Abril 2015



25/04/2015

NOTICIA. El 24/04/2015, con la asistencia de representantes de más de cien países de Asia y África, fue clausurada la cumbre conmemorativa por el 60º aniversario de la Conferencia de Bandung.


Comentario

El retorno del espíritu de Bandung

Del 22/04/2015 al 24/04/2015, bajo el lema "Fortalecer la Cooperación Sur-Sur para Promover la Paz y la Prosperidad Mundiales", ha tenido lugar la Cumbre conmemorativa por el 60º aniversario de la Conferencia de Bandung. En la Cumbre han participado: 33 jefes de Estado y de gobierno; 77 representantes de otros países de Asia y África, y 17 organizaciones internacionales.
El presidente de Indonesia, Joko Widodo, como representante del país anfitrión en su discurso de apertura, sería quien definiría el significado actual del espíritu de Bandung. “El mundo necesita un liderazgo global cooperativo que se ejerza de una manera justa y responsable”. "Sentimos la injusticia global cuando un grupo de naciones establecidas son reacias a reconocer que el mundo ha cambiado". La economía global no puede ser gestionada solamente por tres instituciones financieras internacionales. “La dependencia exclusiva del Banco Mundial (BM), del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Asiático de Desarrollo (BAD) es una visión obsoleta”. “Tenemos que establecer un orden económico global abierto a las nuevas potencias económicas emergentes”.
China, la nación asiática que tiene una más estrecha relación con África, en la intervención del presidente Xi Jinping, hizo un llamamiento a promover la construcción de una comunidad de destino común para toda la humanidad de acuerdo con el tradicional Espíritu de Bandung de solidaridad, amistad y cooperación, proponiendo a los representantes asiáticos y africanos trabajar en tres direcciones: 1. la cooperación entre Asia y África, uniendo las estrategias de desarrollo en base a la complementariedad económica que impulse el crecimiento común; 2. la ampliación de la cooperación Sur-Sur global, para mejorar las condiciones de vida de sus pueblos; 3. la cooperación Sur-Norte, basando las relaciones entre los países en desarrollo y desarrollados en el respeto mutuo y la igualdad sin condiciones políticas.
Al término de la Cumbre los representantes políticos asiáticos y africanos suscribieron un documento de 41 artículos, con el  compromiso de impulsar la cooperación en un amplio rango de campos entre los que destacan: la promoción del comercio; la logística; la inversión; el transporte; el turismo, y el combate contra el crimen organizado y el terrorismo transnacional.
La Cumbre finalizó con un llamamiento del presidente de Indonesia, a “promover el entendimiento mutuo, la paz mundial y poner fin a todas las formas de violencia”.
La Cumbre proclamó el 24 de abril como el día de Asia-África.
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En 1955, representantes de 29 regiones y países asiáticos y africanos se reunieron en Bandung para tratar sobre la independencia, la paz y la prosperidad económica. La iniciativa partió de los primeros países descolonizados en Asia: Indonesia, India, Pakistán, Ceilán (Sri Lanka) y Birmania (Myanmar), reuniendo a otros 24 más, entre los cuales solo seis africanos, los únicos para la época no colonizados. El encuentro se realizó, en una coyuntura internacional caracterizada por la permanencia del sistema colonial en vastas áreas del mundo y la confrontación entre dos grandes potencias o bloques. El objetivo de la conferencia era proclamar un nuevo pensamiento independiente de los bloques alineados por la Guerra Fría, proclamando los cinco principios de la coexistencia pacífica: 1. el respeto a la soberanía e integridad territorial de cada país; 2. la no agresión; 3. la no injerencia en los asuntos internos de otros Estados; 4. la igualdad en las relaciones, y 5. el beneficio mutuo.

Sesenta años después de la Conferencia de Bandung el mundo ha cambiado, pero los valores de solidaridad, amistad y cooperación entre naciones que inspiraron la misma, siguen vigentes. En Asia y África, las naciones en desarrollo del Oriente asiático y del África austral, guiadas por el espíritu de Bandung de colaboración y respeto entre naciones, se están situando a la cabeza en potencial de desarrollo y dinamismo económico.
En el mundo en general, también han surgido una serie de nuevos desafíos. La brecha entre el Norte y el Sur sigue abierta, y es necesario abordar mejor el equilibrio entre el desarrollo económico y la protección medioambiental. Para enfrentar estos desafíos, la humanidad precisa de un ideario orientado a la construcción de una comunidad global de naciones para un desarrollo cooperativo, que relegue históricamente a la vieja cultura imperial de la confrontación para obtener beneficios unilaterales de unas naciones a costa de otras.
Después de 60 años la esperanza para los países en desarrollo es mayor. Si en la Conferencia de Bandung de 1955 la fuerza de los principios allí proclamados tenía apoyos muy limitados, ahora, como se ha visto en la cumbre de conmemoración del 60 aniversario, el número de naciones y las fuerzas políticas y económicas que proclaman que quieren avanzar en un desarrollo cooperativo se ha incrementado. El avance en la relación Sur Sur posibilita la relación Sur Norte en términos más equitativos, por el contrario, la debilidad del Sur perpetúa la tradición imperial del NorteEsa es la relación dialéctica que marca en la actualidad las geoestrategias globales, el Norte intentando contener y tutelar el desarrollo de los países emergentes a través de promover la desestabilización y la guerra económica de las sanciones para mantener su estatus de dos siglos de predominancia mundial, y los BRICS y otros países en desarrollo promoviendo la cooperación en favor de una transformación mundial hacia un desarrollo soberano de todas las naciones.

La pequeña ola que emergió en Bandung en 1955, en la actualidad ha aumentado su tamaño notablemente y, en la medida que los países en desarrollo partidarios de la cooperación aumenten su participación en la economía  mundial, se avanzará en el camino hacia una civilización mundial más fraternal.


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19/04/2015

NOTICIA. Un  barco con 700 emigrantes africanos naufragó en el Mediterráneo en la noche del sábado al domingo del 19/04/2015, a unas 60 millas náuticas de la costa de Libia

Comentario

UE. Responsabilidades ignoradas

En la noche del sábado al domingo del 19/04/2015 un mercante portugués avistó el hundimiento de un barco a unas 60 millas náuticas de la costa de Libia, consiguiendo salvar a 28 personas, que relataron que, junto a ellas, viajaban 700 más. En  las costas libias, arrastrados por el oleaje han aparecido varios emigrantes ahogados. La portavoz del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, Carlotta Sami, en declaraciones a la emisora RaiNews24 calificó el naufragio como “una de las mayores tragedias sucedidas en el mar Mediterráneo”. En las labores de búsqueda  participan la armada de Malta, barcos italianos y naves comerciales en una zona a 210 kilómetros al sur de la isla italiana de Lampedusa y a 27 kilómetros de la costa Libia.


Según registros de la UE, unos 170.000 inmigrantes ingresaron el año pasado en el territorio de la Unión Europea a través de Italia después de cruzar el mar Mediterráneo, de los que la mayoría salió de Libia, estimándose que murieron más de 3.000 personas. Un éxodo que sigue en aumento, habiéndose registrado durante los primeros dos meses de este año, un incremento del 43 por ciento  de llegadas de inmigrantes a los países de la UE frente al mismo período del 2014. Por otra parte, desde el año 2011, las tragedias de naufragios en el mar Mediterráneo se suceden ininterrumpidamente.
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Las precarias condiciones en la que se realiza la migración a través del Mediterráneo desde la ribera sur y oriental hacia las costas de la UE, revela que la misma es fruto de la desesperación en la que viven cientos de miles de personas en los países árabes. La emigración se ha convertido en una huida de la guerra, las persecuciones religiosas, y el drama económico como consecuencia de la ausencia de paz. El factor de expulsión del lugar de origen es predominante sobre el factor de atracción del lugar de destino, aunque éste aparezca como una salvación. Una situación que se ha venido agravando sobre todo por la inestabilidad política principalmente en Siria y Libia, desde donde se registran el mayor número de partidas.
De esta tragedia, los políticos de la UE ignoran sus responsabilidades, como si la misma fuese consecuencia de un fatal destino, cuando quien sumió a Libia en el caos político fue la UE y su brazo armado la OTAN. Tras la aprobación por el CSNU en el año 2011, de la resolución 1973  sobre la limitación del espacio aéreo de Libia, las potencias europeas y EEUU la instrumentalizaron para propiciar un cambio de régimen político en Libia favorable a sus intereses, pero el resultado fue la devastación de un país que llegó a ostentar la puntuación más alta en IDH de los países de África en el 2010. En su propaganda tanto la OTAN como los medios de comunicación europeos y estadounidenses, justificaron su intervención en que la misma traería “la libertad” a Libia y con ella la prosperidad económica, pero lejos de ser así Libia se ha sumido en un caos político y una guerra civil en la que los grupos yihadistas están tomando un creciente protagonismo.
Pero los responsables de la UE, a pesar de clamar por la tragedia de la migración que llena de cadáveres el mar Mediterráneo, no parecen sentirse culpables por su desastrosa intervención en Libia. Sobre las consecuencias de la misma han tendido un tupido velo mediático, no existe ninguna crítica, ninguna autocrítica sobre la guerra en su día desatada contra ese país. En el caso de Siria, los políticos europeos y los grandes medios de comunicación occidentales llevan años apostando por la guerra a través de apoyar a los denominados eufemísticamente “rebeldes luchadores por la libertad”, cuando la realidad ya ha demostrado sobradamente que no existe línea de separación entre los considerados “rebeldes” y el terrorismo.
Ni en Libia se apostó por la vía de la negociación entre el gobierno y la oposición, ni en Siria tampoco se sigue apostando por la misma, para EEUU, Arabia Saudita e Israel, cuando no es posible cambiar los gobiernos que se oponen a su hegemonía lo que procede es la devastación de esos países, sin calcular ni responsabilizarse de que la misma alienta el desarrollo de las organizaciones yihadistas, como así ha sucedido con la creación del Estado Islámico.
Los dirigentes políticos de la UE, no solo callan su responsabilidad, sino que también ocultan su falta de independencia ante los dictados de EEUU e Israel que les ha llevado a apoyar una política de desestabilización en el norte de África y el Próximo y Medio Oriente, contraria a los intereses de la UE, y que ha convertido su frontera sur en una región en la que cientos de miles de desesperados se debaten entre lanzarse a la aventura migratoria, en algunos casos apuntarse a la yihad, o seguir viviendo bajo el desastre de sus países de origen.
Los que decidieron emigrar por el caos propiciado por la OTAN, tampoco tendrán la esperanza de la reparación de los daños causados por la guerra, porque Occidente no se hace responsable a posteriori de las guerras que inicia o fomenta, sino que por el contrario, cuando pisen suelo europeo seguirán siendo perseguidos.

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12/04/2015

NOTICIA. En declaraciones a la Agencia Rusa de Información Novosti, el viceministro ruso de Defensa, Anatoli Antónov, afirmó que la nueva Doctrina Militar de Rusia no amenaza a los países occidentales

Comentario

Doctrinas militares en transformación

El viceministro ruso de Defensa, Anatoli Antónov, en declaraciones realizadas a RIA Novosti, resumió las características de la nueva doctrina militar de Rusia, manifestando que la misma ha sido actualizada debido a los cambios que han tenido lugar en el ámbito de la seguridad desde 2010, año que Rusia aprobó la anterior doctrina. La renovada versión de la actual doctrina militar es un documento que establece los objetivos de la política de Defensa rusa y fue aprobada por el presidente Vladímir Putin y publicada en la Web del Kremlin el pasado 26 de diciembre.
En sus declaraciones, el viceministro ruso de Defensa señalo que la aspiración de EEUU de dominar a nivel internacional en la que se vienen empleando métodos no convencionales como los bombardeos de países como en Siria sin autorización; las revoluciones de colores en varios Estados árabes y en Ucrania, que han desembocado en una acentuada inestabilidad política que, en el caso de Ucrania ha llevado a una Guerra Civil, y en varios países árabes ha favorecido el avance del Estado Islámico, ha sido uno de los motivos de la actualización de la doctrina militar rusa.
"Por una parte, está el intento de EEUU de conservar el sistema mundial sin cambios, su aspiración a dominar en los asuntos internacionales, a no permitir que los acontecimientos se desarrollen según un guión que contradiga sus intereses; por otra, los partidarios de un modelo de desarrollo policéntrico, entre los que se encuentra Rusia, que no admiten ese esquema".
A su vez, afirmó que  la nueva redacción de la doctrina militar se orienta a mantener un diálogo equitativo con la OTAN, y que en ningún caso la misma contempla la amenaza a los países occidentales. "El documento muestra consecuentemente la intención de mantener un diálogo equitativo en el ámbito de la seguridad europea con la UE y la OTAN, contribuir a la creación en la región Asia-Pacífico de un modelo de seguridad nuevo, basado en principios colectivos no pertenecientes a ningún bloque".
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Las doctrinas militares son una extensión de la concepción geopolítica que han venido realizando las potencias mundiales en la historia contemporánea, las mismas, se pueden resumir en dos apartados, las ofensivas y las defensivas. La doctrina militar ofensiva formó parte de los imperios coloniales europeos en el siglo XIX y primera mitad del XX dentro de su concepción política de dominación colonial global. La finalidad práctica de las doctrinas ofensivas era el dominio económico mundial del cual se beneficiaban las metrópolis coloniales y especialmente las clases sociales más acomodadas. En ese periodo, las doctrinas militares ofensivas formaban parte de los principales imperios coloniales europeos, principalmente de Gran Bretaña, Francia y Alemania, y estaban orientadas en dos direcciones, por una parte, a su expansión colonial en territorios de ultramar y, por otra parte, a la lucha entre imperios por el dominio del control absoluto del centro de dominación mundial, lo que les enfrentaba en territorio europeo y propiciaba su rearme.
En este modelo político, económico y militar global, los imperios europeos se desarrollarían por áreas de influencia estancas, que en unos casos, como el reparto de África en el último tercio del siglo XIX se realizaría en gran medida de manera consensuada y, en otros casos, surgirían fricciones por la disputa territorial, aunque el aspecto dominante en la primera mitad del siglo XX sería la confrontación en el centro del sistema político, económico y militar mundial, que les llevaría a la confrontación en dos cruentas guerras mundiales.
En las colonias ocupadas por estos imperios su despliegue militar en un principio era relativamente escaso, pues con un limitado contingente de fuerzas militares lograban someter a las élites de clanes y tribus y con ello extendían su dominación al resto de la población. En el siglo XIX para la colonización de Indochina por Francia le bastó unas cañoneras subiendo por el río Mekong. No obstante, la emergencia de la conciencia política de los pueblos sometidos de una concepción tribal a otra nacionalista contribuyó decisivamente a que se formaran movimientos políticos en favor de su independencia colonial que tuvo su momento de mayor expansión durante y tras la Segunda Guerra Mundial.
Las potencias coloniales europeas, principalmente Francia y Gran Bretaña, tuvieron que reforzar su despliegue militar en las colonias, pero la resistencia de los movimientos de emancipación colonial hizo inviable para estos imperios mantener su doctrina militar ofensiva, debiendo acceder al reconocimiento de las nuevas naciones que se constituían en los territorios hasta ese momento colonizados.
Durante todo el periodo que duró la Guerra Fría entre Rusia y EEUU, las doctrinas militares ofensivas fueron lideradas por estas dos potencias y estuvieron orientadas a la conformación de espacios geopolíticos de naciones satélites respectivas. El final de la Guerra Fría a finales del sigo XX supuso para Rusia el abandono de su doctrina militar ofensiva, mientras que EEUU la continuaría y actualmente se traduce en: un despliegue militar mundial de potentes escuadras navales en todos los mares del mundo; la instalación de numerosas bases militares y destacamentos de tropas en países satélites, y la dedicación del mayor presupuesto militar mundial que supone más de un tercio de todos los gastos militares del planeta, siendo en la actualidad la única potencia del mundo que tiene un despliegue militar global.
La doctrina militar ofensiva de EEUU, en la primera década del siglo XXI se orientó a intentar devolver a la región del Oriente Medio al viejo modelo colonial a través de la ocupación de países con presencia militar directa y la gestión territorial por administradores estadounidenses. El fracaso de la ocupación de Irak demostró que los procesos de descolonización no eran históricamente reversibles. Este intento y fracaso supuso un cambio en la doctrina militar ofensiva de EEUU, en la que se descartaba la presencia militar continuada como forma de dominación, orientándose la misma a la desestabilización de las naciones objeto de la agresión para promover cambios de régimen que posibilitarían gobiernos bajo la tutela estadounidense. El cambio en la doctrina militar ofensiva suponía la dedicación de mayores recursos a los servicios de inteligencia y la implicación de países satélites en la promoción de guerras o confrontaciones regionales. En la región del Próximo y Medio Oriente se generalizó la inestabilidad y se propicio el cambio de régimen en Libia; en Europa se apoyo el cambio violento de régimen en Ucrania y su instrumentalización contra Rusia; en la región de Asia-Pacífico se utilizó a Japón y Filipinas para promover contenciosos con China, y en América Latina se acentuarían los permanentes intentos de desestabilización de los gobiernos de izquierdas.
Rusia y China las dos principales potencias mundiales después de EEUU, ante el acoso directo e indirecto estadounidense se han visto obligadas a reajustar su doctrina defensiva ampliando su capacidad de respuesta ante posibles agresiones convencionales y no convencionales. Y aunque las mismas se basan en la defensa de su territorio y no precisan un despliegue militar global, estas naciones también se preparan militarmente para en caso de sufrir una agresión militar convencional o nuclear por parte de EEUU o aliados, tener capacidad de contraataque contra el territorio estadounidense o de aliados implicados. Otras potencias menores como Irán que también son objeto del acoso estadounidense, su doctrina militar defensiva se basa en el desarrollo armamentístico como elemento de disuasión. Algunos países latinoamericanos que han sido objeto de los intentos de desestabilización por parte de los servicios de inteligencia de EEUU y grupos sociales afines, como sucedió en Bolivia, Ecuador y principalmente Venezuela, su doctrina militar defensiva se basa en la unión cívico-militar para combatir cualquier invasión terrestre en sus países por parte de EEUU.
En la doctrina militar defensiva, la educación de la ciudadanía en los valores patrióticos es parte fundamental de la misma, pues la guerra de resistencia se realiza siempre en el territorio agredido. Una percepción ciudadana que en el caso de Rusia está aumentando tras la política de sanciones de los países de la OTAN contra Rusia. En una reciente información del periódico ruso Kommersant señalaba que más de la mitad (54%) de la ciudadanía rusa cree que actualmente existe “una amenaza real de que se inicie una guerra total entre Rusia y los países de la OTAN”, a pesar de que un 66% piensa que Rusia intenta resolver todos los temas por la vía diplomática.

La doctrina militar ofensiva de EEUU y de la OTAN se fundamenta en el mantenimiento del estatu quo económico mundial basado en la concentración de la riqueza en unos pocos países desarrollados y el dominio de las naciones en desarrollo. La política de devastación realizada por EEUU y la OTAN en Irak, Afganistán y Libia con métodos de guerras convencionales y no convencionales, o las políticas de sanciones y guerra económica contra Irán, Rusia o Venezuela para impedir su desarrollo económico son expresión de esta política, pero la misma no puede perpetuarse en el tiempo. El cambio histórico de los países en desarrollo liderados por los países BRICS hacia su desarrollo soberano no es posible contenerlo por la fuerza de las armas, y  en la medida que los países en desarrollo avancen en su participación en el PIB mundial irán eclipsando progresivamente el poder económico occidental, y el mantenimiento de un despliegue militar mundial como el que tiene EEUU, por  ineficaz e improductivo,  irá progresivamente perdiendo sentido.

A pesar de la resistencia actual de las potencias occidentales a los cambios mundiales por la irrupción soberana de los países en desarrollo, en perspectiva se impone el diálogo para un progresivo desarme de las potencias y la colaboración entre los países desarrollados y en desarrollo para abordar conjuntamente los graves problemas sociales y medioambientales que tiene planteados la humanidad.
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Anexos


Gastos militares 2014 (M $) Mundial 1.776.000; 100%



Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo

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04/04/2015

NOTICIA. El 01/04/2015, Irán y los países del Grupo 5+1 (Estados Unidos, el Reino Unido, Francia, Rusia y China, más Alemania) llegaron a un acuerdo marco respecto del programa nuclear iraní

Comentario

Irán y los cambios en la política mundial y en la región del Oriente Medio

El 02/04/2015 la representante de la UE, Federica Mogherini, y el representante de Irán,  Mohammad Javad Zarif, en las conversaciones sobre el programa nuclear iraní anunciaron en rueda de prensa conjunta los puntos del acuerdo marco alcanzado.
En lo que respecta al programa nuclear iraní, el Plan Integral de Acción Conjunta para el enriquecimiento de uranio en Irán, indica que el país persa durante al menos 15 años podrá enriquecer uranio hasta el 3,67 por ciento. Irán seguirá sus investigaciones y avances para desarrollar sus centrifugadoras. La planta nuclear iraní de Fordo (ubicada cerca de la ciudad de Qom, al sur de Teherán), se rediseñará a fin de convertirla en un centro de investigación de física nuclear. El reactor de agua pesada de Arak se mantendrá para ser rediseñado y mejorado con el fin de incrementar su eficacia, comprometiéndose Irán a no construir ningún otro reactor de agua pesada en los próximos 15 años. La cooperación internacional de Irán en el campo nuclear, incluyendo al Grupo 5+1 será posible y promovida en la construcción de centrales nucleares y reactores de investigación.
En lo concerniente a las sanciones, todas las sanciones económicas y financieras del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU), las impuestas de manera multilateral por Europa y de manera unilateral por EEUU en contra de Teherán serán levantadas tras la implementación del pacto final antes del 30/06/2015. Entre los embargos económicos que serán eliminados figuran las prohibiciones bancarias, del seguro e inversión, así como en otros servicios en diferentes campos, como el petroquímico, petrolero, gasífero, automovilístico e industrial. Al mismo tiempo, todas las sanciones referentes al programa nuclear iraní en contra de las entidades naturales y jurídicas, instituciones y organizaciones privadas y estatales, serán anuladas. Los países del Grupo 5+1 se comprometen a evitar cualquier tipo de nuevas sanciones relacionadas con el programa nuclear del país persa.
Tras la implementación del pacto definitivo antes del 30/06/2015, el Consejo de Seguridad de la ONU emitirá una nueva resolución sobre el programa nuclear iraní y declarará nulas todas las anteriores resoluciones.
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Las reacciones a la noticia del acuerdo marco entre Irán y el grupo 5+1 no se hicieron esperar. Los líderes de los países que han participado en las negociaciones desde noviembre de 2013 saludaron el acuerdo y se mostraron esperanzados en que muy pronto se pueda firmar el documento final. Por el contrario, las críticas más fuertes en contra del acuerdo, como era de esperar, han sido de los gobernantes de Arabia Saudita, Israel y los políticos y medios derechistas de EEUU. Estas fuerzas en los tres meses restantes para concluir los detalles técnicos del acuerdo marco que posibilite la firma definitiva, intentaran hacer fracasar el mismo.

El acuerdo marco ha sido posible gracias a la coherencia y firmeza de Irán de apegarse al derecho internacional, por el cual, como signatario del Tratado de no Proliferación Nuclear TNP, nunca ha pretendido desarrollar armas nucleares, sin embargo, si tiene derecho a desarrollar la energía nuclear con fines civiles y de investigación. En la actualidad, los estados nuclearmente armados que no han firmado el TNP son, India, Pakistán, Israel y Corea del Norte.
Las sanciones a Irán por su programa nuclear tuvieron un giro internacional en junio del 2010 cuando los cinco miembros del CSNU con derecho a veto: EEUU, China, Rusia, Gran Bretaña y Francia, a través de la resolución 1929 decidieron aplicar una lista de sanciones a Irán por la opacidad de este país a las inspecciones de la OIEA. La decisión contribuyó al aislamiento internacional de Irán. En ese momento, tanto China como Rusia vivían la política internacional a remolque de las iniciativas estadounidenses, sin presentarle oposición. Sin embargo, tras la abusiva interpretación por parte de los países de la OTAN de la resolución 1973 aprobada por el CSNU sobre la limitación del espacio aéreo libio que se convirtió en un pretexto para propiciar un cambio de régimen en Libia, tanto Rusia como China han venido siendo más cautelosos a la hora de apoyar las iniciativas estadounidenses. En septiembre del 2011 China se opondría a la propuesta de EEUU de ampliar las sanciones a Irán en el marco de la ONU.
Las sanciones a Irán nunca estuvieron justificadas, más si se compara con Israel que ya posee armas nucleares, y lo que parecía ser una presión por parte del CSNU a Irán para que se abriera a una mayor transparencia en su programa nuclear y posibilitaría una rápida negociación, se convirtió en un arma arrojadiza contra Irán por parte de EEUU, Israel y Arabia Saudita, durante cinco años. Ahora las presiones de China y de Rusia para alcanzar un acuerdo y particularmente el cambio en la estrategia global estadounidense han inclinado la balanza a buscar un acuerdo con Irán.
Este giro se inició el 24/11/2013 cuando el Grupo 5+1 llegó a un primer acuerdo con Irán sobre el programa de enriquecimiento de uranio de ese país, desde entonces tanto Israel como Arabia Saudita han estado intentando torpedear cualquier posible acuerdo, pero el cambio de EEUU respecto a las pretensiones de sus dos principales aliados en la región del Oriente Medio, parece firme.
EEUU se había convertido en un rehén de las políticas de hechos consumados de Arabia Saudita e Israel en Oriente Medio, las cuales, EEUU sino quería distanciarse de estos dos países, tenía que secundarlas. La invasión israelita de la Franja de Gaza en noviembre del 2012; el enigmático ataque con armas químicas en Siria en agosto del 2013 que situó a EEUU en la tesitura de iniciar una nueva guerra en Oriente Medio, y la nueva invasión de la Franja de Gaza por Israel en julio del 2014, le han hecho ir a remolque de los acontecimientos que sus belicosos aliados iniciaban en la región.
El dilema en el que se había situado EEUU era que la continuidad en una oposición a ultranza a un acuerdo con Irán por su programa nuclear, le llevaba inevitablemente a un escenario en el que tanto Israel como Arabia Saudita le empujarían a participar en una guerra contra Irán. Aunque tanto EEUU como Irán y Arabia saudita favorecen la inestabilidad en el Próximo y Medio Oriente como forma de debilitar a sus oponentes, las implicaciones en una guerra abierta con la potencia más importante de la región como es Irán, es una línea que EEUU, a diferencia de sus aliados Israel y Arabia Saudita, no está dispuesto a traspasar.
Con el acuerdo con Irán, EEUU evita ser arrastrado a una guerra por la iniciativa principalmente de Israel cuyos dirigentes siguen pensando que la guerra contra Irán es necesaria, además EEUU al desactivar ese riesgo pone limites a las políticas regionales de Arabia Saudita e Israel, que no son capaces por si solos de enfrentarse a Irán. El efecto de este cambio estratégico de EEUU, causa el descontento de Israel pero, sin bien, Israel es un aliado fundamental para EEUU en el Oriente Medio, EEUU para Israel es un aliado imprescindible.
Desde el punto de vista estratégico global, debido al ascenso en el escenario mundial de los BRICS, EEUU no puede correr el riesgo de empantanarse en la región del Oriente Medio. Si en la primera década del siglo XXI, los escasos desafíos que tenía EEUU en el resto del mundo le permitieron concentrar la mayor parte de sus políticas y gastos militares en el Oriente Medio, en la segunda década los frentes abiertos para mantener su hegemonía en el resto de puntos del planeta se han incrementado. El conflicto de Ucrania ha abierto un frente con Rusia, el ascenso de China le obliga a rebalancear gran parte de sus gastos militares hacía la región del pacífico y, la emergencia soberanista de América Latina, le obliga a prestar también mayor dedicación y gasto a las políticas desestabilizadoras.
Estos cambios globales no entran en la consideración de Israel, pues al régimen sionista lo único que le preocupa es la dominación de todo el Oriente Medio y para ello quisiera que EEUU actuara exclusivamente en la defensa de los intereses de Israel, pero dados los desafíos globales a los que se enfrenta EEUU ello no puede ni va a suceder.
En un hipotético escenario de guerra en el Oriente Medio, EEUU correría el riesgo de ver desatendidos los numerosos frentes abiertos y los estrategas estadounidenses pueden pensar que otros como Rusia o China, aunque no esté en la mente de los dirigentes de estos países, podrían aprovechar la oportunidad para expandir su influencia fuera de sus fronteras lo que les situaría en un escenario de varios frentes abiertos.
Los estrategas estadounidenses piensan en clave de hegemonía global y atribuyen a sus adversarios como Rusia y China su propia mentalidad y, por ello, son presos de sus prejuicios. No terminan de creerse que tanto China como Rusia aplican una doctrina militar puramente defensiva y de que apuestan por un mundo de paz y desarrollo, y ello le lleva a una política de contención de estas potencias, lo que implica una dedicación ingente de recursos de inteligencia y gastos militares que deben ser globalmente administrados.

Mientras EEUU permanezca aferrado a su concepción de hegemonía global las políticas de paz y desarrollo soberano del resto de naciones las seguirá viendo como una afrenta, lo que le sitúa contra la corriente actual de la historia marcada por las aspiraciones de la mayoría de las naciones y de la humanidad de lograr sociedades prosperas y de paz. En el Oriente Medio, la nación más comprometida con ese objetivo y contra las políticas hegemónicas, es Irán, por ello el acuerdo definitivo sobre su programa nuclear y la anulación de todas las sanciones abriría un escenario, fruto de su resistencia, que puede traer su desarrollo económico que en un futuro, tal vez, pueda ser un referente para otras naciones.