuanto al efecto multiplicador que pueden experimentar las emisiones en forma de CO2 a la atmósfera, la noticia revelada por el estudio científico llevado a cabo, por la Universidad de California en Santa Bárbara, EEUU, en la Antártida, revela que el casquete glacial del Antártico esconde vastas reservas del gas metano del orden de 4.000 millones de toneladas, más de 10 veces superiores al volumen del carbón almacenado en las zonas septentrionales árticas del permafrost. Esta concentración de carbono, es la herencia de un período de hace 35 millones de años, en que organismos vivos vivían en la que es hoy la Antártida en un clima mucho más cálido que el de ahora. Slawek Tulaczyk, profesor de la Universidad de California uno de los participantes en la investigación afirmó, que un proceso avanzado de deshielo podría liberar este gas en cantidades suficientes como para que influyan de forma determinante en  el cambio climático global.

La concentración de dióxido de carbono en la atmósfera, principal elemento del efecto invernadero que impide la salida de parte de la radiación nocturna terrestre al espacio exterior, debido a la actividad industrial basada en fuentes de energía fósiles, ha pasado de 280 ppm en la época preindustrial en el año 1750, a 389,6 ppm en el año 2010 según la medición de WMO. Con la progresiva concentración de gases de efecto invernadero la atmósfera se está haciendo más opaca atrapando la radiación en mayores longitudes de onda, de tal manera que la radiación nocturna que en años precedentes salía al espacio exterior, va quedando atrapada en la troposfera, impidiendo que ésta se enfríe en el grado que lo hacia, por ejemplo, en el periodo preindustrial. El calentamiento atmosférico como consecuencia del efecto invernadero tiene una mayor incidencia relativa en los ámbitos climáticos más fríos, pues las mayores longitudes de onda de la radiación nocturna terrestre están en en función de la menor temperatura, lo que está acentuando el deshielo en los ámbitos climáticos donde las temperaturas oscilan en torno a los cero grados centígrados, afectando particularmente a los glaciares de montaña; a la reducción progresiva de la banquisa antártica en el verano boreal, y a la menor ampliación de la misma durante el invierno boreal.
La disminución anual de la banquisa y  el retroceso de los glaciares de montaña incide en que la reflexión solar hacia el espacio exterior sea menor aumentando por efecto colateral la temperatura diurna. No obstante, los efectos colaterales que se pueden destapar con la disminución del permafrots helado en la zona del ártico y en el caso de que el deshielo afectase a la superficie continental de la Antártida, podría hacer que todos los intentos por disminuir la emisión de gases de efecto invernadero lleguen tarde y sirvan de poco sino se actúa con premura para cortar a tiempo las emisiones de gases de efecto invernadero producto de la actividad humana y que pueden desencadenar el destape incontrolado de sumideros naturales de CO2 y otros gases de efecto invernadero.

Los riesgos apuntados en estos dos estudios, debieran hacer reflexionar a los mandatarios mundiales en favor de una acción más decidida para alcanzar una gobernanza mundial que modifique el vigente sistema competencial mundial, excluyendo del mismo la externalización de costes en formas de emisiones de gases contaminantes como ventaja competitiva, y la creación de un fondo financiero mundial, con aportaciones de las naciones basado en emisiones per capita, para la implementación a escala planetaria de sumideros artificiales y naturales de captura y almacenamiento de los gases de efecto invernadero .
Si no se llega a tiempo, el deshielo de gran parte de las plataformas continentales heladas puede ser una realidad para finales del presente siglo lo que pude hacer que desaparezcan de la faz de la tierra todas las playas y ciudades costeras donde habitan actualmente el sesenta por ciento de la humanidad.


* En el año 2010 se emitieron a la atmósfera 30.600 millones de toneladas métricas de CO2

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24/08/2012

NOTICIA. Francia indicó que está preparada para tomar parte en la implementación de una zona parcial de exclusión aérea, en Siria.

Comentario

La política internacional de las amenazas

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, admitió el pasado lunes, 20 de agosto, la posibilidad de autorizar una intervención militar en Siria ante el descontrol de las armas químicas. El ministro francés de Defensa Jean-Yves Le Drian instó a considerar un respaldo a la zona de exclusión aérea sobre partes de Siria. El Reino Unido amenazó con asaltar la Embajada en Londres para detener a Assange. Merkel y Hollande exigen a Grecia que cumpla para seguir en el euro. El canciller de Israel, Avigdor Lieberman, pidió al “cuarteto” para la paz en Oriente Próximo estimular una más rápida celebración de las elecciones en Palestina con el fin de destituir al jefe de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas. El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, y el titular de Defensa, Ehud Barak, están a favor de lanzar un ataque contra las plantas nucleares de Irán en otoño próximo….

De acuerdo con la Carta de la ONU, todos los países miembros de la organización deben abstenerse de lanzar amenazas de empleo de la fuerza contra la integridad territorial y la independencia política de cualquier nación, tal y como se expresa en la citada Carta de la ONU, Capitulo Primero, artículo 2º apartado cuarto: Los Miembros de la Organización, en sus relaciones internacionales, se abstendrán de recurrir a la amenaza o al uso de la fuerza contra la integridad territorial o la independencia política de cualquier Estado, o en cualquier otra forma incompatible con los Propósitos de las Naciones Unidas.

Los medios de comunicación occidentales casi a diario, incluyen entre sus titulares una lista de amenazas de las potencias occidentales contra países débiles. Prudentemente o maliciosamente se abstienen o son más comedidos frente a otras potencias como China, Brasil o Rusia.
La política de intimidación forma parte de la tradición de los viejos imperios coloniales europeos y de EEUU como sucesor de esa tradición. Las naciones asediadas tienen dos opciones: plegarse a las exigencias de las amenazas o rebelarse ante las mismas. Un país que se pliega a las amenazas pierde su libertad como nación, pues una vez que ha cedido, la potencia amenazadora se envalentonará y proseguirá con las mismas hasta conseguir su total sumisión.
En ocasiones, algunos países, ante las presiones piensan que la política de apaciguamiento con las potencias agresivas es la mejor medida para evitar agresiones y pretenden conciliar con las mismas, pero ya se vio en la última guerra mundial, que las políticas de apaciguamiento ante las potencias que se rigen por ambiciones hegemónicas solo son un signo de debilidad ante las mismas, lo que les permite actuar con redoblada fuerza.
En los tiempos actuales, la inutilidad de la política de apaciguamiento, se vio en el Consejo de Seguridad de la ONU con la aprobación de la resolución 1973, por la que se autorizaba a la OTAN a crear una zona de exclusión aérea en Libia. Rusia y China, abrumados por la campaña mediática occidental y las presiones de los países de la OTAN en contra del régimen de Gadafi, entraron en el juego de la política de apaciguamiento dando su visto bueno a esa resolución. La realidad de los hechos demostraría a posteriori, el error de esa aprobación. La OTAN, interpretó a su antojo tal resolución, bombardeo sin piedad en las ciudades donde las fuerzas leales a Gadafi presentaron mayor resistencia, y al final consiguieron su propósito de derrocar un gobierno rebelde a sus intereses y sustituirlo por otro afín a los mismos, tras dejar un país devastado por la guerra y sumiso en su debilidad a Occidente. La frase de un alto representante político de Francia en la que afirmaba que el dinero invertido en la guerra contra Libia, se recuperaría con creces, se hizo realidad.
Tras el triunfo de la OTAN en Libia, el siguiente paso fue intentar reproducir el guión libio en Siria, exigiendo a Rusia y China, la aprobación de una intervención en Siria. China y Rusia, tras la experiencia de Libia se dieron cuenta del error que supone la política de apaciguamiento con la OTAN y se han negado en rotundo a apoyar una intervención de fuerzas extranjeras en Siria.
En el otro extremo de la actuación frente a las amenazas de las potencias occidentales hay que situar la actitud adoptada por Ecuador ante la amenaza de Gran Bretaña de violar la embajada de Ecuador en Londres para arrestar al fundador de Wikileaks unas horas antes a la decisión de Ecuador de concederle asilo diplomático. La postura esperada por Gran Bretaña, era que ecuador cedería ante la amenaza, pero no fue así, y Ecuador concedió el Asilo diplomático a Julián Assange y buscó respaldo en la UNASUR. La respuesta contundente de este organismo a las pretensiones británicas ha hecho, por el momento, retroceder a Gran Bretaña.
Esta experiencia demuestra que por encima del poderío económico y militar de las potencias que utilizan la amenaza en las relaciones internacionales, el valor de la unidad, en este caso el de las naciones de la UNASUR, es lo que otorga fuerza frente a los desmanes de quienes se creen que el mundo les pertenece. Lo que supone un valioso precedente como ejemplo para los países en desarrollo que pueden ver como la unión de sus fuerzas es vital si quieren librarse de las amenazas, los complots, las injerencias y las guerras de agresión.
Occidente actúa bajo la tradición de quienes se consideran de facto superiores en el mundo y creen que la mayoría de la humanidad debe servirles subordinándose a sus dictados. Esta forma de actuar supremacista ha tenido en el pasado sus diferentes variantes, bajo el Imperio Británico se expresaba, en la superioridad de la civilización Occidental frente a los pueblos atrasados, en el caso del Imperio Alemán tuvo su máxima expresión en la superioridad de la raza germana. Después de la Segunda Guerra Mundial, lo está siendo la ideología del Destino Manifiesto arraigada en los poderes fácticos más conservadores de EEUU, y la ideología de los sectores ultranacionalistas israelitas de considerarse el pueblo elegido por Dios, al que deben subordinarse el resto de pueblos del planeta.
Esta forma de pensar supremacista la expresó claramente el candidato republicano a la presidencia de EEUU Willard Mitt Romney, quien en su última visita a Israel menosprecio a los palestinos afirmando que el mejor desempeño económico de los israelíes se debía a las diferencias culturales, y no a décadas de ocupación israelí. Forma de pensar muy arraigada en EEUU pues en la pugna electoral, tanto Romey como Obama, en política internacional están sumidos en una carrera por demostrar quien es más agresivo, con los proclamados enemigos de EEUU. Ronmey acusando  a Obama de ser condescendiente con Venezuela, Irán y Siria, expresando que él sería mucho mejor amigo de Israel que Obama; sería más duro con Irán, y reconocería Jerusalén como la capital del Estado judío. Obama como forma de ganar electores, ha contrarrestado amenazando a Siria e Irán con la intervención militar.
Las prácticas supremacistas, basadas en diferentes ideas que rigen el accionar político de Occidente, son la antítesis del pensamiento secular tanto de movimientos laicos como de diferentes religiones de considerar la redención del conjunto de la humanidad de los flagelos que la abaten como el hambre, la pobreza, y la opresión política, como el fundamento ideológico principal que debiera impulsar la acción política y social  de los gobiernos del mundo.
La humanidad precisa de la integración económica y política mundial para alcanzar una civilización en el que los dirigentes políticos de las naciones entiendan que el bienestar de cada nación se debe situar y servir al bienestar del conjunto de la humanidad en armonía con el medioambiente. Pero, para ello, previamente tendrán que salir derrotadas las ideologías y prácticas supremacistas en las relaciones internacionales actualmente dominantes en Occidente, por las cuales, sus gobiernos, medios de comunicación y gran parte de la sociedad se creen con la autoridad para verter amenazas contra terceros países o desencadenar guerras de agresión, en contraposición flagrante de los principios que dieron lugar a la ONU en un momento histórico que, tras una devastadora guerra, todas las naciones comprendieron la importancia del respeto entre naciones, y que Occidente parece estar olvidando.

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20/08/2012

NOTICIA. El secretario de la ONU Ban Ki-moon, asistirá a la XVI Cumbre del Movimiento No Alineado (NOAL) que se celebrará en Teherán, la capital de Irán los días 26 y 31 de Agosto

NOTICIAA la próxima reunión del NOAL tiene previsto asistir el presidente Egipcio Mohamed Morsi quien en representación de Egipto entregará la presidencia rotativa del movimiento a Irán

Comentario

El alineamiento y la dignidad de la soberanía

El (NOAL) o (MNA) es un movimiento de naciones heterogéneo que surgió durante el conflicto geopolítico mundial de la “Guerra Fría” en la segunda mitad del siglo XX, como respuesta al no alineamiento en los bloques participantes en esa confrontación. Una vez finalizada la Guerra Fría, el NOAL ha continuando como un movimiento que se define principalmente por su defensa de las bases fundacionales de las Naciones Unidas, relativos a la independencia política y la soberanía de los Estados, la no intervención en asuntos internos de los países y la solución de los conflictos sin recurrir a amenazas ni al uso de la fuerza, ejerciendo una política independiente basada en la coexistencia de los Estados con diferentes sistemas políticos y sociales. En el NOAL participan la mayoría de países en desarrollo del mundo particularmente de África, Asia y Latinoamérica. En la citada cumbre los participantes discutirán un número de asuntos políticos y económicos, así como los recientes acontecimientos regionales e internacionales.
Los países desarrollados desprecian este movimiento porque lo consideran como un foro vacío de contenido en el que su gran diversidad política y geográfica les impide tomar decisiones que puedan comprometer a todos sus miembros. Y la realidad de los hechos es que las decisiones del NOAL escasamente han influido posteriormente en las políticas que cada país práctica. Por ejemplo, dos países como son Arabia Saudita e Irán que forman parte del NOAL su política exterior es totalmente diferente. Mientras que Arabia Saudita sirve a los intereses de EEUU en la región del golfo pérsico, Irán es un enemigo de EEUU.
No obstante, si bien el NOAL es un movimiento heterogéneo, las coincidencias del mismo se muestran en la necesidad de caminar en la política de paz y desarrollo y respeto entre naciones para alcanzar la prosperidad económica de sus respectivas sociedades. En esa dirección, las experiencias acumuladas más importantes de países no alineados son las protagonizadas en Sudamérica con la formación del MERCOSUR y la UNASUR, y que pueden ser un referente para el resto de países en su política de soberanía y de unidad para su avance económico.
Las políticas para alcanzar la prosperidad inclusiva de las mayorías sociales en los países en desarrollo tienen que ver con las actitudes de los gobernantes de las cuales emanan las políticas. En Sudamérica las actitudes ideológicas, que han permitido impulsar las políticas para su desarrollo autónomo, han sido las de la dignidad de la soberanía y la unidad de los países en el marco regional. La última resolución de la UNASUR apoyando por unanimidad a Ecuador en su decisión soberana sobre el asilo diplomático al fundador de Wikileaks, Julián Assange, y el rechazo a las amenazas británicas de violar su sede diplomática en Londres, muestra como la prepotencia del viejo imperio de la anacrónica monarquía británica puede ser derrotada en el área internacional.
Tras las luchas de emancipación colonial Occidente tuvo que aceptar la independencia de la mayoría de las naciones que constituyen actualmente el NOAL, pero les asignó el indigno papel de la subordinación neocolonial, la cual solo puede ser superada constituyendo alianzas socioeconómicas regionales para  alcanzar la que debiera ser su segunda descolonización, que les permita salir de la pobreza y el aislamiento en la marcha de los asuntos mundiales. Esta segunda descolonización no solo se necesita como fundamento del desarrollo poscolonial sino que es el paso que precisa el género humano para que la riqueza mundial no sea mayoritariamente patrimonio de unas pocas naciones desarrolladas.
El surgimiento de sólidas alianzas regionales con características afines a la UNASUR y el MERCOSUR en las regiones del Sudeste Asiático, África Austral, África Oriental y Occidental, Norte de África, Oriente Medio, etc., permitiría dar un mayor peso político a los países en desarrollo en las relaciones internacionales.
Las grandes potencias occidentales, como se está viendo en Sudamérica, están en contra de la formación de estas alianzas regionales pues ello debilita su posición hegemónica en el mundo, al impedirles presionar individualmente a los países más débiles para que acepten sus exigencias o injerir directamente en ellos. Y es que en definitiva, la debilidad de los países en desarrollo es la fortaleza de Occidente, en su pretensión de continuar siendo el centro rector de la economía mundo, y que el resto de naciones sigan constituyendo una periferia subordinada.
Hay una región del mundo donde la política de alianzas se hace más urgente y necesaria para lograr la paz, y es la región del Cercano y Medio Oriente. A la próxima reunión del NOAL tiene previsto asistir el presidente Egipcio Mohamed Morsi quien en representación de Egipto entregará la presidencia rotativa del movimiento a Irán.
El actual presidente de Egipto está dando pasos efectivos a favor de la afirmación de la soberanía de su país. El despliegue de fuerzas militares egipcias en el Sinaí, que estuvo limitada por los acuerdos de CampDavid, y la relegación de la cúpula militar fiel a los dictados de EEUU e Israel, desde esos acuerdos en 1978, han sido dos pasos importantes en la recuperación de esa soberanía. Y sería importante que el tercer paso fuera el establecimiento oficial de relaciones diplomáticas con Irán, pues el mismo contribuiría a desarrollar la política de la solidaridad islámica por encima de las diferencias de las distintas corrientes islámicas; ayudaría a aislar a los impulsores de la lucha sectaria armada entre ramas del Islam, que son instrumentalizados por EEUU e Israel para sus fines hegemónicos, y obligaría a los países súbditos de EEUU en la región del golfo, particularmente a Arabia Saudita a tener que tomar partido por una política más soberana en la región.
En resumen, Los países del NOAL tienen un reto por delante y consiste en saber fraguar su segunda descolonización atendiendo las realidades concretas de la región geográfica donde están ubicados. Una segunda descolonización que solo es posible cuando los países en cuestión tengan el coraje de hacer de la dignidad de la soberanía su valor más preciado para emprender sin temor políticas autónomas. Valores éstos, por otra parte, que son los más fieramente combatidos y minusvalorados por los medios  de comunicación e intelectuales occidentales, porque los mismos son contrarios a la justificación para la injerencia en los asuntos de otros países.
Los países del NOAL que genuinamente aspiran al desarrollo tendrán que saber discernir entre quienes merecen su confianza y quienes no. Ejemplos como el de los países de la UNASUR, en los que la afirmación de su soberanía está contribuyendo eficazmente a implementar políticas de desarrollo e inclusión social pueden ser experiencias de referencia.

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16/08/2012

NOTICIA. Contrariamente a las recomendaciones de EEUU para aislar a Irán, el primer ministro de la India, Manmohan Singh, participará en la XVI Cumbre del Movimiento No Alineado (NOAL), a celebrar en Irán a finales de Agosto. La visita de Singh a ese país será la primera de un jefe de gobierno indio en más de una década. La India no observará medidas contra Irán distintas a las adoptadas por las Naciones Unidas y tiene previsto aumentar el comercio bilateral.

Comentario



Tras el agotamiento del ciclo económico neoliberal (1973-2008), los países desarrollados, persisten en reeditar un nuevo ciclo neoliberal, pero tal opción, debido a la quiebra del modelo consumista occidental por apalancamiento financiero de los consumidores, y como consecuencia de la desregulación financiera internacional que ha concentrado la renta inversión acumulada en el periodo neoliberal en fondos opacos especulativos, lo hace inviable, pues, esta renta inversión al carecer los Estados neoliberales de competencias sobre la misma no es posible traducirla en renta consumo, y ello conlleva que la renta inversión acumulada en manos privadas no genere crecimiento económico, lo que seguirá alargando y profundizando la crisis económica en los países industrializados.
La crisis de los países desarrollados incide negativamente en los países en desarrollo, debido a que su estructura económica históricamente se ha conformado como exportadora de materias primas para atender la demanda efectiva consumista de los países industrializados. No obstante, la prolongación de la crisis está generando en los países emergentes del Oriente asiático, Sudamérica y África austral la necesidad de realizar cambios en su estructura económica, para evitar ser arrastrados en una crisis de larga duración de los países desarrollados. Estos cambios implican una mayor integración en sus respectivos ámbitos geográficos, la apuesta por la innovación tecnológica y el comercio recíproco en el objetivo de alcanzar un desarrollo económico regional estructurado de los diferentes sectores económicos. Si bien, este proceso, como todo periodo de transición, será largo.
Occidente pretende seguir manteniendo el estatus de líder político mundial liderado por EEUU tras la Segunda Guerra Mundial. Ello conlleva su oposición a la emergencia de ámbitos económicos autónomos en el espacio poscolonial porque ello implica la fractura del modelo económico mundial de un centro rector occidental y una periferia subordinada al mismo como suministradora de materias primas y manufacturas basadas en mano de obra barata.
Esta contradicción de intereses en la nueva conformación de la estructura económica mundial se está traduciendo en una acentuada pugna en la superestructura ideológica y política internacional, que se expresa en la forma de entender las relaciones internacionales por parte de Occidente y por parte de las potencias y países emergentes.
Mientras que para Occidente liderado por EEUU la injerencia en los asuntos de las naciones que no se subordinan a su tutela está plenamente justificada en base a su auto-arrogada supremacía moral en derechos humanos por la que se confiere a si mismo un estatus especial para convertirse en el gendarme mundial velador de los mismos, para los países emergentes el valor supremo de las relaciones internacionales se fundamentan en primar la paz entre naciones por encima de otras consideraciones, en consonancia con los principios fundacionales de la ONU, por los que el respeto entre naciones con independencia de su sistema político es la base de las relaciones internacionales.
En el fondo de la cuestión, esta lucha en la superestructura ideológica y política en la forma de entender las relaciones internacionales, es la respuesta a las transformaciones en la estructura económica mundial. Los países emergentes que tienen capacidad política y económica para articular acuerdos regionales de desarrollo autónomo como son Rusia, China, India, Brasil y Sudáfrica necesitan de la paz, pues sus propias sinergias económicas les otorgan progresivamente mayor poder político económico en el escenario mundial, mientras que, los países industrializados sumidos en una crisis sin solución, parecen apostar por la vía de la injerencia y llegado el caso de la guerra para mantener el estatus hegemónico mundial anterior al inicio de la crisis en el 2008.
Tras la finalización de la Segunda Guerra Mundial la lucha de ideas en la superestructura ideológica y política internacional entre el centro económico mundial y la periferia del Tercer Mundo estuvo protagonizada entre la legitimidad de la lucha de las colonias por alcanzar su independencia y el discurso de las metrópolis dominantes por mantener las colonias en base al derecho histórico de conquista. En este periodo, la ideología de la guerra justa anticolonial para alcanzar la independencia se impondría al discurso de la opresión colonial dando lugar a la independencia de las colonias y la conformación de la mayoría de las naciones del denominado Tercer Mundo.
No obstante, si los países en desarrollo precisaron en el pasado de la guerra emancipadora para alcanzar su independencia, en los inicios del siglo XXI,  precisan de la paz como base para fraguar su prosperidad, por el contrario, los países occidentales rectores de la economía mundo precisan de la injerencia y, cuando es preciso, de la guerra, para impedir un cambio del modelo económico mundial que relegue su hegemonía mundial. Esta lucha entre la ideología de la paz y el desarrollo, liderada por los países económicamente emergentes, y la ideología de la supremacía moral occidental utilizada para atacar a los países que no aceptan su hegemonía, adquiere especial relevancia en los países que poseen abundantes recursos de materias primas.
Los países ricos en materias primas se pueden dividir en su relación con Occidente en dos grupos, por una parte, aquellos que defienden la soberanía de sus recursos, y por otra parte, los países donde el poder político y económico lo detentan minoritarias elites tuteladas por Occidente asumiendo de facto el rol de países súbditos. En el primer grupo soberanista destacan por su importancia, Rusia y China en el espacio euroasiático; los países más importantes de la UNASUR en Sudamérica, e Irán en Oriente Medio, y en el segundo grupo de naciones subordinadas a Occidente se sitúan particularmente las monarquías absolutistas del Golfo Pérsico.
Paradójicamente, los países del primer grupo son permanentemente asediados por Occidente y sus aliados siendo acusados de vulneraciones de los derechos humanos, mientras que las retrógradas monarquías del golfo pérsico regidas por la escuela sunnita más fundamentalista, en la que no existen elecciones, son considerados como países amigos sin que medien acusaciones de vulneración de derechos humanos. Ni tampoco se adjudican vulneración alguna en esa materia los propios países occidentales en las guerras de agresión protagonizadas contra Irak y Afganistán. Paradoja que muestra la falacia del discurso Occidental.
En la medida que vaya aumentando el poder emergente en la estructura económica de países como Rusia, China, India, Sudáfrica y Brasil, el enfrentamiento en la superestructura ideológica y política internacional se acentuará. Por parte Occidental se irá escorando hacia la justificación de la injerencia y de la guerra, particularmente contra los países que reúnen la condición de poseer abundantes recursos de materias primas, ser rebeldes a la tutela occidental y no ser temidas como potencias mundiales como lo son China y Rusia. En este bloque entran particularmente dos países, Venezuela en Sudamérica e Irán en el Oriente Medio, contra los que Occidente actúa directamente o a través de países “súbditos” interpuestos.

Occidente, a pesar de su retórica moralista de “paladín de los derechos humanos”, sólo puede ofrecer a los países en desarrollo el sometimiento neocolonial, pues el mismo, forma parte de la estructura económica mundial que precisa para mantener su tradicional modelo económico de ser el centro rector mundial con una periferia subordinada. Sin embargo, el triunfo de la ideología de respeto entre naciones, paz y desarrollo es la que puede abrir el camino hacia la prosperidad de los países donde se encuentra la mayoría de la humanidad.
El desenlace de la lucha ideológica en las relaciones internacionales es importante, pues el triunfo en la misma otorga al que la obtiene la iniciativa en el campo de la acción política internacional. Las potencias y países emergentes, donde vive la mayoría de la humanidad, no pueden permanecer al margen de esta lucha ideológica internacional, pues con ello, se sitúan permanentemente a la defensiva ante el discurso Occidental de justificación de la injerencia, cuestión que tendría que inducirles a reflexionar sobre un participación más activa en los grandes medios de comunicación mundiales en favor del respeto a los principios fundacionales de la ONU. Las palabras pronunciadas al respecto por Cristina Fernández presidenta de Argentina en unas de sus declaraciones son elocuentes: "siempre que nos derrotaron política y económicamente fue porque antes nos habían vencido culturalmente, por ello, la batalla que se debe dar es cultural, modificando los paradigmas sobre las inconveniencias de juntarnos entre los países sudamericanos".

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01/08/2012

NOTICIA. Venezuela se integra en el MERCOSUR

NOTICIA. Clinton inicia una gira por varios países de África

NOTICIA. EEUU aprueba nuevas sanciones contra Irán

Comentario

Movimientos geopolíticos

La prolongación de la crisis económica está perfilando nuevas realidades geopolíticas que apuntan a una progresiva transformación del mundo. Las regiones económicamente emergentes particularmente el oriente asiático; Sudamérica; Rusia con las naciones vecinas más importantes, y África Austral, están reafirmándose en proyectos de desarrollo progresivamente más integrados e independientes de Occidente.
En Sudamérica, con la inclusión de Venezuela en el MERCOSUR el bloque económico adquiere un nuevo valor no solo cuantitativo en cuanto al desarrollo comercial sino especialmente cualitativo por la complementariedad económica que, en el caso de Venezuela, va a permitir superar el modelo económico petrolero y abrirse a un desarrollo autocentrado y estructurado, es decir, de desarrollo equilibrado de su sector agrario, industrial y de servicios. El resto de países del MERCOSUR se beneficiaran de un mercado común con el país que tiene las mayores reservas probadas de petróleo del mundo. Argentina y Venezuela, ya suscribieron el primer acuerdo de cooperación entre las petroleras estatales YPF y PDVSA, para ampliar la exploración y refinación en ambos países, lo cual permite a Venezuela ser más independiente del refinamiento en EEUU y a Argentina ampliar el volumen de negocio de la recién nacionalizada YPF.
No obstante, desde el punto de vista geoestratégico la incorporación de Venezuela al MERCOSUR tiene su relevancia porque refuerza a su vez a la UNASUR como instrumento político regional pues la fortaleza económica del bloque, en su conjunto, abarca un ámbito geoeconómico que se extiende desde la Patagonia hasta el Caribe con una población de 270 millones de habitantes y se convierte en la quinta economía del mundo con un PIB de 3,3 billones de dólares, tras Estados Unidos, China, Alemania y Japón. Esta nueva realidad geopolítica nace con una vocación de ser integracionista pero al mismo tiempo de ser independiente.
Por otra parte, el estancamiento económico y el oscuro horizonte económico que se cierne sobre Occidente está impulsando no solo la vocación integracionista de los diferentes regiones en desarrollo del mundo, sino también la colaboración Sur > Sur. Brasil está ampliando su mercado con los países de África Austral, según los datos del Gobierno brasileño, entre enero y junio los productos brasileños que salieron del país con destino a África austral sumaron 5.532 millones de dólares, cifra superior a la que, por ejemplo, totalizaron las exportaciones a Alemania y Francia conjuntamente. El mayor potencial se encuentra entre las excolonias portuguesas y en Sudáfrica, países que gozan de estabilidad política y un crecimiento económico liderado por la explotación de minerales y petróleo.
Dentro de la colaboración Sur > Sur, África cobra especial importancia en las relaciones privilegiadas que mantiene China con las naciones de este continente. La Quinta Conferencia Ministerial del Foro sobre Cooperación China-África (FOCAC) en Beijing, el 19 de julio de 2012 que reunió a China y a 50 de las 54 naciones soberanas que tiene África muestra una capacidad de convocatoria de China sobre este continente que no tiene ninguna otra nación del mundo.
Tal vez por ello, Clinton, tras finalizar su gira por Asia, el 31 de julio ha iniciado una nueva gira que la llevará al menos a seis países de África, incluyendo la nación más nueva del mundo, Sudán del Sur, además de Uganda, Kenya, Malawi y África del Sur. En el viaje que comienza en Senegal, Clinton va a dar un discurso advirtiendo a los estados africanos sobre los peligros potenciales de las inversiones chinas a “costa de África”. Advertencias que en los países más importantes de su visita tendrán escaso eco, pues la confianza se gana con los proyectos económicos y no con la retórica.
La realidad de las giras de Clinton es que las mismas solo pretenden crear confrontación entre naciones, que en el escenario asiático, coincidiendo con el regreso de EEUU a Asia, han aumentado. El 10 de abril, un buque de guerra de Filipinas hostigó a pesqueros chinos que navegaban cerca de la Isla de Huangyang. El primer ministro japonés Yoshihiko Noda expresó su deseo de usar la fuerza para resolver las disputas territoriales con China sobre la Isla Diaoyu en el Mar Oriental de China. Esta creciente hostilidad ha llevado a Geng Yansheng, vocero del Ministerio de Defensa Nacional de China, a afirmar que China se opone a que cualquier país fuera de la región intervenga en estas disputas, quien pidió diálogo y negociaciones bilaterales para resolver estos contenciosos.
No obstante, el interés de EEUU de sembrar la discordia entre naciones como medio de hacer prevalecer su hegemonía, en las regiones del mundo donde va perdiendo influencia está teniendo en muchos casos el efecto contrario al pretendido. Se vio en el pasado con Colombia, donde la confrontación propiciada contra Venezuela  por al antiguo presidente Uribe, fue corregida por Santos estableciendo acuerdos de buena vecindad con Venezuela. En esta parte del mundo, los países de la región van comprendiendo que en la unidad está su fuerza y que todas las maniobras para dividirlos solo responden al interés de los países occidentales que pretenden ganar en influencia a costa de su división. Por otra parte, esta experiencia sudamericana está teniendo un amplio eco en los países de África austral que están tomando ejemplo de las políticas integracionistas de América Latina y de los beneficios de la relación Sur > Sur.
El otro gran protagonista que camina con un paso propio es Rusia, apegado internacionalmente a la doctrina acordada en la última cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS) en la que los líderes de los países miembros rechazaron unánimemente la intervención militar y las sanciones unilaterales como una forma de resolver los conflictos internacionales. Recientemente, con relación a las sanciones unilaterales aprobadas por la Unión Europea contra Siria por las que se arrogó el derecho de inspeccionar e interceptar aviones y buques de terceros países, el ministro ruso del Exterior, Serguei Lavrov, dejó claro que Rusia de ninguna forma permitirá la inspección de sus naves ni mucho menos participará en la aplicación de tales sanciones.
El espacio geopolítico de influencia global Occidental donde sus políticas de complots y guerras pueden tener éxito progresivamente se está reduciendo, y ha quedado circunscrito prácticamente al ámbito de los países árabes y el Próximo y Medio Oriente.
En esa región, en la medida que Irán va ganando peso como potencia regional no subordinada a Occidente y con un desarrollo tecnológico y militar propio que no lo tiene, a excepción de Israel, ningún país de la región;  la OTAN, Israel y las monarquías árabes están aumentando su acoso contra ese país
Israel nunca ha aceptado una potencia en la región que le pueda hacer sombra militarmente, pues su política de supervivencia como nación no la basa en la colaboración y el respeto con las naciones vecinas, sino que la fundamenta en su supremacía militar y, por ello, todos los intentos habidos por otras naciones para erigirse en potencias regionales como fueron en su día Egipto e Irak fueron desarticulados por Israel y EEUU.
La coincidencia de intereses de las monarquías árabes del golfo en contra de Irán se basa en su interés por acabar con su fortaleza como nación, y en el caso de Arabia Saudita, porque está viendo en las revueltas árabes una oportunidad para extender el liderazgo de la rama sunnita más integrista de la que forma parte.
Existen dos incógnitas todavía por develar que van a ser claves en la guerra que se está preparando contra Irán por parte de Israel, EEUU y las monarquías del golfo; por una parte, la evolución de la guerra en Siria y, por otra parte, la política exterior de los nuevos gobernantes egipcios. EEUU e Israel han apostado porque Egipto continuará la política de subordinación a sus intereses en la región como lo hizo su aliado Mubarak, pero a pesar de que EEUU pretende comprar con 1500 millones de dólares anuales esa fidelidad, no está claro que los nuevos mandatarios egipcios sean tan sumisos como el régimen de Mubarak.
En Occidente la ciudadanía agobiada por los problemas económicos y gracias a una eficaz adormidera patrocinada por los medios de comunicación, vive de espaldas a las transformaciones mundiales. Los planes de Guerra que públicamente se difunden contra Irán no levantan ninguna protesta. Algunas voces cualificadas que en su momento lo hicieron como fue el caso del literato alemán Gunter Grass, son rápidamente sepultadas en el olvido. Si una de las señas de identidad de la izquierda Occidental tanto en Europa como en EEUU había sido el rechazo a las guerras de agresión a otras naciones bajo cualquier pretexto, ahora parece que los poderes fácticos que las promueven han encontrado la solución para acabar con esa tradición, haciendo que sean los propios líderes e intelectuales de la izquierda quien en nombre “de la democracia” justifiquen las intervenciones militares de la OTAN en Afganistán, Siria, Irán o donde haga falta, como es el caso del presidente francés Hollande que alienta a la intervención militar en Siria.
La paz entre naciones es lo primero, con independencia de su sistema político, ese es el legado de la carta fundacional de las Naciones Unidas fruto de las terribles consecuencias que supuso la guerra entre naciones en la última guerra mundial. Un legado que parece que Occidente está olvidando, y que en el caso de una guerra con Irán pude volverse en su contra. Aunque si así fuera, no faltarán voces que digan que Occidente en la historia contemporánea siempre ha resurgido como líder mundial, pero no hay que olvidar, que en los dos últimos siglos Occidente no tenía reemplazo a su hegemonía mundial, pero ahora el mundo que le rodea puede constituir una alternativa, pues nunca este mundo, antes periférico, y ahora emergente, tuvo tanta fuerza económica y tecnológica y tanta necesidad de que triunfe la política de paz y el desarrollo.