Noviembre 2014



17/11/2014

NOTICIA. El 16/11/2014 finalizó la cumbre de dos días del G-20 en Brisbane Australia.

Comentario

La resistencia al cambio de los países desarrollados en el G-20

El G-20, compuesto por las veinte economías de los países más importantes desarrollados y en vías de desarrollo, tiene como meta promover el desarrollo y el crecimiento económico mundial. Desde el año 2008, coincidiendo con el inicio de la crisis económica mundial, ha celebrado nueve cumbres con la asistencia de los respectivos jefes de Estado o Gobierno.
Todas ellas han concluido reiterativamente con los mismos acuerdos sin que, hasta la fecha, escasamente hayan contribuido a cambiar el curso de la economía mundial. Los problemas financieros que determinaron la crisis económica del 2008, solamente se han resuelto en lo relativo a evitar la quiebra del sistema financiero de los países desarrollados, pero los problemas de estancamiento económico y aumento del desempleo continúan latentes incluso acentuándose.
La principal causa financiera que desencadenó la crisis del 2008 y lastra la recuperación económica global sigue sin acometerse. La crisis financiera global del 2008 tuvo su origen en la crisis del ciclo alcista de la economía mundial basado en el consumismo de las sociedades desarrolladas. La financiación insostenible de un ciclo consumista basado principalmente en la especulación inmobiliaria derivó en un apalancamiento financiero de consumidores y entidades financieras, que se acentuó por el pánico ante la crisis de los más importantes accionistas de muchos grupos bancarios que retiraron sus depósitos para ocultarlos en paraísos fiscales o cajas de seguridad, lo que impidió que las propias entidades bancarias pudieran hacer frente al vencimiento de sus obligaciones crediticias y hubo que recapitalizarlas con el dinero de los contribuyentes. De esta manera, el capital de los evasores tuvo que ser amortizado por la ciudadanía en los denominados planes de rescate.
No obstante, la banca occidental tras impedir su quiebra se encontró en medio de una situación de crisis de crecimiento económico debido a la persistencia del apalancamiento financiero de la ciudadanía occidental que impedía reactivar un nuevo ciclo consumista y, con ello, las empresas debían recortar sus pedidos.
Sin crecimiento económico la banca no puede hacer negocio, pues el préstamo a interés no es sino el adelanto de una parte del beneficio que el empresario debe reportar a la entidad financiera, y las empresas ante la caída de la demanda no pueden aumentar su producción y, con ello, carecen de la solvencia necesaria para endeudarse, y el financiero ante la imposibilidad de recuperar su capital deja de prestar.
La falta de crecimiento, contra lo que algunos afirman, no es debido a una falta de voluntad de los bancos a prestar, sino que es debido a la caída de la demanda efectiva de los consumidores, que impide garantizar la producción y con ello el crecimiento económico y la solvencia de las empresas.
En esta situación bancos y empresas sobreviven por la concentración de las mismas. En la medida que la producción se contrae, las empresas y entidades financieras tienden a agruparse para asegurar la solvencia de sus cuentas de resultados.
Sin embargo, y paradójicamente, existen en la economía mundial cantidades ingentes de capital acumulado durante el ciclo alcista anterior a la crisis del 2008, estimado en decenas de billones de dólares, un capital que se encuentra fuera del alcance de los Estados nacionales a buen refugio en paraísos fiscales y bajo la titularidad de un minoría privilegiada que no tiene ningún interés que su renta pudiera destinarse a aumentar la capacidad adquisitiva de las clases medias, sino que siguen pretendiendo aumentarla a través de la inversión. Pero, en una situación de estancamiento económico, las posibilidades de inversión en actividades productivas son muy reducidas, por ello, se orientan a acrecentar su renta especulando con las deudas soberanas.
Los Estados, particularmente los europeos, ante la falta de ingresos fiscales debido a la disminución del consumo, tienden a endeudarse para hacer frente a sus gastos corrientes, y muchos de los prestamistas no son sino aquellos que ocultaron el dinero anteriormente a la crisis del 2008, y operan desde fondos de inversión opacos o la banca en la sombra.
Los Estados de los países desarrollados han venido endeudándose en la creencia de que la crisis del 2008 era una crisis pasajera, y que la vuelta a la senda del crecimiento les reportaría los ingresos suficientes para pagar su deuda, pero tras siete años de crisis económica los intereses de la deuda siguen acrecentándose constituyendo la principal obligación de pago de los Estados, por encima de los gastos en los servicios sociales y del mantenimiento de las propias administraciones públicas, entrando en un círculo vicioso que, en una crisis prolongada, solamente es posible romperlo a nivel de Estados a través de una renegociación de las deudas soberanas y, en el caso de la UE, recuperando las competencias de los Estados cedidas a Bruselas, para que los mismos tengan la capacidad político-económica para tomar medidas adecuadas en sus naciones.
La solución global que debiera venir de la mano del G-20 pasaría por una reforma financiera global de profundo calado que, hasta ahora, ninguna de las cumbres de este foro ha tenido interés en promover por no disponer del consenso adecuado. Estas medidas pasarían por una regulación financiera internacional que permitiría a los Estados no solo conocer los capitales que sus nacionales tienen ocultos, sino que también se debiera articular una legislación internacional para que los Estados pudieran expropiarlos y destinarlos a pagar sus deudas e incrementar el poder adquisitivo de las clases medias para estimular el consumo. En definitiva se trataría de posibilitar los mecanismos internacionales que permitieran convertir la ingente renta inversión, destinada actualmente a la especulación con las deudas soberanas, en renta consumo para estimular la demanda efectiva y con ello volver a la senda del crecimiento económico.
Pero como se ha podido comprobar, las nueve cumbres del G-20 no han servido para dar pasos efectivos en esa dirección por la resistencia de los países desarrollados cuyos gobernantes responden inequívocamente a los intereses de los poseedores de capitales ocultos y también de los millonarios de sus países. Gobernantes, que apoyados por grandes corporaciones mediáticas bajo la financiación y patrocinio de las grandes fortunas, son elegidos por las clases medias que constituyen la mayoría social, pero que en su accionar político son títeres de las grandes fortunas financieras.
La manera de acabar con el poder de la oligarquía financiera internacional, que tiene el control financiero mundial, pasa por cambiar los actuales gobernantes de los países desarrollados ligados a la tradición neoliberal, por otros que tendrían en su programa político impulsar en el G-20 una reforma financiera internacional para acabar con los privilegios financieros internacionales que permiten burlar la acción de los Estados y que ahogan las aspiraciones de democracia social de las mayorías sociales en el mundo entero.
En ese empeño, contarían con la colaboración del Grupo BRICS quienes apuestan claramente por un cambio en el sistema financiero internacional, y que en la última cumbre del G-20 ya han manifestado su decepción por la parálisis a la que someten los países desarrollados a las reformas financieras internacionales que, en lo que afecta a ellos mismos, reclaman el cumplimiento de la reforma del Fondo Monetario Internacional (FMI). Un malestar que dejaron patente en un comunicado emitido al término de la reciente cumbre del G-20 en el que manifestaban: “el lento accionar de la reforma del FMI debilitó la legitimidad y la credibilidad de la entidad financiera global”. Señalando a EEUU como el país más resistente a introducir cambios en las participación de la cuotas en el FMI al oponerse al aumento de las mismas de los países emergentes.

No obstante, es evidente que los procesos de cambio no pueden esperar a que se llegue a un consenso en el G-20, sino que lo que debe producirse es un cambio en la correlación de fuerzas de la economía mundial favorable a los países emergentes para que pueda haber un cambio en la gobernanza económica mundial.
Frente a la resistencia al cambio de los grupos oligárquicos financieros internacionales de los países desarrollados, amparados principalmente por los gobernantes neoliberales del G-7; las fuerzas políticas que encarnan la renovación para construir un modelo de desarrollo económico mundial con integración social, la constituyen las naciones emergentes en desarrollo y las fuerzas políticas de los países desarrollados que aspiran a ese objetivo universal.
Esa es la contradicción principal que mueve actualmente la lucha política mundial.


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12/11/2014

NOTICIA. El 11/11/2014 finalizó la XXII Cumbre de la APEC celebrada en Beijing durante los días 10 y 11 con la asistencia de 21 jefes de Estado y Gobierno.

NOTICIA. El 12/11/2014, la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) celebra en Myanmar la XXV cumbre bajo el lema “una comunidad de oportunidades”.

Comentario

La construcción del espacio económico asiático

Durante las últimas semanas la región de Asia Oriental es protagonista de una serie de eventos que están sentado las bases para la materialización de un espacio económico que concentraría la mayor parte del PIB mundial; la mitad de la población mundial; la mayor tasa de crecimiento de la economía mundial, y la mejores expectativas de futuro de desarrollo de la economía mundial.
El 24/10/2014, los representantes de 21 naciones asiáticas: Bangladés, Brunei, Camboya, China, la India, Kazajistán, Kuwait, Laos, Malasia, Mongolia, Myanmar, Nepal, Omán, Pakistán, Filipinas, Qatar, Singapur, Sri Lanka, Tailandia, Uzbekistán y Vietnam, acordaron en Beijing el establecimiento del Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras (AIIB, siglas en inglés) suscribiendo el Memorándum sobre el establecimiento del AIIB, en el cual se especifica que el capital autorizado del AIIB será de 100.000 millones de dólares estadounidenses con un capital inicial de 50.000 millones de dólares, estando previsto su funcionamiento para finales del 2015, y cuya sede estará en  Beijing. El AIIB se constituye como un banco de desarrollo regional con el objetivo de ser una plataforma de financiamiento para la construcción de infraestructuras para impulsar la interconexión económica de los países asiáticos.
El 11/11/2014 finalizó la XXII Cumbre de la APEC (Asia-Pacific Economic Cooperation, en español Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico) celebrada en Beijing durante dos días con la asistencia de 21 jefes de Estado y Gobierno. La APEC es un foro multilateral creado en 1989, orientado a favorecer el intercambio comercial y la cooperación entre las naciones americanas y asiáticas de la cuenca del océano Pacífico. Los 21 países que conforman la APEC representan el 56% de la producción mundial, el 46% del comercio global y el 40% de la población global. La singularidad de los acuerdos alcanzados en la Cumbre radica en que los 21 países acordaron iniciar una "hoja de ruta" con el fin de crear una zona de libre comercio en la región Asia-Pacífico (FTAAP, por sus siglas en inglés), lo que supone iniciar un cambio cualitativo en la función de la APEC, que pasaría de ser un foro de encuentro y debate para convertirse en un área de libre comercio con normas internacionales establecidas.
Durante los últimos años EEUU ha estado celebrando negociaciones para la implementación del Acuerdo Estratégico Transpacífico de Asociación Económica (Trans-PacificPartnership, TPP). Las negociaciones comenzaron entre Brunéi, Chile, Nueva Zelanda y Singapur en el 2003. EEUU se unió al proceso en 2008 junto con Australia, Canadá, Japón, Malasia, México, Perú y Vietnam, quedando China excluida de las mismas. Sin embargo, ante la propuesta de China para la creación del FTAAP, EEUU ha optado por sumarse a la misma debido a que su autoexclusión hubiera supuesto quedar fuera de uno de los mayores proyectos económicos mundiales y, por otra parte, porque las propias normas de la APEC establecen que los acuerdos deben tomarse por unanimidad por lo que su oposición hubiera supuesto que el FTAAP debiera haber iniciado su Hoja de Ruta al margen de la APEC. Una vez que EEUU se ha involucrado en el proyecto de la FTAAP, el TPP pensado, tal vez, por EEUU como un instrumento para aislar a China de un tratado de libre comercio entre naciones asiáticas y americanas, pierde relevancia, pues los acuerdos que se pudieran establecer entre las naciones que constituyen la TPP y otros tratados de libre comercio entre naciones no perjudican al proyecto suscrito en la APEC para la implementación del FTAAP, incluso el FTAAP puede ser una "recopilación" de los existentes acuerdos de libre comercio, con la particularidad que el FTAAP es un proyecto que permitirá consolidar la integración regional y definir las metas de desarrollo a largo plazo.
Otro proyecto relevante de la cumbre de la APEC fue el orientado a promover la conectividad física, institucional y entre personas para 2025, con el fin de facilitar los viajes de negocios transfronterizos, turismo e intercambios educativos, y que se financiará a través de la inversión pública y privada de las respectivas naciones que componen la APEC.
Paralelamente a la Cumbre, se alcanzaron también importantes acuerdos entre China y Rusia; China y Corea del Sur, y China y EEUU. Rusia y China firmaron un Memorándum sobre el suministro de gas de Rusia a China por la llamada ruta “occidental”. China y Corea del Sur acordaron el establecimiento de la zona de libre comercio entre China y la República de Corea. EEUU y China alcanzaron un acuerdo para recortar aranceles en productos de alta tecnología. Por otra parte, el marco de la cumbre sirvió para un encuentro entre el presidente chino, Xi Jinping, y el primer ministro japonés, Shinzo Abe, que puede contribuir a la superación de las tensas relaciones políticas entre China y Japón debido al conflicto por la titularidad de las islas Diaoyu y la política de los actuales gobernantes japoneses de enaltecimiento de su pasado histórico imperial que hiere profundamente los sentimientos nacionales del pueblo chino por haber sido víctima de las atrocidades del ejercito japonés durante la ocupación colonial de China en la primera mitad del siglo XX.
Tras la finalización de la cumbre de la APEC, la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) que agrupa actualmente a diez miembros: Brunei, Camboya, Indonesia, Laos, Malasia, Myanmar, Filipinas, Singapur, Tailandia y Vietnam, inició el 12/11/2014, en Myanmar, su XXV cumbre bajo el lema "una comunidad de oportunidades”. La cumbre está orientada al diálogo sobre la creación de una comunidad económica antes de que termine el año 2015, y la aprobación de una declaración para la elaboración de una hoja de ruta integral para el bloque en la política a seguir más allá del año 2015. Esta cumbre de dos días de duración también incluye encuentros con dirigentes de China, la República de Corea, Japón, la India, Nueva Zelanda, Australia, Estados Unidos y Rusia.

La construcción del espacio económico asiático ha entrado en una fase que cambiará sustancialmente el espacio económico mundial, al convertirse en el centro del crecimiento económico mundial. Tras la crisis del 2008, la importancia del desarrollo económico mundial no se basa únicamente en la importancia de las economías como siguen siendo todavía la de EEUU y la UE, sino en el dinamismo de las mismas, es decir, en su capacidad para generar crecimiento. La articulación del espacio económico asiático a través de su conectividad va a permitir que la magnitud de la creación de infraestructuras, el comercio y movimiento de personas acaparé la mayor tasa de crecimiento de la economía mundial.
La fundación del Banco Asiático de Inversión refuerza el esfuerzo de inversión de los países en la implementación de infraestructuras logísticas, energéticas, financieras y comerciales y, ello, posibilitará que las sociedades asiáticas pasen de un estadio basado en la economía de las necesidades básicas a otro de masificación de la demanda de bienes de consumo.
El dinamismo del espacio económico asiático tiene unos sólidos cimientos sustentados en la alianza de Rusia y China. Rusia dispone de un gran potencial energético y científico técnico, mientras que China destaca por su capacidad manufacturera e innovadora. La filosofía económica que rige las relaciones económicas entre naciones se fundamenta, por sus buenos resultados, en el concepto de ganar-ganar, por lo que todas las cumbres y relaciones bilaterales y multilaterales bien entre naciones o empresas se basan en priorizar los intereses comunes.
Con estas bases de funcionamiento el espacio económico asiático se construye de manera diferente a como Occidente ha construido el espacio económico mundial en los dos últimos siglos, basado en el principio de que unas naciones ganasen a costa de que otras perdiesen y, en la medida que el PIB asiático aumente, las relaciones basadas en el principio de colaboración de ganar – ganar se convertirán en las prioritarias en la economía mundial.
La confrontación como base de las relaciones económicas que forma parte de la cultura occidental neocolonial como herencia de su pasado colonial y, que actualmente tiene su más clara expresión en las sanciones de los países occidentales a Rusia, deberá dar paso a las relaciones de colaboración. Tal vez, los gobernantes japoneses se han dado cuenta de este cambio y han decidido por ello cambiar su política de confrontación con China y de sanciones contra Rusia, impulsada por EEUU, para pasar a promover un acercamiento de Japón con estas naciones. Corea del Sur no ha participado en ningún momento en la estrategia económica diseñada por EEUU de contención de China y ha ido estrechando sus relaciones con China. Por su parte, EEUU, se está viendo obligado a cambiar su actitud respecto a China, pues no puede quedarse fuera de la construcción del espacio económico asiático.
Lo que resulta progresivamente más evidente es que EEUU no marca ya el paso de los acontecimientos económicos en Asia sino que tiene adaptarse a los cambios que se producen. Se ha visto en la propia cumbre de la APEC en la que pasó de tratar de priorizar su proyecto Trans-Pacific Partnership, TPP, a sumarse a la iniciativa china para crear una zona de libre comercio en la región Asia-Pacífico, y suscribir con China un acuerdo para recortar aranceles en productos de alta tecnología. Un cambio que resulta positivo y que posibilita el avance en el compromiso de construir un nuevo tipo de relaciones entre potencias entre las dos economías más grandes del mundo, basadas en palabras de los dirigentes chinos en la aplicación del principio de: “no conflictos, no confrontación, respeto mutuo, cooperación y prosperidad común”, en sintonía con los diálogos que mantuvieron el presidente Chino, Xi Jinping y Obama en su encuentro en el Refugio Annenberg en Sunnylands en Rancho Mirage, California, en junio de 2013.


Si bien, la construcción del espacio económico asiático, está en su primera fase, sus perspectivas de fortalecimiento son evidentes, una cuestión que le ha llevado a Rusia a considerar una prioridad la interacción con la Región Asia-Pacífico estableciendo una serie de pasos para el desarrollo del Oriente ruso, y el aumento de su participación en su comercio exterior con los países asiáticos orientales en el objetivo de pasar del 25% actual hasta el 40%, fomentando a su vez los intercambios comerciales con China basados en sus respectivas monedad locales, Yuan y Rublo.


Y, mientras en Asia se construyen los fundamentos de un nuevo orden económico mundial, que puede relegar con el tiempo al que surgió poco antes de que acabara la Segunda Guerra Mundial en 1944 en los acuerdos de Bretton Woods, la UE persiste en su ceguera de confrontación con Rusia, alentada por EEUU para evitar que la emergencia del espacio económico asiático pueda inclinar, particularmente a Alemania, a la colaboración con Rusia, lo que le situaría a Alemania en una posición privilegiada en la articulación de la nueva Ruta de la Seda del siglo XXI.


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03/11/2014

NOTICIA. El 03/11/2014, el embajador de Rusia ante la UE, Vladímir Chizhov, instó a la UE a reconocer los comicios del 02/11/2014 de Donbás

Comentario

Ucrania y las relaciones UE Rusia

El 02/11/2014, las autoproclamadas repúblicas populares de Donetsk y Lugansk, de Ucrania del Este, eligieron a sus dirigentes y legisladores. Tras el conteo del 100% de las papeletas, el primer ministro de la república de Donetsk, Alexandr Zajárchenko, fue elegido jefe de Estado. En la república de Lugansk resultó ser el ganador Ígor Plótnitski.
La UE a través de su responsable de la diplomacia de la Unión Europea, Federica Mogherini, se negó a reconocer la legitimidad de las elecciones y las consideró como "un estorbo en el camino hacia la paz en Ucrania" y “una violación de los acuerdos de Minsk”. Por su parte el embajador de Rusia ante la UE, Vladímir Chizhov, manifestó que "Si la UE tiene un interés sincero en conseguir un rápido arreglo político en el este de Ucrania, debería aplaudir estas elecciones", pues la elección de representantes permite la participación de interlocutores representativos para cumplir con el principio de "amplio diálogo político" recogido en los acuerdos de Minsk, y de los anteriores de Ginebra en abril de 2014.
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Las diferencias entre los dirigentes de Kiev y de las autoproclamadas repúblicas populares de Donetsk y Lugansk, y de la UE y Rusia se mantienen estancadas lo que induce a pensar que las posibilidades de un arreglo político consensuado entre las partes, no es posible, por lo menos en un largo periodo de tiempo. Kiev y la UE se mantienen en la postura de obligar a claudicar a la población del Donbás al marco político surgido en Ucrania tras el golpe institucional del 23/02/2014 que depuso al entonces presidente Víktor Yanukóvich.
Este golpe institucional impuesto al calor de los violentos acontecimientos del Maidán promovidos por los actuales dirigentes de Kiev y con el apoyo de la UE y EEUU, llevó a las regiones del Donbás y Crimea al no reconocimiento de las nuevas autoridades de Kiev. La península de Crimea se separaría de Ucrania y mediante referéndum decidiría incorporarse a Rusia, mientras que Donetsk y Lugansk se autoproclamarían como republicas independientes. Los gobernantes de Kiev desataron una guerra fraticida contra la población de estas republicas con un balance de más de cuatro mil muertos, miles de heridos y el éxodo hacia Rusia de cientos de miles de personas.
Los acuerdos de Minsk del 05/09/2014 se produjeron en un contexto en que las fuerzas insurgentes republicanas de Donetsk y Lugansk tenían sitiada la ciudad de Mariupol, lo que obligo a Kiev a firmar un protocolo para un arreglo pacífico, pero una vez que las fuerzas ucranianas han evitado su derrota militar no han manifestado ningún interés en alcanzar un acuerdo con los sublevados. Los acuerdos de Minsk han supuesto un cese de las hostilidades, rotas a veces por esporádicos enfrentamientos armados, pero las posiciones irreconciliables de la partes se mantienen.
La UE, EEUU y la OTAN no han estado nunca por buscar una reconciliación de las diferentes sensibilidades políticas en Ucrania. El apoyo a las revueltas del Maidán y al golpe institucional en Kiev del 23/02/2014, era la antítesis de la búsqueda del diálogo y la apuesta por el sometimiento brutal de la disidencia política en las regiones de habla rusa. Una línea que a pesar del alto el fuego se mantiene tanto por parte de la OTAN como por las autoridades de Kiev.
La sucesión de acontecimientos en el presente año ha cambiado la situación en Ucrania radicalmente. Si hace unos meses antes del inicio de las hostilidades militares hubiera sido factible alcanzar un acuerdo en la que las repúblicas de Donetsk y Lugansk hubieran podido participar en un proceso constituyente para la redacción de una constitución inclusiva de todo Ucrania, en la actualidad, después de haber sufrido la barbarie de los bombardeos del ejército ucraniano, de los crímenes de las fuerzas paramilitares neofascistas, del éxodo de una parte de la población, difícilmente se puede pensar que la reconciliación es posible, sino que, por el contrario, la población de las repúblicas se está inclinando de manera casi ya definitiva por la independencia.
Esta situación en el terreno condiciona las posiciones de los patrocinadores políticos de los bandos enfrentados. Rusia no va abandonar a las repúblicas de cultura rusa, y la OTAN no va a reconocer su error de haber iniciado la confrontación en Ucrania alentando a las fuerzas del Maidán y seguirá enrocada en su línea de confrontación en la vana pretensión de rendir a los dictados de Kiev a las repúblicas rebeldes.
Con ello, el enfriamiento de las relaciones entre la UE y Rusia se prolongará en el tiempo. La UE carece de un política exterior propia, no solo porque la misma se reparte entre los gobiernos de las naciones que la conforman, sino porque en los asuntos relevantes es dictada por EEUU. Hasta ahora, la política de sanciones de la UE contra Rusia responde a los dictados de EEUU de separar la UE de Rusia, sobre todo, porque las mismas no van a rendir a Rusia. El argumento que hacen gala los dirigentes europeos, de que las sanciones eran necesarias porque no podían permanecer indiferentes a la incorporación de Crimea a Rusia, es un argumento viciado en origen, por negarse a reconocer su error de haber apoyado al Maidán y haberse desdicho del acuerdo sobre la normalización política alcanzado entre representantes de la oposición y el presidente de Ucrania, Víctor Yanukóvich, con el aval de los representantes de Alemania, Francia y Polonia para establecer una transición legal, y que culminó con el golpe institucional del 23/02/2014.
A los dirigentes europeos, carentes ideológicamente de independencia política por estar unidos a los intereses de los poderes fácticos financieros bajo los auspicios de EEUU, les resulta inconcebible el restablecimiento de unas buenas relaciones con Rusia si ello supone el enojo y el distanciamiento de EEUU, y seguirán persistiendo en su error de confrontación con Rusia, lo que supondrá una dejación de los intereses económicos europeos y, en el caso de Ucrania, por ser un instrumento de la OTAN cuyo único interés por ese país es mantener la confrontación con Rusia, puede sumirse en una crisis económica y política de larga duración.
Rusia seguirá apoyando a la población de cultura rusa del este de Ucrania y, sabedora de que los intereses objetivos de la mayoría del empresariado de la UE coinciden con un buen entendimiento con Rusia, seguirá instando a los dirigentes europeos a restablecer unas relaciones cordiales. No obstante, a pesar de que Rusia siga apostando por unas buenas relaciones con la UE, las mismas tardarán tiempo en restablecerse.
Si Rusia, a principios del presente siglo, con la llegada de Rusia Unida al gobierno comenzó a superar su complejo de inferioridad en el que cayó respecto de Occidente tras la desaparición de la URSS, actualmente la política de sanciones está llevando a Rusia a una profunda introspección como nación en la reafirmación de sus valores culturales y el desarrollo de sus potencialidades económicas y tecnológicas, y de su papel en las relaciones internacionales, que le sitúa en una época de resurgimiento.
El renacimiento de Rusia puede beneficiar al mundo y, por ser parte fundamental de Europa y de su Cultura, como lo ha demostrado en otros momentos de la historia, puede ser un referente para las fuerzas soberanistas y del progreso en Europa.