Febrero 2015



21/02/2015

NOTICIA. El 20/02/2015, Grecia y los socios europeos llegaron a un acuerdo sobre una prolongación de cuatro meses del programa de financiación para el Gobierno de Atenas

Comentario

La lucha de Grecia y la UE

Los primeros pasos en la lucha que el gobierno griego ha entablado con la UE para abordar la forma de refinanciar su deuda ha concluido con un paso positivo para Grecia. La UE prolongará a partir del 28/02/2015 por cuatro meses el programa de financiación del país heleno.
En una emisión televisada el presidente del gobierno griego, Alexis Tsipras, consideró de "importante éxito" el acuerdo alcanzado para poner fin a la “austeridad", enmarcándolo en una estrategia de lucha prolongada. "Hemos ganado una batalla, pero no la guerra. Las dificultades nos esperan más adelante".
Por su parte, el presidente del Eurogrupo y presidente del Consejo de Gobernadores del Mecanismo Europeo de Estabilidad (ESM), Jeroen Dijsselbloem, con relación al acuerdo manifestó: "Hoy se dio el primer paso para reconstruir la confianza". Es posible que haya otro acuerdo adicional para Grecia "en el que el FMI tendrá su papel".
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Durante los días precedentes al acuerdo, los grandes medios de comunicación de la UE estuvieron dedicando gran parte de sus titulares a las conversaciones entre la UE y Grecia, con un enfoque catastrofista para Grecia sino admitía la renovación del actual plan de rescate sujeto a los condicionamientos de austeridad que finaliza el 28/02/2015. La firmeza del gobierno griego en no continuar con la política de los anteriores gobiernos en Grecia de sumisión a los dictados de la UE, ha desvelado que la catástrofe anunciada para Grecia, tal vez podía ser mayor para toda la UE, lo que ha impulsado a la UE a otorgar una prolongación de cuatro meses del programa de financiación de los seis solicitados por el gobierno griego.
En el plazo que tanto la UE como el gobierno griego se han dado para consensuar posibles acuerdos de más largo plazo, ambas partes parten de posiciones muy diferentes. Para la UE es un plazo para intentar convencer al gobierno griego y a sus electores de que no existe más camino que el continuismo de los anteriores gobiernos, por lo que proseguirá con su campaña de intentar someter a la democracia griega por el miedo. Para el gobierno griego supone adentrarse en un camino en el que tendrá que contemplar la posibilidad de que no se llegue a un acuerdo con la UE.
En toda negociación, cada parte tiene que mostrar determinación para que el jugador contrario entienda que no se negocia de farol, y ello supone estar dispuesto a “quemar las naves” si hiciera falta, lo que supone entrar en un punto de no retorno. Un punto que puede ser perjudicial para ambas partes, pero que a su vez ambas consideren que un mal acuerdo es peor que no llegar a ningún acuerdo.
Por otra parte, en todo proceso negociador en el se que parte de posiciones muy diferentes, éste se convierte en una lucha en la que una vez iniciada la misma se desencadenan factores que no tienen que ver propiamente con el pragmatismo económico sino con la lógica de la victoria o la derrota.
Para la UE, una concesión para la renegociación de la deuda griega en base a criterios como los que plantea el gobierno griego de pagar los intereses anuales de la deuda en función del crecimiento de su PIB, puede suponer para la clase financiera de la UE y particularmente para Alemania, no solamente que se pudiera quebrar su negocio de enriquecerse a costa de empobrecer a los países del sur, sino porque su papel de rector financiero de la UE se resquebrajaría, lo que daría pie a un efecto en cascada en los países más agobiados por el servicio de la deuda para la refinanciación de la misma, una cuestión difícilmente de admitir, 
De manera diferente para Grecia, tener que transigir de nuevo con la austeridad supondría no solamente continuar en la línea de depauperización del país, sino que a su vez supone la humillación de aceptar que la soberanía y la democracia griega ha sido de nuevo sometida.
En esta lucha, la clase financiera de la UE cuenta con el apoyo de los grandes medios de comunicación a los cuales patrocina, y el gobierno de Grecia tendrá que saber ganarse la solidaridad activa de sus ciudadanía y la de los países del sur de Europa, lo que supone abrir un frente contra el poder financiero, y si la confrontación se agudiza,  tal vez pudiera derivar en una fractura entre los países del Sur y los del centro y norte de la eurozona, pues, con toda probabilidad, la mayoría de la ciudadanía de esos países, lejos de solidarizarse con el pueblo griego cerrará filas con las posiciones de su clase financiera.
El peso de esta lucha va a recaer principalmente sobre la ciudadanía griega, la cual tendrá que demostrar si está dispuesta a cerrar filas con su gobierno en todas las vicisitudes que se avecinan, y si es capaz de anteponer la dignidad de su soberanía y democracia por encima del gobierno de burócratas de Bruselas.
En esta confrontación, lo desastroso sería que Alemania, una vez más, terminara convirtiéndose en una maldición para Europa, al dejarse llevar por la megalomanía de la derecha alemana de pensar que los pueblos no son capaces de actuar por dignidad, y por ello pueden ser sometidos. Una percepción que le llevó en otros momentos de su historia a subestimar la resistencia de los pueblos, y le puede pasar también ahora con el chantaje financiero a los pueblos del sur de Europa.
Aunque lo razonable y deseable es: que Alemania no se adentre en ese escenario y se llegue a un acuerdo que beneficie al pueblo griego; se recorte los poderes de la clase financiera de la UE, y se otorgue un mayor poder financiero a los Estados, lo que permitiría abrir un nuevo camino de construcción de la UE para poner fin a la especulación financiera con las deudas soberanas y orientado al crecimiento económico.

De no ser así, las posibles alternativas de Grecia en la búsqueda de nuevos socios financieros, fuera de la UE, puede abrir las puertas a que otros países del sur de Europa puedan seguir su ejemplo. Pase lo que pase, Grecia se ha convertido ya en un símbolo de resistencia frente al poder del capital financiero occidental, y su lucha es una esperanza para la mayoría de la población de los países del Sur de Europa.

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12/02/2015

NOTICIA. El 12/02/2015, las conversaciones entre el presidente ruso Vladimir Putin, la canciller alemana, Angela Merkel, el presidente francés, Francois Hollande, y su par ucraniano, Petro Poroshenko, de Ucrania concluyeron en Minsk en un acuerdo para el cese de hostilidades armadas en la región del Donbass (Ucrania).

Comentario

Ucrania y la sensación de una guerra a las puertas en Europa

Tras las conversaciones entre el presidente ruso Vladimir Putin, la canciller alemana, Angela Merkel, el presidente francés, Francois Hollande, y su par ucraniano, Petro Poroshenko, de Ucrania que concluyeron en Minsk, el 12/02/2015, el Grupo de Contacto formado por  Ucrania, Rusia, los representantes de Donetsk y Lugansk y por la OSCE firmaron un documento titulado “Sobre las medidas encaminadas a la implementación de los acuerdos de Minsk”. El pasado 5 de septiembre, este Grupo trazó una serie de medidas para frenar el conflicto en Donbass, entre ellas un alto el fuego, la adopción de una ley sobre el estatus de los territorios bajo control de las milicias en las regiones de Donetsk y Lugansk, así como comicios anticipados en esta zona acorde a la legislación ucraniana. Otras cláusulas se referían al canje de prisioneros, la amnistía para participantes de los enfrentamientos y el inicio del diálogo nacional. El 19 de septiembre tuvo lugar otra reunión que aprobó un memorando de nueve puntos para asegurar el cumplimiento del primer acuerdo. En el acuerdo del 12/02/2015, de trece puntos * se establece un alto el fuego a implementar el 15/02/2015 por el que se deberán retirar las armas pesadas por parte de las tropas ucranias (a partir de la línea de contacto actual de hecho) y para las milicias (a partir de la línea de contacto fijada por el memorando de Minsk del 19 de septiembre). Esa retirada permitiría crear una zona desmilitarizada de seguridad entre 50 y 70 kilómetros. Aunque todavía está por saber como concluirá el cerco que el ejército miliciano de las repúblicas de Donetsk y Lugansk mantiene al ejército de Kiev en Debáltsevo en la provincia de Donetsk.
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En las últimas semanas el conflicto armado en la región del Donbass en el este de Ucrania se ha venido agudizando debido a la ofensiva iniciada en la segunda mitad de enero por las autoridades de Kiev contra las autoproclamadas repúblicas de Donetsk y Lugansk. La escalada del conflicto ha puesto de manifiesto la incapacidad del ejército ucraniano y las fuerzas paramilitares filofascistas del Sector Derecho encuadrados en el batallón Azov, para derrotar al ejército miliciano de las repúblicas rebeldes, y la contraofensiva del ejército miliciano ha asestado duros golpes a las fuerzas ucranianas manteniendo en la actualidad embolsados a varios miles de soldados del ejército ucraniano en Debáltsevo.

Fuente: Consejo de defensa de Ucrania y agencias.

El fracaso de la ofensiva de Kiev ha vuelto a levantar las alarmas en la OTAN y, al igual que sucedió en agosto del año pasado cuando el ejército de Kiev preveía uno sonora derrota en la ciudad de Mariúpol, los países de la UE se han aprestado a promover de nuevo un acuerdo para detener la guerra, lo que ha propiciado un nuevo encuentro del gobierno de Kiev, Francia, Alemania y Rusia, en Minsk.
No obstante, en esta ocasión se han desvelado dentro de los países de la OTAN diferencias sustanciales en la forma de abordar el conflicto. Mientras que EEUU, Gran Bretaña y Polonia apostaban por enviar armamento al ejército de Kiev, Alemania y Francia se han negado categóricamente a tal eventualidad ante el temor de que el conflicto derive en una escalada de difícil control.
Estas diferencias responden también a la diferente manera de ver el conflicto armado en Ucrania, mientras que para EEUU la inestabilidad en Ucrania es un escenario que permite asediar a Rusia y fidelizar a la UE a sus posiciones de guerra económica contra Rusia, para Francia y Alemania el conflicto ha llegado a una situación que debe ser detenido por la imposibilidad de derrotar al ejército miliciano de la repúblicas de Donetsk y Lugansk y porque cualquier agravamiento del conflicto va hacer más difícil detenerlo posteriormente.
La postura de Rusia es la de detener el conflicto y abrir una mesa de negociaciones entre los rebeldes separatistas de las repúblicas del Donbass y las autoridades de Kiev, donde se debiera llegar a un acuerdo para una reforma constitucional que permitiera la federalización de Ucrania, reconociendo los derechos políticos, culturales y políticos de las repúblicas rebeldes.
Los lazos de Rusia con la población del Donbass son lazos de sangre pues hablan el mismo idioma y forman parte de la misma cultura de la patria rusa, por ello Rusia no va a abandonar a la población del Donbass, y es lo que le ha llevado a enviar durante los últimos meses trece convoyes con más de 150 camiones de ropa, alimentos y medicinas a la castigada población del Donbass, la cual, en un numero superior al medio millón ha cruzado la frontera con Rusia buscando refugio en ese país.
Los países de la OTAN acusan a Rusia de suministrar armas incluso de participar con fuerzas regulares de su ejército en la guerra de Ucrania pero, hasta ahora, ninguna de las supuestas pruebas esgrimidas por Kiev y la OTAN han sido demostradas. Rusia ni ninguna parte del conflicto niega que en ambos bandos participan voluntarios de diferentes países luchando en sus filas, en el caso de los separatistas, principalmente rusos y serbios, y en las filas paramilitares de Kiev, croatas y polacos.
Si bien, a la altura que se encuentran ya los acontecimiento en Ucrania, el origen que dio lugar a este conflicto ya no tiene especial relevancia, pues de lo que se trata ahora es de encontrar una solución al mismo, las partes enfrentadas, mientras no lleguen a un acuerdo, seguirán justificando el mismo apegados a las razones que unos y otros esgrimieron como causa del conflicto.
El origen del conflicto comenzó hace casi un año, cuando el acuerdo “sobre la normalización política” suscrito el 21/02/2014 por el entonces gobierno de Ucrania y los opositores del Maidan, avalado por la UE y EEUU, del que Alemania, Francia y Polonia se comprometieron como garantes, fue roto por estos países ante el no reconocimiento del mismo por los concentrados en el Maidan liderados por el grupo filofascista Sector Derecho, los cuales presionaron a la Rada para la destitución ilegal del presidente Yanukóvich y la puesta en vigor sin discusión y sin la firma del jefe de Estado la Constitución de 2004 (promulgada durante la denominada “revolución naranja”). El 23/02/2014, por vía express, los diputados transmitieron los poderes presidenciales de Yanukóvich al nuevo titular del Parlamento, Alexander Turchínov. Ese mismo día, en una declaración televisada, Yanukóvich, tras la ruptura de los acuerdos del 21/02/2014, denunció la nueva situación como un golpe de Estado.
Occidente avaló el golpe institucional como una “revolución”, mientras que, la mayoría de la población de las actuales repúblicas del Donbass y Crimea, lo consideraron un golpe de Estado, dirigido por fascistas que alardeaban de que prohibirían el idioma ruso en Ucrania, alzándose en armas contra los golpistas y, ante la imposibilidad de revertir los acontecimientos en Kiev, decidieron proclamarse en territorios independientes.
En aquel entonces la UE, en su política seguidista de EEUU, no calculó las consecuencias que aquella decisión traería, acusó sin pruebas a Rusia de pretender invadir Ucrania, no reconocieron los procesos de autodeterminación decididos en votación por abrumadora mayoría de las poblaciones de los territorios que no reconocían a las ilegítimas autoridades de Kiev, y emprendieron una guerra económica de sanciones contra Rusia, a la vez que apoyaban las acciones punitivas del ejército de Kiev y de los paramilitares afines contra las poblaciones del Donbass.
Un año después, la guerra se ha instalado en Ucrania, una guerra que en la medida que se prolonga, despierta entre la población de los dos países que más sufrieron las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial, Francia y Alemania, los temores de tener una guerra sin control a las puertas en Europa.
En Alemania, esa percepción tuvo su más claro exponente cuando el 6/12/2014 el medio digital ZEIT ONLINE publicó el manifiesto firmado por 64 personalidades de la política, economía, cultura y medios alemanes, titulado: ¿Nueva Guerra en Europa? ¡No con nosotros!, figurando ente los firmantes personalidades como el excanciller Gerhard Schroeder, el exvicecanciller Horst Teltschik, el exministro de Defensa Walter Stutzle y exvicepresidente del Parlamento Federal Antje Vollmer. El manifiesto era una petición a las autoridades Alemanas, de la UE, EEUU y Rusia a asumir la responsabilidad de guardar la paz y la seguridad en la región, alegando que puede ser lograda si todas las partes se respetan. Según una encuesta realizada por el instituto demoscópico Emnid para el popular diario alemán "Bild", el 49 % de los alemanes teme que la crisis en el este de Ucrania derive finalmente en una guerra entre Rusia y la OTAN. El sondeo muestra además que la gran mayoría de los alemanes (81%) está en contra de suministrar armamento al Gobierno de Kiev.
En Francia, el 07/02/2015, el expresidente de Francia Nicolás Sarkozy declaró temer el resurgimiento de una "Guerra Fría" contra Moscú debido a la crisis que se vive en el este de Ucrania. Consideró legítima la decisión de Crimea de reincorporarse a Rusia y manifestó: "Tenemos una civilización en común con Rusia. Los intereses de los estadounidenses con los rusos no son los intereses de Europa con Rusia". El 08/02/2015, en la Conferencia de Seguridad en Munich, el presidente francés Hollande, sorprendió en ese foro con unas declaraciones "Si no logramos un acuerdo durable de paz en Ucrania conocemos perfectamente el escenario, que tiene un nombre y se llama guerra".
En Rusia, la percepción de la población de cerrar filas con sus dirigentes otorga a Putin, en medio de una situación de acoso económico, un índice de aprobación de la ciudadanía del 87%, siendo, según el sondeo realizado por la Asociación de Comunicación Política (ACOP), con sede en Madrid, el dirigente político mejor valorado por sus ciudadanos del mundo.  El 09/02/2015, una encuesta publicada por el centro de estudios de opinión pública ruso Levada ofrecía los siguientes resultados: el 81% de la población rusa tiene una actitud negativa hacia EEUU, mientras que un 42 % de los encuestados considera claramente hostiles las relaciones ruso-estadounidenses. Además, el 71 % de los que participaron en el estudio afirmó sentir desafecto hacia la Unión Europea, y un 21% cree que Moscú y Bruselas están "enfrentados". Esos últimos resultados mostraban un brusco crecimiento de los ánimos antioccidentales en Rusia, donde en diciembre pasado un 74 % de la población sentía antipatía hacia EEUU y un 63 % lo manifestaba en relación a la UE. Estas cifras para el vicedirector de Levada, Alexéi Grazhdankin, citado por el portal meduza.io, reflejaban que los ánimos antioccidentales en Rusia están a un nivel nunca antes visto, "Actualmente se observa la peor actitud de los rusos en los últimos 25 años hacia Occidente y EEUU debido a la situación con Ucrania y la incomprensión sobre las causas de las sanciones occidentales”.

El reciente segundo acuerdo de Minsk supone un paso importante en la desactivación del conflicto en el Este de Ucrania. No obstante, todavía está por ver si termina por imponerse la voluntad comprometida por la paz de los firmantes del acuerdo o, si de nuevo, como sucedió con lo primeros acuerdos de Minsk de septiembre de 2014, solamente son una estratagema para ganar tiempo y reagrupar fuerzas por parte de las autoridades de Kiev. Es muy probable que EEUU no renuncie a sus intentos desestabilizadores y cualquier incidente puede ser utilizado por las autoridades de Kiev para romper la frágil paz que se avecina. Sin embargo, está vez a diferencia de los acuerdos sobre la normalización política del 21/02/2014, y de los acuerdos de Minsk del 05/09/2014, Francia y Alemania tendrán que ser más cautos a la hora de permitir que se conviertan en papel mojado, y no dejarán tan fácilmente que las autoridades de Kiev vuelvan a lanzar nuevas ofensivas contra los milicianos del Donbass. En ello, pesa ya la opinión en contra de una parte de su ciudadanía que percibe el alargamiento del conflicto como el preludio de una nueva guerra en Europa, así como el hecho de que la población Rusa está fuertemente unida contra el injusto castigo económico de occidente a Rusia, por el desenlace en Ucrania de unos acontecimientos que Rusia no inició.
El conflicto de Ucrania tiene tres posibles escenarios, 1º que el silencio de las armas acordado para el 15/02/2015 se convierta en un conflicto congelado indefinidamente, 2º que esa situación pueda evolucionar favorablemente en un diálogo entre Kiev y las autoproclamadas repúblicas del Donbass para el establecimiento de una constitución federal, o 3º que de nuevo se vuelva a las hostilidades, lo cual significaría un mayor deterioro de la situación y un mayor peligro de escalada militar, pues la población de las repúblicas del Donbass no van a admitir su sumisión por la fuerza de las armas como pretende EEUU.
Si la crisis de Ucrania persiste y se deteriora, EEUU podrá seguir con la estrategia de la desestabilización en su intento de asediar a Rusia. EEUU no teme a la guerra en Europa porque sabe que es improbable que las llamas de la guerra crucen el Atlántico para llegar al territorio estadounidense, aunque éstas muy probablemente sí causen estragos en la UE. Esa es la razón por la que el gobierno estadounidense se permite el lujo de ofrecer armas a Kiev, porque EEUU, excepto la guerra que mantuvo con México y la guerra de Secesión en el siglo XIX, es una nación que no sabe lo que es tener una guerra en su propio territorio, a diferencia de Europa en la que el setenta aniversario de la derrota del fascismo recuerda que aun está caliente en la conciencia europea el drama de las guerras en el siglo XX.

Anexo:
Acuerdos del 12/02/2015 en Minks.
Sobre las medidas encaminadas a la implementación de los acuerdos de Minsk
1. Un alto el fuego inmediato y completo en zonas concretas de las regiones de Donetsk y Lugansk de Ucrania y su aplicación estricta a partir de las 00 h. 00 min. (Tiempo de Kiev) del 15 de febrero de 2015.
2. La retirada del armamento pesado de ambas partes a una distancia equitativa con el fin de crear una zona de seguridad de al menos 50 kilómetros entre los sistemas de artillería de calibre igual o superior a los 100 milímetros, una zona de 70 kilómetros entre los sistemas de lanzamisiles múltiples y una de 140 kilómetros entre los sistemas tipo 'Tornado-S', 'Uragan', 'Smerch' y los sistemas de misiles tácticos 'Tochka' (Tochka-U').
- Para las tropas ucranianas desde la línea real de frente.
- Para las fuerzas armadas de las distintas zonas de las regiones de Donetsk y Lugansk de Ucrania a partir de la línea de frente de conformidad con el memorando de Minsk del 19 de septiembre 2014
La retirada de las armas pesadas mencionadas anteriormente comenzará no más tarde del segundo día después del alto el fuego y se terminará es un plazo de 14 días.
3. Se garantizará el seguimiento y la verificación eficaz del alto el fuego y la retirada de las armas pesadas por parte de la OSCE desde el primer día de la retirada, haciendo uso de todos los medios necesarios, incluidos satélites, aviones no tripulados, sistemas de radar entre otros.
4. En el primer día después de la retirada se iniciará un diálogo sobre las condiciones para llevar a cabo elecciones locales de acuerdo con la legislación de Ucrania y la Ley de Ucrania "Sobre el orden temporal de los gobiernos locales en algunas jurisdicciones de las regiones de Donetsk y Lugansk", así como el funcionamiento futuro de estas áreas sobre la base de la Ley.
5. Proporcionar indultos y amnistías a través de la promulgación de una ley que prohíba la persecución y castigo de las personas en relación con los sucesos que tuvieron lugar en algunas zonas de las regiones de Ucrania de Donetsk y Lugansk.
6. Asegurar la liberación y el intercambio de rehenes y detenidos ilegalmente en base al principio de "todos por todos". Este proceso debe completarse a más tardar el quinto día después de la retirada.
7. Proporcionar un acceso, entrega, almacenamiento y distribución seguros de asistencia humanitaria a los necesitados, sobre la base de un mecanismo internacional.
8. Determinar las condiciones para la plena restauración de las relaciones socioeconómicas, incluidas las ayudas sociales, como las pensiones y otros pagos (embolsos e ingresos, el pago puntual de todas las facturas de servicios públicos, la renovación de la tributación en el marco legal de Ucrania).
9. Establecimiento de un control total sobre la frontera estatal por parte del Gobierno ucraniano a lo largo de toda la zona del conflicto, que deberá comenzar ya el día después de la celebración de elecciones locales y acabar tras un acuerdo político completo.
10. Retirada de todos los grupos armados extranjeros, el equipo militar y los mercenarios del territorio de Ucrania bajo la supervisión de la OSCE. Desarme de todos los grupos ilegales.
11. Realización de una reforma constitucional en Ucrania con la entrada en vigor a finales de 2015 de una nueva Constitución que prevea la descentralización como un elemento clave y la aprobación de una ley permanente sobre el estatus particular de determinadas zonas de las regiones de Donetsk y Lugansk.
12. La organización de las elecciones locales se discutirá y acordará con los representantes de zonas determinadas de las regiones de Donetsk y Lugansk en el marco del grupo de contacto tripartito. Las elecciones se celebrarán cumpliendo con las normas pertinentes de la OSCE.
13. Intensificar la actividad del grupo de contacto tripartito. De forma particular mediante la creación de grupos de trabajo a fin de poner en práctica los aspectos pertinentes del acuerdo de Minsk.

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03/02/2015

NOTICIA. El 02/02/2015, concluyó en Beijing, la décimo tercera sesión de los ministros de Relaciones Exteriores de China, India y Rusia.

NOTICIA. El 02/02/2014, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, propuso un paquete presupuestario de defensa de 534.000 millones de dólares para el año fiscal 2016.

Comentario

Tendencias geopolíticas

Los ministros de Relaciones Exteriores de China, Wang Yi, de India Sushma Swaraj, y de Rusia, Serguei Lavrov, en el encuentro celebrado en Beijing durante los días uno y dos de febrero acordaron un documento de 30 puntos, entre los que destacan: 1. el impulso a la interconectividad del espacio euroasiático para una mayor integración económica de la región; 2. la reforma del sistema financiero internacional para finales del presente año, enfocada en la implementación de la Reforma de Cuotas y Gobernanza del FMI acordadas en 2010 en el G20; 3. la coordinación de los tres países para impulsar una reforma integral de la ONU, incluyendo a su Consejo de Seguridad, de modo que los países en desarrollo estén mejor representados; 4. La coordinación en la lucha contra todo tipo de terrorismo y en todas partes por igual; 5. la celebración solemne y conjunta en 2015 del 70º aniversario de la victoria en la Segunda Guerra Mundial contra el fascismo y la fundación de las Naciones Unidas. Los ministros decidieron celebrar la próxima reunión trilateral en Rusia en la segunda mitad de 2015.
En la misma fecha, en Washington, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, propondría un paquete presupuestario de defensa de 534.000 millones para el año fiscal 2016, que supone un incremento de 38.200 millones de dólares respecto del presupuesto  aprobado por el Congreso para el año fiscal 2015.

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La diferente naturaleza de ambos eventos políticos queda reflejada en las diferentes propuestas de unos y otros, y marca la orientación geopolítica de las potencias respectivas, las de quienes apuestan por un mundo nuevo de paz, soberanía e integración económica y social, y la de quienes basados en su fortaleza militar pretenden mantener su estatus hegemónico político y económico mundial.
El presupuesto militar de EEUU, duplica el de China, India y Rusia juntos, y su incremento para el año fiscal 2016 significa que, ante la creciente influencia política y económica de los países emergentes, EEUU apuesta por su rearme para la contención de sus adversarios.
Rusia y China no tienen desplegadas fuerzas militares fuera de su territorio, por lo que su estrategia y gastos militares son defensivos y de contraataque. Sin embargo, EEUU tiene unos 150.000 militares desplegados en diferentes países, principalmente en Alemania, Oriente Medio, Japón y Corea del Sur, lo que supone un enorme gasto adicional para mantener su estrategia de dominación global.

Para EEUU, el fracaso en las guerras de ocupación de Irak y Afganistán ha supuesto un cierre histórico a sus invasiones terrestres duraderas, y su estrategia de la dominación contra sus adversarios geopolíticos ha pasado a sustentarse en: 1. la guerra económica; 2. el apoyo a movimientos políticos no patrióticos y pro-estadounidenses, y 3. la instrumentalización de terceros países para confrontarlos contra sus oponentes, siendo el actual conflicto de Ucrania donde EEUU ensaya todas estas tácticas a la vez contra Rusia.
En esta nueva estrategia, EEUU, precisa de un mayor control de sus socios internacionales lo que le otorga una mayor ascendencia sobre los mismos en su doctrina de dirigir desde atrás la confrontación contra terceros, reservándose en última instancia su enorme poderío militar ante una posible escalada militar en un hipotético escenario de confrontación internacional.
No obstante, el margen de maniobra política y militar internacional de EEUU se viene reduciendo, no solo por la imposibilidad de recurrir a la invasión terrestre de forma prolongada, sino debido al debilitamiento de su dominio neocolonial de los países en desarrollo ante el auge soberanista de los mismos, particularmente en América Latina, que le ha obligado a iniciar una maniobra de aproximación hacía esta región con el establecimiento de relaciones diplomáticas con Cuba y que tratará de recomponer sus maltrechas relaciones con la mayoría de los países de América Latina en la próxima cumbre de las Américas a celebrar en abril de este año.
La fuerza de la unidad de los países BRICS y de todos aquellos países acosados por EEUU, está creando un mundo paralelo al del tradicional dominio occidental de centro periferia, siendo China uno de los países que permiten fundamentar la cohesión de las relaciones Sur-Sur y romper con esa histórica relación, por lo que su papel en el escenario internacional cobra progresivamente una dimensión más relevante. Esta nación está favoreciendo la unión de los países de América Latina, como se vio en la reciente cumbre China-CELAC; está estimulando al desarrollo compartido con los países de África Central y Austral en una relación que data de varias décadas, y está contribuyendo a la formación del espacio económico euroasiático con el impulso a la interconectividad del mismo, en el que Rusia y la India juegan un papel decisivo.
Una vez que los países BRICS han irrumpido en el escenario de los países en desarrollo como articuladores de sus economías, EEUU no puede cambiar la tendencia general hacia una mayor soberanía de los países en desarrollo con integración económica y social, pero Occidente no puede sustraerse a su tradición de dominación pues su modelo económico se ha venido sustentando en el colonialismo y posteriormente en el neocolonialismo.
La lucha de EEUU es una lucha contra la corriente de la historia de los países donde habita la mayoría de la humanidad que aspira a su prosperidad soberana, y es lo que ha hecho que su estrategia esté plagada de fracasos, porque todos sus intentos de dominación han acabado en la destrucción de naciones enteras como Irak, Afganistán y Libia, y en la desestabilización de toda la región del Oriente Medio.
Su estrategia actual de confrontación está escalando, pasando de estar centrada en el Oriente Medio a priorizar la contención de China y Rusia, comenzando por Rusia. El camino ya estaba trazado por los estrategas estadounidenses pues en la campaña electoral del 2012 el candidato republicano Mitt Romney ya señalaba a Rusia como el principal enemigo de EEUU, una tesis a la que el presidente Obama se ha sumado. La confrontación de EEUU contra Rusia que ha tomado un carácter virulento en Ucrania se basa en la instrumentalización de ese país como ariete contra Rusia, apoyándose en las ambiciones del grupo de oligarcas de Kiev que ven en su adhesión a Occidente un futuro donde colocar sus fortunas, alimentando una guerra en la que no caben vencedores sino un país sumido en la ruina y la devastación, pero ese escenario le va bien a EEUU, pues, mientras persista la inestabilidad presiona a Rusia y alinea en su guerra económica contra Rusia a los países de la UE. En esta lucha, tal vez la paz en Ucrania, ante la falta de voluntad política de una solución negociada por parte de Kiev, tenga que ser impuesta por la rebelión de la ciudadanía que apoyó a los actuales dirigentes de Kiev y la derrota militar en la región de Donbass.
La estrategia de confrontación contra Rusia esta orientada a intentar crear unas condiciones internas en Rusia que permitan un cambio de poder, pues la reposición en el poder de los antiguos oligarcas apátridas le permitiría a EEUU, erosionar el grupo BRICS, controlar los recursos energéticos de Rusia y con el control que a su vez ejerce sobre Arabia Saudita, condicionar el desarrollo de China y debilitarla internacionalmente. Un plan éste que no tiene ningún porvenir, pues la reacción de la ciudadanía rusa es de cerrar filas con sus dirigentes ante la agresión externa, y la reacción de los principales aliados de Rusia, principalmente de China y de los países BRICS, caminan en la misma dirección, y tanto Rusia como China pueden seguir con su política de reformas para la modernización de sus economías, lo que en unos años les situará en una posición ventajosa en el panorama internacional.
EEUU seguirá llevando inestabilidad y guerra a diferentes partes del planeta, pero no puede ir más allá. Solamente tiene el recurso de una conflagración internacional, pero desde el punto de vista militar el desarrollo armamentístico en defensa y contraataque tanto de Rusia como de China, hace inviable el plan estadounidense de Ataque Global Inmediato, para desarmar con un golpe rápido nuclear a Rusia y China.

Un escenario de esas características es mejor no imaginar, pero los que siguen invirtiendo en sofisticadas armas hipersónicas de defensa y ataque nuclear si lo consideran probable. Unos planes de guerra que la humanidad debiera erradicar porque es la única amenaza existente que puede convertir en cuestión de horas en polvo radiactivo a las naciones involucradas en una conflagración nuclear. Por ello, acabar con los focos de guerra y las tensiones entre grandes potencias es la cuestión primera para el mantenimiento de la paz mundial.