Noviembre 2015



29/11/2015

NOTICIA. Tras el derribo el 24/11/2015, por parte de Turquía del bombardero ruso Su-24, las relaciones entre Rusia y Turquía han entrado en un punto de no retorno

Comentario

La lucha contra el Estado Islámico (EI) y el desafío de la prevalencia del derecho internacional en el Próximo y Medio Oriente

El 28/11/2015, el presidente ruso Vladímir Putin firmó un decreto sobre medidas económicas especiales contra Turquía, que en palabras de la jefa del Comité de Seguridad y Lucha Anticorrupción de la Duma rusa, Irina Yarovaya, tienen entre sus objetivos frenar la financiación del terrorismo. Por su parte, el primer vicepresidente del Comité de Defensa y Seguridad del Senado ruso, Frants Klintsévich, manifestó que  las relaciones entre Rusia y Turquía han entrado en un punto de no retorno.

Las diferencias entre Turquía y Rusia han puesto a su vez de manifiesto, las enormes diferencias existentes en materia de interpretación del derecho internacional entre las potencias que justifican sus intromisiones en Siria contra el gobierno sirio de Al Asad, y quienes defienden el derecho a la autodeterminación del pueblo Sirio sin injerencias foráneas.
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La legalidad internacional y el Orden Mundial

Todo esta escrito de cómo deben ser las relaciones entre las naciones y el derecho a la libre determinación de los pueblos en la Carta de las Naciones Unidas. Su texto está redactado y se fundamenta sobre la tragedia de dos cruentas guerras mundiales en la primera mitad del siglo XX, producto de las ambiciones imperiales de las grandes potencias del momento, principalmente Alemania, Francia, Gran Bretaña y Japón. Fue un momento histórico, en el que la barbarie a la que habían conducido las ambiciones de dominación de unas pocas naciones sobre otras, había marcado a sangre y fuego las conciencias de la generación que padeció principalmente la Segunda Guerra Mundial. El texto de la Carta de las Naciones Unidas es el patrimonio más valioso de la historia de la humanidad en las relaciones internacionales por ser el consenso entre naciones más alto jamás alcanzado, se erige por encima de ideologías y creencias, y constituye el manifiesto sobre el que la humanidad puede albergar la esperanza de alcanzar algún día la fraternidad plena entre naciones.
Aunque, si bien, la Carta de las Naciones Unidas, sigue siendo la base sobre la que se asientan las relaciones internacionales y sobre la que se ha ido construyendo el derecho internacional, las generaciones posteriores que no vivieron de primera mano las amargas consecuencias de la Segunda Guerra Mundial, ya no perciben el sufrimiento humano que subyace bajo sus enunciados, y esa insensibilidad posibilita que las ambiciones de dominación se superpongan en muchos casos a los fundamentos constitucionales de la ONU.
China y Rusia, por ser las dos naciones que más sufrieron las consecuencias de la agresión en la Segunda Guerra Mundial son las que mantienen el recuerdo más vivo de aquella tragedia, y educan a sus generaciones en la Paz y en los principios y fundamentos que dieron origen a la ONU. Otras naciones, han obviado en la educación generacional, el valor de los fundamentos de la Carta de las Naciones Unidas y han ido conformando en sus sociedades la conciencia de la excepcionalidad como naciones por encima de los principios de la ONU, en base a una supuesta supremacía moral civilizatoria, para injerir, intervenir militarmente y dominar a otras naciones, siendo EEUU quien ha liderado en su sociedad esa educación, aunque también en esa misma línea se sitúan las naciones que constituyeron los antiguos imperios coloniales europeos. Con ese bagaje, la mayoría de la ciudadanía de esas naciones entiende las guerras de agresión emprendidas por sus representantes políticos como guerras justas, aunque las mismas no se atengan a la carta de la ONU y el derecho internacional.
Tras el desplome de la Antigua URSS y la instauración de un mundo regido por una sola superpotencia: EEUU, la ONU ha ido progresivamente quedando relegada a un papel testimonial. Quienes reivindican una reforma de la ONU para que ésta sea más representativa, debieran darse cuenta que, aunque así fuera, de poco serviría mientras no se avance en la construcción de un mundo multipolar que impida que algunas naciones puedan actuar impunemente al margen del derecho internacional.
A la formación de ese mundo multipolar contribuyen progresivamente la emergencia de las naciones que hacen de su soberanía su principal razón de ser, principalmente las BRICS y, de ellas, las dos potencias más comprometidas con preservar el Orden de Posguerra y los fundamentos de la Carta de las Naciones Unidas: China y Rusia.

La legalidad internacional y el Orden Mundial en la región de Próximo y Medio Oriente

En la actualidad, en ausencia de un mundo multipolar, la parte del mundo donde más profunda y sistemáticamente se vulnera el derecho internacional es en la región del Próximo y Medio Oriente. EEUU lleva quince años de guerras en esa región vulnerando el derecho internacional, sobre la base de la existencia de facto de un nuevo Orden Internacional regido por EEUU y las potencias europeas de la OTAN, que ha relegado el Orden Internacional posterior a la Segunda Guerra Mundial, 
Las potencias del Próximo y Medio Oriente que desconocen y vulneran más flagrantemente el derecho internacional en esa región del mundo son, además de Israel que pisotea el derecho de autodeterminación del pueblo palestino, Turquía y Arabia Saudita. Dos naciones estas últimas, que en todas las reuniones habidas sobre el conflicto sirio no tienen reparos en negar al pueblo sirio su derecho a la autodeterminación y arrogarse el derecho a dictar cual debe ser el destino de esa nación y de su presidente; en el caso de Arabia Saudita se arroga el derecho a invadir otros países como lo hace en Bahrein y Yemen, y en el caso de Turquía a expoliar y contrabandear el petróleo robado en Siria por el Estado Islámico. Y, todo ello, con la colaboración de los países de la OTAN, quienes justifican sus injerencias y la ilegal coalición internacional liderada por EEUU para bombardear en Siria, basado en el poder que les otorga el Nuevo Orden Mundial para imponer sus políticas, al margen de la ONU.
Los Atentados de París por el (EI) que ocasionaron cientos de víctimas, llevaría a Francia a proponer al CSNU la Resolución 2249 (2015) que tuvo su aprobación por unanimidad de este organismo el 20/11/2015, pero la Resolución 2249 (2015) en ningún caso legitima a la coalición liderada por EEUU a la intervención militar en Siria, sino que insta a la coordinación de las naciones en su lucha contra los grupos terroristas que operan en Siria tal y como ya lo vienen haciendo en materia de inteligencia, Siria, Rusia; Irak, e Irán, y Francia y Rusia; colaboración a la que siguen oponiéndose EEUU y la potencias regionales partidarias de derrocar al gobierno sirio: Turquía, Qatar, Arabia Saudita e Israel.
Según el derecho internacional, mientras el CSNU no acuerde expresamente una intervención militar en Siria, sigue siendo potestad exclusiva del legítimo gobierno de Siria decidir quien está autorizado a operar militarmente en su territorio, y hasta ahora solamente Rusia ha sido autorizada por el gobierno sirio, y los resultados efectivos de está intervención en colaboración con el Ejército Árabe Sirio están poniendo en cuestión las políticas injerencistas.
Los intentos de crear otras fuerzas armadas sobre el terreno por las potencias intervencionistas en Siria han resultado fallidos, pues la experiencia de los últimos años es que la mayoría de las fuerzas mercenarias entrenadas por EEUU y Turquía han pasado a engrosar con sus armas las filas de las organizaciones terroristas. La demanda de Rusia a EEUU para que le proporcione información sobre quienes son los grupos que componen la supuesta oposición moderada armada, ha sido infructuosa, hasta ahora no se conoce el nombre concreto de tales organizaciones, con toda probabilidad porque no existen o son residuales como el Ejército Libre Sirio.

El papel de Francia tras los atentados de Paris y de Rusia tras el derribo por Turquía del bombardero Ruso Su-24, en la región del Próximo y Medio Oriente

Con anterioridad a los atentados de París, Francia ya había visto menguado su papel intervencionista en el conflicto sirio por la mayor ascendencia de Turquía y Arabia Saudita sobre las bandas armadas que operan en Siria; Turquía para controlar las regiones ricas en recursos petroleros en Siria que, como ya se ha demostrado, lo viene haciendo a través del apoyo al Estado Islámico que contrabandea el petróleo saqueado en Siria a través de Turquía, y en el caso de Arabia Saudita por su política de extender el wahabismo en la región.
Francia, ante la pérdida de influencia en el conflicto sirio, había comenzado a cambiar sus prioridades en es ese país y pasó a tomar un papel más activo en los bombardeos dentro de la coalición internacional contra el (EI), pues con el desgaste al EI disminuía la influencia de sus dos principales patrocinadores: Turquía y Arabia Saudita. Los atentados de París, bien podrían haber sido una respuesta del EI a la mayor implicación de Francia en su contra, y representarían una advertencia a Francia para que no se saliera del guión de la lucha contra Al Asad.
En esa misma dirección habría que interpretar el derribo por parte de Turquía del bombardero ruso en la frontera sirio-turca. La actuación decidida de Rusia de combatir el tráfico de petróleo sirio expoliado por el Estado Islámico con destino a Turquía, bombardeando los enormes convoyes de cientos de camiones, habría llevado a Turquía a derribar el avión ruso como advertencia a Rusia de que en su lucha contra el (EI) respetase los intereses turcos en Siria.
Pero ni los atentados de París ni el derribo del bombardero ruso Su-24, han tenido el efecto esperado para los autores intelectuales de estos hechos, sino que, por el contrario, han contribuido a aumentar la determinación de Rusia y Francia de derrotar al (EI).
En el caso de Rusia la derrota del EI en Siria supondría no solamente asegurarse la continuidad de Siria como aliado en la región, sino que de manera especial le devolvería en el área internacional el papel de potencia que jugó la antigua URSS, con ello el avance hacia un mundo multipolar cobraría un gran impulso. El orden mundial basado en el excepcionalismo estadounidense sufriría un retroceso, y el orden internacional de posguerra y el respeto a la legalidad internacional por parte de las potencias de la OTAN, se restauraría en gran medida.
Para Francia, la derrota del (EI) supone no solamente reafirmar a Francia como una potencia mundial soberana sino que le permitiría relegar de la influencia en Siria a sus dos principales oponentes en la región: Turquía y Arabia Saudita. La coordinación de Francia y de Rusia en su lucha contra el (EI), tiene razones coincidentes y diferenciadas, las coincidentes son principalmente la reafirmación internacional como potencias ante las agresiones sufridas; las diferencias entre ambos serían: 1.- Rusia actúa bajo la legalidad internacional al hacerlo al amparo del gobierno sirio, mientras que Francia a pesar del derecho a la autodefensa recogido en la carta de la ONU (artículo 51), mientras no haya un acuerdo con el gobierno sirio es dudosa, pues la agresión ha sido realizada por el (EI) un seudo Estado no reconocido legalmente. 2.- mientras que Rusia persigue objetivos políticos de acabar con un enemigo estratégico como es el (EI), el interés de Francia está no solamente en vencer al (EI) sino que busca en un escenario posconflicto tener la suficiente fuerza para influir en el proceso de transición en Siria para que exista un gobierno en Damasco proclive a sus intereses.
Sin embargo, el escenario que se pudiera derivar de la expulsión de Siria del (EI) vendría determinado principalmente por la presencia de la fuerzas militares terrestres y actualmente el Ejército Árabe Sirio es quien puede jugar el papel más importante, pues, con la expulsión del (EI) y del Frente Al-Nusra de Siria, las únicas fuerzas con capacidad para ocupar los territorios actualmente bajo dominio de las organizaciones terroristas, son el Ejército Árabe Sirio y los Kurdos en el norte de Siria.
Tal vez, si Francia consigue que los pequeños grupos armados denominados moderados alcanzaran una alianza con el Ejército Árabe Sirio en su combate contra el (EI), para coordinar, como lo hace Rusia, sus incursiones aéreas con las fuerzas terrestres, en el escenario posconflicto podría influir en la transición política en Siria. De cualquier manera, Francia y Rusia en la actual fase de la guerra están abocadas a entenderse, no así con EEUU quien, con toda probabilidad, seguirá defendiendo a sus principales aliados en el conflicto Sirio: Turquía y Arabia Saudita, lo que supone continuar con una política de prolongación del conflicto sirio y, con ello, intentar desgastar al gobierno sirio y a Rusia. Por el contrario, una victoria de Francia y Rusia sobre el (EI) en territorio sirio supone para Turquía y Arabia Saudita la derrota de sus políticas injerencistas lo que relegaría a EEUU a un papel secundario en la región.

Las posibles consecuencias políticas de una derrota del Estado Islámico en Siria

Se puede considerar pues, que la derrota del Estado Islámico en Siria tendría unas consecuencias geopolíticas transcendentales en la conformación del Orden Mundial que se puede resumir en los siguientes puntos:
- Se pondría al Estado Islámico a la defensiva lo que permitiría combatirlo con mayor eficacia en otras naciones.
- Turquía y Arabia Saudita perderían su papel injerencista en la región, al no contar con la fuerza del (EI) para desestabilizar Siria e Irak.
- Estados Unidos vería limitado su margen de acción al debilitarse la influencia de Arabia Saudita y Turquía como agentes desestabilizadores.
- La transición política en Siria sería el resultado de la correlación de fuerzas alcanzada por las fuerzas vencedoras sobre el (EI), el Ejército Árabe Sirio, tal vez otras fuerzas sirias patrióticas, Rusia y Francia.
- Se produciría un nuevo equilibrio de fuerzas en la región del Oriente Medio que posibilitaría un escenario de Paz, el respeto a las fronteras de las naciones y la autodeterminación de los pueblos que así lo demanden.
- Reafirmaría a Rusia como potencia mundial.
- Se avanzaría en la construcción del mundo multipolar.
- Contribuiría a restaurar el Orden de posguerra que dio lugar a la fundación de la ONU.
- Daría un impulso a la ONU como organismo de equilibrio entre potencias y, con ello, la legalidad internacional cobraría un mayor protagonismo.

Actualmente, las fuerzas de la OTAN no controlan las acciones de sus aliados y están inmersas en una gran confusión, y la misma insta a actuar con lentitud, imprecisión y a veces precipitación como ha sido el derribo del Su-24 ruso por Turquía.
La confusión es a su vez un factor paralizante, como le sucede a EEUU, que no termina de aclararse si debe combatir al (EI) o debe seguir siendo rehén de las políticas de Arabia Saudita y Turquía, o como le sucede a Francia que quiere derrotar al (EI) pero no acepta Al Asad, por ser el líder indiscutible del Ejército Árabe Sirio tras dirigir cuatro años la guerra contra los grupos terroristas, siendo en la actualidad el Ejército Árabe Sirio la única fuerza combatiente sobre el terreno con capacidad para derrotar al (EI). La OTAN, conocedora de esta realidad, con esta maniobra pretende dejar sin liderazgo al Ejército Árabe Sirio, pero mientras se aferren a esa vana pretensión, la misma también tiene un efecto paralizante en la toma de decisiones efectivas contra el (EI).

En este interregno, la rapidez de movimientos para las fuerzas que efectivamente pretenden la derrota del (EI), es fundamental. Cuanto más rápidamente y coordinadamente actúen Siria, Rusia, Irán e Irak las posibilidades de éxito de derrotar al (EI) aumentarán.

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18/11/2015

NOTICIA. Rusia y Francia acordaron coordinar su combate aéreo en Siria contra el Estado Islámico.

Comentario

Quién teme a una resolución del CSNU para combatir efectivamente al Estado Islámico

Tras los atentados de París el 13/11/2015, reivindicados por el Estado Islámico (EI), que costaron la vida a 129 personas y ocasionaron más de 300 heridos, el presidente francés, Francois Hollande, anunció la declaración de Guerra de Francia contra el Estado Islámico. El 15/11/2015, la Fuerza Aérea de Francia realizo un ataque aéreo contra las posiciones del Estado Islámico (EI) en la ciudad siria de Raqqa uno de los enclaves más importantes del (EI) en Siria.
El ministro de Exteriores francés, Laurent Fabius, rebajaría el tono de  la declaración de guerra al (EI),  aduciendo que la intervención militar aérea en Siria ya se viene haciendo dentro de la Coalición Internacional liderada por EEUU, descartó cualquier operación terrestre, al considerar que Francia ya apoya sobre el terreno al Ejército Libre Sirio, oponente al Ejército Árabe Sirio de Al Asad, y porque en la reunión del G20 (15/11/2015), tampoco se había alcanzado un acuerdo sobre el futuro de Al Asad.
Sin embargo, el 16/11/2015, el presidente Francois Hollande, en franca contradicción con la posición política manifestada por Laurent Fabius, continuista de la que Francia mantenía con anterioridad a los atentados de París, tomaría la decisión de coordinar con Rusia los ataques franceses contra el Estado Islámico en Siria. Por su parte, el Kremlin confirmaría la conversación telefónica sostenida, entre Putin y Hollande en la que ambos mandatarios habían acordado el establecimiento de un contacto directo para trabajar como aliados y desarrollar un plan de acción conjunta tanto por mar como por aire, que se concretaría el 26 de noviembre, cuando se espera que Hollande visite Moscú.
Ese mismo día, Rusia daría a conocer los resultados de la investigación sobre las causas del siniestro del avión de pasajeros Airbus A321 que tuvo lugar el 30/10/2015 en el que murieron 224 personas en su mayoría de nacionalidad rusa, en la que se confirmaba que fue consecuencia de una acción terrorista por la colocación de una bomba en el interior del avión. En respuesta el Presidente Ruso ordenó la intensificación de las acciones áreas contra el (EI) en Siria.
El 17/11/2015, el Presidente Sirio, Bashar al-Asad, en una entrevista concedida a la revista gala Valeurs Actuelles, condicionó su cooperación en materia de inteligencia con Francia a que esta última cambie sus políticas respecto al país árabe. “Si el Gobierno francés no es serio en su lucha contra el terrorismo, no perderemos nuestro tiempo colaborando con un país, un gobierno y una institución que ha apoyado al terrorismo en Siria”, manteniendo una estrecha alianza con Arabia Saudita y Catar, patrocinadores regionales del terrorismo.
El 18/11/2015, el presidente de EEUU, Barack Obama, en declaraciones en la cumbre de la APEC en Manila, manifestó que EEUU supedita la ampliación de la cooperación militar con Rusia a la abolición de las discrepancias sobre el futuro del presidente sirio Al Asad. Unas declaraciones que se sitúan en sintonía con las declaraciones realizadas por el ministro de Asuntos Exteriores de Arabia Saudita, Adel al-Yubeir, en  la segunda ronda de diálogos internacionales sobre Siria, celebrada en Viena el 15/11/2015, quien afirmo: “Apoyaremos el proceso político que resulte en la salida (de Al-Asad), o continuaremos nuestro apoyo a la oposición siria para eliminarlo a la fuerza”, y las declaraciones del presidente Turco Recep Tayyip Erdogan al finalizar la cumbre del G20 celebrada en el balneario turco de Natalia: “Al-Asad (…) no tiene ningún lugar en el futuro de Siria y nunca lo tendrá”.
Una pretensión rechazada por Irán el 15/11/2015, en Viena, en la que el representante de esta nación, manifestó que la postura de principios de Irán es que, “solo Al-Asad puede decidir sobre si participa o no en los próximos comicios sirios” y “solo el pueblo de Siria puede decir si le va a votar o no". En declaraciones paralelas, el ministro sirio de Reconciliación Nacional, Ali Haidar, manifestaría que nadie, excepto los sirios, tiene autoridad para elaborar un calendario sobre un plan de paz para Siria. "Los sirios son los únicos responsables de implementar cambios en su país. Nadie está autorizado a fijar fechas, y nadie, ni amigos ni enemigos, les puede decir lo que debe ser cambiado en Siria". “El objetivo de las reuniones de Viena, o de cualquier otra cumbre internacional, es posibilitar el inicio de un diálogo intersirio, y el resto solo incumbe a los sirios”.
Esta posición de principios de autodeterminación del pueblo sirio sin imposiciones foráneas, es la que también, en diferentes declaraciones, ha defendido Rusia en la solución política al conflicto sirio.
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Todas las declaraciones y posiciones políticas mantenidas por las diferentes naciones más directamente implicadas en el conflicto sirio tienen que ver no solamente con la solución política del mismo, sino de forma sustancial con el entendimiento del Orden Mundial que debe regir entre las naciones. Por una parte, están quienes defienden un Orden de acuerdo con los principios fundacionales de la ONU, basado en: la no intervención militar en otras naciones excepto por petición expresa del gobierno legítimo o el acuerdo del CSNU, y por otra parte, están quienes pretenden acabar con el Orden Mundial basado en los fundamentos de la ONU para poder intervenir unilateralmente en otros países a través de guerras directas, apoyo a insurgentes armados, embargos económicos, etc.
En el conflicto sirio, en la defensa de los fundamentos de la ONU se sitúan, el gobierno sirio, Rusia, China, Irán y el Secretario de la ONU Ban Ki-moon. Por el contrario, quienes consideran los principios fundacionales de la ONU carentes de valor, y persiguen un Orden Internacional basado en la ley del más fuerte, se sitúan principalmente EEUU, y en la región del Próximo y Medio Oriente, Israel, Turquía, Qatar y especialmente Arabia Saudita.
Hasta ahora, la posición de la UE respecto de Siria ha estado alineada contra los principios de la ONU, habiendo sido Francia uno de los países más injerencistas contra el Gobierno de Al Asad, pero los acontecimientos de París parece que están propiciando un vuelco en las posición política francesa. Su decisión soberana de coordinar sus ataques al (EI) en Siria con Rusia supone desmarcarse de la postura estadounidense de no permitir que ninguna nación de la OTAN actúe por libre. La posición de Fabius es acorde con el lineamiento con EEUU, mientras que la adoptada por Hollande supone un desmarque de la misma, ello resulta insólito cuando Hollande ha sido hasta los atentados de París un fiel seguidor de las posiciones de EEUU, lo cual apunta a una posible rebelión entre las altas instancias políticas y militares del Estado Francés para actuar soberanamente en el conflicto de Siria, que ha obligado a Hollande a ponerse al frente de la nueva política francesa, aunque deberán ser los hechos futuros los que determinen este cambio político.
Si Francia pretende verdaderamente una lucha efectiva contra el (EI) en Siria, no solamente va a tener que buscar la cooperación con Rusia, sino que tendrá que cambiar sus prioridades en su política sobre Siria. En primer lugar tendrá que legitimar de acuerdo con el derecho internacional su acción militar en Siria, bien a través de recabar la autorización del gobierno de Siria o mediante un resolución del CSNU, requisitos que no cumple la ilegal coalición liderada por EEUU de bombardear en Siria sin atenerse al derecho internacional. Por otra parte, la lucha efectiva contra el (EI) precisa de un ejército en tierra, y el Ejército Árabe Sirio, es el más capacitado para enfrentarse al (EI). Francia no puede pretender derrotar al (EI) apoyándose en el casi inexistente Ejército Libre Sirio. La intervención aérea de Rusia se realiza para favorecer el avance del Ejército Árabe Sirio, y la colaboración de Francia con Rusia tendrá que ajustarse a esa estrategia pues, de no ser así, no cabe hablar de coordinación entre ataques aéreos y fuerzas terrestres.
Todas las dudas sobre el enfrentamiento al (EI) y la solución al conflicto sirio quedarían desveladas si tal y como ha demandado el propio Hollande hubiera una reunión del CSNU, para adoptar un acuerdo, que necesariamente tendría que estar basado en:
1º El apoyo a todas las fuerzas militares terrestres sirias patrióticas que apoyen el restablecimiento de las fronteras de Siria, lo cual dejaría de lado a todos los grupos que pretenden borrarlas uniendo territorios de Siria e Irak.
2º Una vez restablecidas las fronteras de Siria y derrotado el (EI) la elaboración de una hoja de ruta concreta para la redacción de una constitución y la celebración de elecciones basadas en  el principio de la ONU de autodeterminación de los pueblos.
Pero ni EEUU, Arabia Saudita, Turquía, Israel y Catar, pueden aceptar dar tal prerrogativa al CSNU, no solamente porque supondría poner fin a sus particulares ambiciones de desestabilización de Siria, en el caso de Israel para impedir que Siria pueda ser en un futuro un oponente, en el de Turquía para conseguir la tutela de territorios sirios, y para Arabia Saudita porque pondría fin a su política de expansión del wahabismo.
En los casos de Rusia, China e Irán no pueden aceptar una resolución del CSNU que vulnere los principios de la ONU, como sería incluir la destitución del Presidente sirio Al Asad, pues ello supondría no solamente dar carta de naturaleza a las ambiciones territoriales de las potencias que no creen en los valores constitucionales de la ONU, sino que legitimaría la vulneración flagrante de los mismos y con ello se estaría facilitando el desmoronamiento del orden de posguerra, objetivo que persigue incansablemente EEUU, para relegar a la ONU a un papel testimonial, e imponer su rectoría mundial basada en el principio del excepcionalismo estadounidense. Aunque siempre cabe la esperanza de que en las luchas intestinas dentro de la administración estadounidense gane la postura de llegar a una colaboración integral con Rusia.
De Israel, Arabia Saudita, Qatar y Turquía solamente cabe esperar que pongan palos en la rueda a los avances de las fuerzas patrióticas sirias, y EEUU no va a oponerse a quienes son sus principales aliados en la región. En este contexto una resolución del CSNU que establezca un plan de acción contra el (EI) con el apoyo al gobierno legítimo de Siria se hace muy improbable, y en todo caso si emite alguna resolución con toda probabilidad quede limitada a enunciados genéricos de condena al (EI). El conflicto sirio tendrá que tener su desenlace en el frente de combate y particularmente sobre el terreno, en el que el peso principal de la lucha contra el (EI) tendrá que descansar en el Ejército Árabe Sirio, con el apoyo total de Rusia, y si Francia apuesta por una colaboración sincera con Rusia contribuirá a la misma.
No obstante, la derrota total del (EI) no se acabará con su expulsión de Siria. El (EI) en su concepción de revivir un califato que abarque los territorios que tuvo el Islam en la Edad Media, pretende borrar las fronteras de las naciones surgidas tras los procesos de descolonización, y por ello, continuará sus intentos de expansión en los países del Norte de África y Asia. El (EI) solamente puede ser plenamente derrotado cuando se acabe con la ideología wahabista que lo alimenta, de la que Arabia Saudita es su patrocinadora. El wahabismo, al igual que el fascismo en los preludios de la Segunda Guerra Mundial, es una ideología inhumana, aunque también como sucedió con el fascismo prende en la frustración de masas de población, y mientas esa ideología no sea declarada por la ONU como contraria a cualquier principio de la civilización humana, no podrá ser combatida eficazmente, y el Islam no podrá emerger plenamente como una religión de paz y fraternidad.

El 14/11/2015, el Imam de la mezquita egipcia de Al-Azhar, Sheij Ahmad al-Tayeb,  tras los atentados del (EI) en París, insistió en desvincular el Islam del terrorismo. Al-Tayeb repudió los informes de varios  medios de comunicación occidentales que califican de “islámico” al grupo takfirí (EI) (Daesh, en árabe) y afirmó que el terrorismo no tiene ningún lugar en el Islam. “Los musulmanes en todas las partes del mundo consideran esos actos terroristas como una acción criminal que se contradice con los preceptos religiosos y humanos y merecen las máximas penas en esta vida y en el otro mundo”. Al-Tayeb instó a las autoridades francesas a “tomar todas las medidas de seguridad” para proteger a los musulmanes que viven en el país galo de cualquier posible agresión y llamó a la comunidad internacional para cooperar de manera conjunta en la lucha contra el (EI).

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08/11/2015

NOTICIA. El 06/11/2015, la organización del Programa de las Naciones Unidas para el Medioambiente (UNEP), presentó su último informe previo a la Cumbre de París sobre el Cambio Climático

Comentario

Preliminares de la Cumbre de París (COP 21) sobre el Cambio Climático

El 06/11/2015, la organización del Programa de las Naciones Unidas para el Medioambiente (UNEP), presentó su último informe en el que se evalúan las 119 Contribuciones Previstas y Determinadas por Nación (CPDN); contribuciones que abarcan a 146 países que concentraban en el año 2012 el 88% de las emisiones mundiales de gases de efecto Invernadero. El portavoz de UNEP, Stephane Dujarric, en su comparecencia ante los medios de comunicación afirmó que: “el informe es una valoración acreditada por científicos y expertos líderes de todo el mundo”, y realizada previamente a la XXI  Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 21), que se celebrará en París desde el 30 de noviembre hasta el 11 de diciembre.  Por su parte, el director ejecutivo de UNEP, Achim Steiner, manifestó que las actuales contribuciones (CPDN), combinadas con las políticas ejecutadas durante los pasados años, demuestran un compromiso sin precedentes por parte de los países miembros de afrontar el desafío global del Cambio Climático.
Según el Informe presentado, las contribuciones (CPDN) representan una reducción en las emisiones de dióxido de carbono de 4 a 6 gigatoneladas anuales (Gt CO2/año), que vienen a sumarse a las 5 (Gt CO2/año) proyectadas en la evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático en el año 2010, lo que supondría que, con las medidas actualmente en marcha, más la aplicación de los compromisos adquiridos por 146 naciones, permitirían reducir (5+6 = 11) (Gt CO2/año) hasta el 2030, respecto de la tendencia observada en el año 2010.
No obstante, para que las emisiones globales en el 2030 no superaran el objetivo de 42 (Gt CO2/año), que permitirían situarse en el > 66% de probabilidad de llegar al año 2100 con un aumento de la temperatura media mundial inferior a los 2 °C, la reducción de 11 Gt CO2/año, representaría solamente la mitad de las 22 (Gt CO2/año), requeridas para alcanzar ese objetivo, por lo que, de no mediar acciones nuevas para la reducción de emisiones, el nivel de emisiones globales anuales se situaría en el año 2025 en 54 Gt de CO2, y en 56 Gt en el año 2030, lo que conduciría al planeta a un aumento de la temperatura de alrededor de 3 °C para el año 2100.
Para evitar este escenario, que según el informe está basado en las mejores conclusiones científicas disponibles, se recomienda una acción temprana, para ello, el informe propone situarse en un nivel de emisiones globales de CO2 de 48 Gt en el año 2020; 42 Gt en el año 2025, y de 31 Gt en el año 2030.
Desde el punto de vista cualitativo, la valoración que se hace de la preparación de las CPDN para la Conferencia de París, es que han dado un fuerte impulso al análisis de los vínculos entre el desarrollo económico y el clima, así como a la elaboración de nuevas políticas nacionales sobre el clima, y puede considerarse el primer paso en la transición hacia economías con bajas emisiones de carbono, lo que debiera contribuir a dar un impulso a las iniciativas de mitigación del cambio climático, principalmente con el aumento de la eficiencia energética y la ampliación del uso de tecnologías de energías renovables.
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Sin embargo, a pesar de la meticulosidad de la (UNEP) en el informe presentado, el mismo es cuestionable en su enfoque conceptual. El informe se aferra al concepto de reducción de emisiones y obvia las políticas de sumideros de CO2, bien sean artificiales a través del fomento de la captura y almacenaje del carbono, como de las políticas de extensión de los sumideros naturales derivados de la regeneración de la contaminación marítima y la ampliación global de las masas forestales.
Otro aspecto ignorado es la unidad de medida que debiera marcar los compromisos nacionales con las emisiones de CO2, que para mantener una relación equitativa entre desarrollo y derechos de emisión debiera basarse en un valor de emisiones de CO2 per cápita, de tal manera, que los países en desarrollo con bajos niveles de emisiones de CO2 per cápita, puedan aumentar sus emisiones en función de su desarrollo, mientras que los países con altos niveles de emisiones de CO2 per cápita debieran realizar los principales esfuerzos en su reducción.
Tampoco hace referencia al principio de responsabilidades compartidas pero diferenciadas en la concentración de CO2 alcanzada actualmente en la atmósfera. La concentración en partes por millón (ppm) de CO2 en la atmósfera desde los inicios de la revolución industrial (1750) ha pasado de 280 ppm a 399 ppm en el último registro de NOAA, en el año 2015, lo que supone un incremento de un 145% desde el año 1750, habiendo sido los países industrializados los principales responsables de su incremento y, por ello, su responsabilidad en el cambio climático es considerablemente mayor.
El informe hace referencia, al problema actual de la deforestación en los países en desarrollo y recomienda políticas para su reducción, ignorando por el principio de responsabilidades compartidas pero diferenciadas que los países europeos llevaron a cabo entre los siglos XVIII y XIX una deforestación masiva del continente europeo, por lo que también se debiera exigir a los países industrializados, volver a los niveles de forestación que tenían previos a la revolución industrial.

Hasta la fecha, las cumbres y compromisos adquiridos internacionalmente no han frenado el incremento de las emisiones de CO2. En el año 1990 se emitieron a la atmósfera 21.426 millones de toneladas métricas de CO2. El 16 de febrero del 2005, el Protocolo de Kioto entró en vigor. En el año 2007 se logró un acuerdo para conseguir durante el período 2008-2012 la reducción de emisiones de CO2 en un 5,2%, con respecto a 1990, sin embargo, en el año 2010 se emitieron 30.600 millones de toneladas métricas de CO2, un 42% más que en 1990, y tal como apunta el reciente informe de (UNEP), aun con la aplicación total de las contribuciones (CPDN) presentadas a la Conferencia de París, es probable que en el año 2030 las emisiones de CO2 lleguen a los 56.000 millones de toneladas, lo que supondría respecto a las emisiones de 1990 un incremento del 261%.
Del conjunto de las fuentes de energía que sustentan la economía mundial, el actual sistema energético mundial está basado en un 80% en los combustibles fósiles. El cambio hacia un modelo energético bajo en carbono contribuye a que se reduzca en términos relativos la participación de los combustibles fósiles en el sistema energético mundial, pero aunque se consiguiera para el año 2030 que los combustibles fósiles representen entre un 70% a un 60%, ello no implica en cifras absolutas un menor uso de los mismos, pues la demanda de combustibles fósiles debido a las exigencias del desarrollo y del crecimiento económico mundial son cuantitativamente superiores a la capacidad de su sustitución por energías limpias, pudiendo darse la paradoja en el año 2030, que en cifras relativas aunque en la matriz del sistema energético mundial los combustibles fósiles representen el 60%, el uso de combustibles fósiles, en cifras absolutas sea muy superior al actual, de lo que se deduce un incremento en la proyección de las emisiones de CO2 para esa fecha hasta los 56.000 millones de toneladas.
La mejor manera de combinar el desarrollo con la limitación de emisiones de CO2 a la atmósfera es a través de la implementación de sumideros de carbono, principalmente naturales, pero también artificiales, aunque la tecnología de estos últimos esté en sus inicios. El punto de vista que se debiera adoptar para evitar el calentamiento global sería asegurar que el balance entre emisión de CO2 y captura y reciclaje del mismo, estuviera equilibrado de tal manera que las ppm de CO2 en el aire atmosférico pudieran llegar a situarse en las 367 ppm del año 1999.
El objetivo de basar el cambio térmico climático en no superar un incremento global de 2 ºC para el año 2100, es ambiguo, pues tal referencia no permite definir que puede suponer este incremento en las áreas del planeta con temperaturas más frías, principalmente en las regiones polares y en las glaciares de montaña, con especial incidencia en las plataformas continentales heladas como la Antártida y Groenlandia, pues su deshielo es el que puede producir una subida del nivel del mar.
El incremento del efecto invernadero atmosférico tiene una repercusión térmica relativa, siendo más intensa en las zonas más frías que en la templadas y cálidas, pues la radiación de onda larga que emite la Tierra durante la noche es de mayor longitud en función de la menor temperatura nocturna, de tal manera que cuanto más larga es la longitud de la onda radiativa es menos transparente a los gases de efecto invernadero, impidiendo que la misma salga al espacio exterior, quedando por lo tanto atrapada en la atmósfera. Así, se puede observar como los efectos del cambio térmico climático son más acusados en las regiones polares y las áreas de alta montaña, con una incidencia acusada en la reducción o desaparición de los glaciares de montaña (ver nota1) y un mayor retroceso en la banquisa helada en las regiones polares (ver nota 2).
El cambio climático tiene dos grandes consecuencias, la primera, es la que se ha mencionado de un incremento térmico global que tiene una mayor repercusión relativa en los climas más fríos, y una segunda consecuencia, es la forma que este incremento térmico tiene en la circulación general atmosférica, que por los datos empíricos de las variaciones experimentadas en las últimas dos décadas tiene que ver con el incremento de los fenómenos meteorológicos extremos que aumenta la sequía en las áreas de influencia anticiclónica, y acentúa la fuerza de los huracanes y ciclones en las áreas que se registran estacionalmente, aunque, por el carácter caótico de la circulación atmosférica global, es imposible conocer la repercusión que pudiera tener en los fenómenos meteorológicos extremos un incremento de la temperatura global de 2 ºC.
De lo que se trata pues, es de medir el cambio climático en función de los parámetros que son certeramente cuantificables como son los valores en el aire atmosférico en ppm de los gases que contribuyen al efecto invernadero y que determinan el forzamiento radiativo (W/m2) y en consecuencia el calentamiento global.
El establecimiento de una meta en los valores en ppm de la concentración de dióxido de carbono, metano y otros gases en la atmósfera debiera ser la referencia científica para medir el cambio climático, unos valores que bien pudieran ser los alcanzados a finales del siglo XX tal y como se puede apreciar en el Cuadro 1.

Cuadro 1
Concentración de emisiones de efecto invernadero en el aire atmosférico y
Forzamiento radiativo (W/m2) desde el inicio de la era industrial

Gas de efecto Invernadero
Concentración 1750
Concentración 1992
Concentración 1999
Incremento fuerza Irradiativa (W/m2) respecto de 1750
Contribución al forzamiento radiativo (%)
Dióxido de Carbono
280 ppm
355 ppm
367 ppm
1,56

59,80%
Metano
0,80 ppm
1,72 ppm
1,77 ppm
0,5

19,20%
Oxido Nitroso
0,275 ppm
0,310 ppm
0, 460 ppm
0,1

3,80%
CFC-11
0
280 pptv
Regulado por el protocolo

Todos

CFC-12
0
484 pptv
de Montreal 1989
0,3
los CFCs
11,50%
HCFCs/HFCs
0
Sin datos

0,05

1,90%
Ozono Troposférico
Sin datos
Variable
Variable
0,2
-0,6
7,70%
Ozono Estratosférico
Sin datos
300 unidad dobson

-0,1

-3,80%
Total



2,61
(W/m2)
100%
Fuente: Intergovernmental Panel on Climate Change (IPCC).

Según la Organización Meteorológica Mundial (WMO), en el año 2013 la concentración en el aire atmosférico del Dióxido de Carbono (CO2) era de 396 ppm; la de  Metano (CH4) de 1,824 ppm, y la de Óxido Nitroso (N2O) de 0,325 ppm. Para revertir la tendencia alcista de la concentración del CO2 y CH4 en el aire atmosférico habría que implementar una serie de acciones destinadas no solamente a la reducción de emisiones sino que de manera singular a activar las medidas de sumideros de CO2, principalmente los naturales a través de una política global de reforestación de gran parte del planeta, y con el desarrollo de las tecnologías para la captura y almacenaje del Carbono (C).
Las políticas para enfrentar el Cambio Climático debieran basarse, pues:
- En una política global concertada basada en el principio de responsabilidades compartidas pero históricamente diferenciadas.
- Establecer un objetivo de emisiones de CO2 per capita medio global, de tal manera que las naciones que sobrepasen ese límite debieran hacer más esfuerzos para reducirlo, mientras que las que no han llegado al mismo pudieran emitir CO2 , en base a su desarrollo económico, hasta alcanzar el límite medio global establecido.
- Fijar el objetivo de reducir la concentración de CO2 en el aire atmosférico a 367 ppm, y la de CH4 a 1,770 ppm, alcanzadas a finales del siglo XX.
- Crear un fondo financiero en base al principio de responsabilidades compartidas pero históricamente diferenciadas, por el que las naciones más desarrolladas serían las que debieran realizar una mayor aportación, para la implementación a escala planetaria de: energías bajas en carbono; la forestación de amplios territorios, y el desarrollo e implementación de las tecnologías de captura y almacenaje de Carbono.

La Cumbre sobre el Cambio Climático de París, es un compendio de las contribuciones (CPDN) individuales de la mayoría de las naciones del mundo, pero no existe todavía una decisión política para escalar al nivel de elaborar un plan global como representa el Cambio Climático que no entiende de fronteras políticas. A pesar de los avances alcanzados por los dirigentes mundiales en su compromiso de afrontar el desafío del Cambio Climático, los mismos no son suficientes y deben experimentar un cambio conceptual en la forma integral de abordar globlamente el mismo.
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Nota 1:
El 06/01/2015, el Instituto de Investigación de la Meseta Tibetana de China (ACCh), dio a conocer un informe climático sobre la meseta tibetana y las montañas circundantes que representan una de las masas de hielo más grandes del planeta.  El informe señala el gran impacto del cambio climático en los glaciares del Tíbet, reflejando que el aumento de la temperatura en la meseta tibetana en los últimos cincuenta años ha sido dos veces más rápido que en la mayoría de puntos del planeta. El informe detalla el estudio de docenas de glaciares de la meseta tibetana en las últimas décadas habiéndose comprobado que se han reducido considerablemente, en especial durante la última década, considerando que de mantenerse la tendencia actual se producirá una reducción de los glaciares de la región de entre el 10 y el 30 por ciento para 2050. Un informe anterior publicado en mayo del 2015 señalaba que la superficie de hielo se había reducido en 8.000 kilómetros cuadrados durante los últimos 30 años.
La meseta tibetana (considerado como el Tercer Polo del Planeta) es uno de los lugares más limpios de la Tierra, por ello los científicos que participan en los estudios han urgido al Gobierno Chino a la reducción del impacto de la actividad humana en el frágil ecosistema de la región.

Nota 2:
La superficie marina cubierta por hielo en el Ártico ha marcado en el invierno boreal 2014-2015 el nivel más bajo desde que se iniciaron los registros sistemáticos sobre el terreno y desde satélites, según los datos provisionales presentados por el Centro Nacional de Hielo y Nieve de Estados Unidos (NSIDC).
El 25/02/2015, la extensión del hielo que cubre la superficie marina en el Ártico llegó a un nivel máximo anual (invierno 2014-2015) de 14,54 millones de kilómetros2, mientras que el promedio del período 1981-2010 se sitúa en 15,64 millones de km2 de superficie marina cubierta de hielo. Los datos de la NSIDC indican que, con excepción del Mar del Labrador y el estrecho de Davis, todo el resto de regiones árticas han tenido en el  invierno 2014-2015,  un claro descenso de la superficie helada.
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ANEXO 1:
Figura 1. Evolución de los gases de efecto invernadero de larga vida: dióxido de carbono; metano; óxido nitroso; CFC-12, y CFC-11, de la red global de muestreo del aire de NOAA con registros desde el año 1979. Estos cinco gases de efecto invernadero de larga vida, son los causantes del 96% del forzamiento radiativo (W/m2),  desde 1750.





ANEXO 2:
Figura 2. Forzamiento radiativo (W/m2), en relación con 1750, debido exclusivamente al dióxido de carbono, con registros desde el año 1979. El porcentaje de cambio a partir del uno de enero del año 1990 se muestra en el eje derecho.

Fuente: NOAA

Se puede apreciar como el incremento del Forzamiento radiativo  por el efecto del dióxido de carbono, se sitúa aproximadamente en el año 2015 en 1,96 (W/m2),  lo que supone 0,4 (W/m2) más que los 1,56 (W/m2) registrados en 1999  por efecto también de ese mismo gas, (ver Cuadro 1).