Noviembre 2016



21/11/2016

NOTICIA. El 20/11/2016, finalizó en Lima (Perú), la XXIV reunión del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC).

Comentario

Los caminos de la economía mundial

El 20/11/2016, el presidente peruano, Pedro Pablo Kuczynski, anfitrión de la XXIV Reunión del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), con una exhortación a la promoción del libre comercio y la integración regional, dio por concluida la cumbre. En rueda de prensa Kuczynski declaró que los miembros del APEC en la declaración final (Declaración de Lima) expresaron su disposición a trabajar para sentar las bases de la futura apertura del comercio en el espacio económico Asia-Pacífico, y se comprometieron a: "Estudiar cuidadosamente la posibilidad de una Área de Libre Comercio”, en el que se contempla que el Acuerdo Transpacífico de Asociación Económica (TPP,) se convierta en un punto de partida hacia una Área de Libre Comercio de los 21 países que componen el APEC. La Declaración de Lima contempla entre otros puntos: 1. la promoción de las inversiones; 2. el desarrollo innovador; 3. la conectividad económica; 4. la promoción de mercados comunes, y 5. la cooperación técnica y económica.
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Durante las sesiones de la cumbre, a la que asistieron los máximos mandatarios de los 21 países que conforman el Foro, estuvo planeando la incertidumbre del cambio político en EEUU y el posible anuncio de su retirada del TPP. La Declaración de Lima está redactada como un alegato contra el proteccionismo económico y a favor del libre comercio, como si fuera una refutación a las tesis proteccionistas declaradas por el presidente entrante de EEUU, Donald Trump.
La tendencia al proteccionismo está teniendo especial incidencia en determinados países desarrollados con una fuerte base industrial en los que una gran parte de la clase obrera percibe la globalización económica de forma negativa debido a la deslocalización industrial y la precariedad laboral.
Sin embargo, la deslocalización de la parte de la industria que requiere mano de obra poco cualificada ha venido desarrollándose en las últimas décadas sin que aparecieran tendencias proteccionistas, ha sido después de la crisis del 2008 cuando las mismas se han acentuado. La ralentización económica ha disminuido la oferta de trabajo. El desempleo y la inseguridad en el empleo han creado las condiciones para reducir los salarios ante la indefensión laboral del trabajador, y los datos de desempleo ocultan la precariedad laboral, otorgando la condición de empleado a quien solo puede trabajar unas pocas horas a la semana.
La evocación de un pasado de pleno empleo, en torno al cual se podía construir un hogar estable, se instala con fuerza entre las clases trabajadoras, que ven que su futuro no es ni será mejor que el que tuvieron la generaciones que les precedieron. La ideología del progreso por la cual cada generación debía mejorar las condiciones de vida de la precedente, opera también a favor de volver a la situación de épocas pasadas.
La justificación de que la crisis económica es un estado temporal breve, no se sostiene ocho años después de haberse iniciado la misma, sin que tampoco se atisbe un cambio futuro. La promesa del retorno al crecimiento económico y el pleno empleo de calidad, ha pasado a ser la promesa eterna que nunca se cumple.

Tras la crisis del 2008 la economía mundial ha entrado en una nueva fase. El modelo de crecimiento económico basado principalmente en la demanda efectiva de los países industrializados ha hecho techo. No es posible iniciar un nuevo ciclo económico sobre la base casi exclusiva del consumo de las sociedades desarrolladas y se precisa de la incorporación de más países a la demanda efectiva de bienes y servicios, para lo cual, las principales economías en desarrollo deben cambiar su estructura económica de ser suministradores de materias primas y mano de obra barata por otra que les permita convertirse también en productores y demandantes de bienes y servicios. Esta transformación implica una gran inversión en infraestructuras y el acceso y la capacitación en el conocimiento científico técnico para constituirse en sociedades dinámicas e innovadoras.
EEUU para situarse como líder en el nuevo escenario económico mundial ha venido impulsando una serie de iniciativas tendentes a configurar un área de influencia exclusiva económica global entre las que destacan: 1. la promoción de tratados de libre comercio con la exclusión del China y Rusia de los mismos, como son el TTP y el TTIP; 2. su autoexclusión de las iniciativas de China y de Rusia del BAII orientado a fomentar la conectividad continental asiática; 3. la confrontación de sus aliados de la OTAN con Rusia, para evitar una posible alianza económica ruso-alemana que podría dar lugar a un espacio económico desde Lisboa hasta Vladivostok quedando EEUU por sus posición geográfica fuera del mismo, y 4. la promoción de políticas desestabilizadoras en los países ricos en materias primas que encuentra su apoyo en la viejas oligarquías locales.
Sin embargo, esta iniciativa de conformar un área exclusiva de desarrollo económico con centro en EEUU, que uniría la riberas del Pacífico (TTP) y las del Atlántico (TTIP) de la que el presidente de EEUU, Barack Obama, llegaría a afirmar que debiera constituir la base para que el siglo XXI fuera estadounidense y no de China, no parece que vaya a tener éxito. En la propia reunión del APEC en Lima, EEUU ante el previsto abandono del TPP por la nueva administración republicana, tuvo que avenirse a considerar un acuerdo de libre comercio de los 21 miembros del foro, por otra parte, el TTIP, a pesar de haber encontrando en Obama y Merkel sus principales impulsores, no parece despertar el entusiasmo de otros países principalmente de Francia con una agricultura muy subvencionada. Tampoco EEUU ha encontrado, con excepción de Japón, seguidores en su política de boicot al BAII, pues casi todos sus socios europeos entre los que destaca Gran Bretaña, se han incorporado al mismo. A esta precaria situación en la conformación de un área exclusiva global de comercio bajo el liderazgo de EEUU, se ha sumado el giro político dado en la presidencia de EEUU con la llegada del partido republicano, muy crítico con estos tratados y partidario de un sistema de tratados bilaterales de EEUU con cada nación de forma individualizada.
En el fondo de la cuestión, lo que se plantea en la que deber ser la evolución de la economía mundial, es si se debe priorizar una relación entre partes de que unos ganen a costa de que otros pierdan, principio bajo el que se ha desarrollado la economía mundial desde la posguerra, o si por el contrario, se debe establecer una relación de ganar todos de forma equilibrada. Esta segunda opción es la que parece que va ganando fuerza impulsada principalmente por China que aboga por promover la integración económica regional y global, con la construcción de un área de libre comercio de Asia-Pacífico sin exclusiones, el desarrollo de la iniciativa de la nueva ruta de la seda para unir Oriente y Occidente, y la construcción de una red de conectividad asiática.
Hasta ahora, los países con un alto poder adquisitivo han sido los beneficiarios de la globalización por disponer de manufacturas baratas elaboradas con sueldos bajos fuera de sus fronteras. Las tendencias sociales proteccionistas en los países más industrializados son una reacción de defensa ante los cambios que está experimentando la economía mundo, sin embargo, los intentos de volver a un pasado de prosperidad basado, como en los últimos sesenta años, en la demanda efectiva de los países desarrollados, es un mundo que no volverá, y los intentos por restaurarlo solo pueden llevar a medidas de economía destructiva para impedir que otros prosperen y a perpetuar un escenario de sanciones, guerras e inestabilidad en el que EEUU lleva implicado todo el presente siglo.
En la actual coyuntura de la economía mundial, la opción más correcta para las clases trabajadoras en todos los países del mundo incluidos los más poderosos como EEUU, es la apuesta por una integración económica mundial, que a diferencia del denostado concepto de globalización, debiera suponer un aumento de la producción en los países desarrollados orientada a la conectividad y el desarrollo de todos los países del mundo.
Aunque el impulso al libre mercado internacional no puede realizarse de forma apresurada, pues en su contrapartida genera tendencias acusadas hacia el proteccionismo, la apertura para promover la integración económica mundial es el camino.
Si tras la Segunda Guerra Mundial, los países implicados en la contienda tuvieron que empeñarse en una ingente tarea de reconstrucción que les permitió sentar las bases de su actual desarrollo, por qué ahora no va a ser posible un esfuerzo global para la reparación del atraso que ha dejado en los países actualmente en desarrollo siglos de colonialismo y neocolonialismo. Esa es la apuesta de China, desarrollarse desarrollando el mundo, un camino al que EEUU debiera apuntarse, y en el cual tiene grandes posibilidades de prosperar. Y la paz y el desarrollo mundiales serían sus beneficiarios.

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10/11/2016

NOTICIA. Los grandes medios de comunicación occidentales acogen con sorpresa la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de EEUU.

Comentario

El descrédito de los grandes medios de comunicación occidentales

El miércoles día nueve de noviembre tras conocerse la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de EEUU, los grandes medios de comunicación occidentales reaccionaron con sorpresa por los resultados. En EEUU, Associated Press (AP) señalaría: El popular empresario, Donald Trump, debutante en política, se convertirá en el 45to presidente de Estados Unidos tras una sorpresiva victoria. En la UE, Deutsche Welle (DW), en un artículo titulado, Victoria y catástrofe, afirmaría: Ha sucedido lo impensable: Donald Trump será el próximo presidente de Estados Unidos. Otros medios, también expresarían esta sorpresa con diferentes comentarios: “Donald Trump rompe los pronósticos de los sondeos y logra la victoria”; “pese a lo que anunciaban las encuestas Donald Trump supera a los demócratas (290 votos electorales, ante a los 228 que ha obtenido Hillary Clinton)”
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Los grandes medios de comunicación occidentales, desde los primeros pasos de los candidatos presidenciales en EEUU en las elecciones primarias de cada partido, fueron claramente favorables a la candidata demócrata Hillary Clinton. Donald Trump ha sido sistemáticamente descalificado por estos medios, y las encuestas constantemente le daban como seguro perdedor. Sin embargo, esa realidad virtual no se ha correspondido con la realidad. Los electores estadounidenses han desautorizado con su voto la ingente apuesta de estos medios por la candidata demócrata.
En Occidente el principal poder fáctico lo constituye una oligarquía financiera que está estrechamente vinculada con los grandes medios de comunicación y hacen de los mismos su principal herramienta de formación de masas para orientar la conciencia política de la ciudadanía. No existe competencia mediática cuando los intereses de esta clase social están en juego, todos actúan al unísono y, esa rotundidad sin fisuras, es la que les permite creer que no puede existir una realidad más allá de la diseñada por los patrocinadores de los medios.
Para estos poderes, el demérito de Donald Trump ha sido no doblegarse a este tándem financiero-mediático, y el mérito de Hillary Clinton al igual que Obama, ha sido ser dóciles al dictado de estos poderes, lo que revela un fuerte enfrentamiento entre grupos de intereses económicos motivado por la larga ralentización económica que limita la prosperidad de todos, por un lado el sector financiero y por otro el sector industrial tradicional, los primeros partidarios de la globalización y la deslocalizacion industrial y los segundos partidarios de devolver la industria a EEUU. En la contienda electoral, el sector financiero ha dispuesto del poder mediático y sus oponentes han recurrido a los valores de la América profunda y el malestar de las clases trabajadoras por la deslocalizacion empresarial, en este duelo el malestar de la mayoría se ha impuesto a la campaña mediática.
Durante la campaña electoral, el candidato republicano Donald Trump, acusó a: NBC, CNN, CBS, ABC, The New York Times y The Washington Post, de pretender manipular a la opinión pública, una afirmación que tiene su punto de apoyo en los correos electrónicos de las cuentas de John Podesta, jefe de campaña de Hillary Clinton,  publicados por Wikileaks, que revelaron que más de cincuenta periodistas y presentadores de televisión asistieron a una reunión en la casa de Nueva York de Joel Benenson, asesor electoral demócrata, dos días antes de que ésta anunciara su candidatura en abril de 2015.
La reciente historia de los medios de comunicación estadounidenses presenta una trayectoria de una concentración empresarial sin precedentes, que hace que la supuesta libertad de información descanse cada vez en menos dueños. En 1983, el 90% de los medios de comunicación estadounidenses estaban controlados por cincuenta compañías, en la actualidad, están controlados por solo seis empresas que son las que deciden lo que los estadounidenses escuchan y ven.
Sin embargo, la pérdida de confianza en la información mediática ha ido paralela al proceso de concentración informativa. De acuerdo con la encuestadora Gallup, la confianza de los estadounidenses en los medios de comunicación masivos con respecto a "informar de las noticias de manera completa, exacta y justa" ha caído hasta su nivel más bajo de la historia de las encuestas, y solo un 32% de los encuestados opinan que tienen mucha o bastante confianza en la prensa, un 8% menos que el año pasado, una percepción que se acentúa en los votantes republicanos, en los que la confianza en los medios de comunicación ha pasado del 32% en 2015 al 14% en 2016, el nivel más bajo en 20 años.
Las elecciones de EEUU, como lo fue en su día el referéndum en Gran Bretaña sobre su salida de la UE, han mostrado la incapacidad de estos medios para formar la opinión política de la mayoría social en estos países. La quiebra de la confianza en estos medios va a suponer un reto en como afrontan las adversidades de que fuerzas políticas y líderes políticos que cuestionan su credibilidad accedan al gobierno.
Esta quiebra de la credibilidad mediática supone también la quiebra de la cultura cínica instalada en las élites de las sociedades desarrolladas y secundada por los grandes medios de comunicación. Tal vez, la consideración de que Hillary Clinton representaba a esa cultura cínica de tener un discurso entre bastidores y otro público, resumido en el calificativo de la campaña republicana como “la deshonesta Hillary”, es lo que ha arruinado su carrera política.
En el área internacional, Donald Trump, en declaraciones realizadas tras conocer su victoria, respecto a la que será su política exterior, afirmaría: “Estamos a favor de la cooperación y no de los conflictos". "Vamos a poner en primer lugar los intereses de EEUU, vamos a ser honestos con todo el mundo, con todos los pueblos y naciones". En estas declaraciones, Donald Trump anuncia un tiempo nuevo de la política exterior estadounidense basada, hasta ahora, en la guerra y la desestabilización de los considerados enemigos, donde las agencias de inteligencia tienen todo el poder, por otro de distensión mientras se reorganizan las prioridades económicas internas en EEUU, principalmente la derivada de la enorme deuda externa que supera ya el PIB estadounidense. En este nuevo escenario, el poder de las agencias de inteligencia se vería disminuido, priorizando el papel estabilizador del mando castrense. No obstante, las disensiones entre grupos de interés económico y político en el establishment estadounidense y occidental, augura una persistente confrontación.
En esta incertidumbre, habrá que ver y esperar si esta anunciada nueva política exterior se cumple o, por el contrario, sigue siendo, una vez más, con independencia del partido que gobierne en EEUU, una puesta en escena de las ambiciones hegemónicas estadounidenses en el área internacional. El tiempo y los hechos lo demostrarán.
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Artículo relacionado:
22/07/2016. EEUU. La crisis de Liderazgo en la carrera presidencial


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02/11/2016

NOTICIA. La NASA revela en imágenes comparadas de satélite, el progresivo deshielo del Ártico entre los años 1984 y 2016.
NOTICIA. La institución científica National Oceanic & Atmospheric Administration / NOAA, notificó que en el año 2015 se habían superado las 400 ppm de CO2 en el aire atmosférico.


Comentario

Las fuerzas inexorables de la civilización global en el siglo XXI

En los últimos meses diversas instituciones científicas han presentado informes con resultados que muestran los progresivos cambios que está experimentando la troposfera terrestre debido a los emisiones de gases de efecto invernadero principalmente de CO2, con especial incidencia en la disminución de las masas heladas permanentes del planeta principalmente en el Ártico y los glaciares de montaña.
La institución científica National Oceanic & Atmospheric Administration / NOAA dependiente del Departamento de Comercio de los Estados Unidos, notificó que la tasa de crecimiento anual de CO2 en el aire atmosférico medida en el Observatorio de Mauna Loa, en Hawai, subió en 2015 en  tres  partes por millón (ppm), siendo el mayor incremento anual en 56 años de registros, hasta situarse la concentración de CO2 en el aire atmosférico en 400,8 ppm, un 43% superior a la concentración preindustrial de 280 ppm.


Nota. La gráfica muestra las concentraciones medias mensuales de CO2 registradas en Mauna Loa desde 1958. Los altibajos de la línea azul oscura muestran la influencia de la vegetación en el hemisferio norte sobre el CO2, mayor en invierno, y menor en verano, cuando el crecimiento de las plantas elimina el CO2 del aire. La línea rosa brillante muestra la concentración media anual de CO2. La tasa de aumento se ha acentuado con el paso del tiempo, habiéndose triplicado, de 0,6 ppm al año a principios de los años 60 a un promedio de 2,1 ppm durante los últimos 10 años. Fuente. NOAA.
La concentración de CO2 y otros gases de efecto invernadero en el aire atmosférico tienen una repercusión directa en el aumento de temperaturas debido a la alteración histórica del balance energético de la radiación entrante y saliente terrestre por el aumento del efecto invernadero que impide que la radiación de onda larga que emite la Tierra salga al espacio exterior; una radiación que en etapas previas de una menor concentración de CO2 era transparente en el aire atmosférico y salía al espacio exterior. Esta radiación que queda atrapada en la troposfera, según el informe del Estado del Clima 2015 de la WMO, suponía forzar un aumento radiativo de 1,94 vatios de energía por metro2, siendo el CO2 en un 60% responsable del forzamiento radiativo de todos los gases de efecto invernadero.
Debido a la correspondencia existente entre menor temperatura y mayor longitud de onda radiativa terrestre, los ambientes más fríos son los que experimentan un mayor incremento relativo del forzamiento radiativo, pues al actuar los gases de efecto invernadero en la troposfera como una red que estrecha sus ventanas en la medida que la concentración de estos gases aumenta, las longitudes de onda radiativa más largas son las primeras en dejar de ser transparentes en el aire atmosférico.
El mapa elaborado por la NASA sobre el incremento térmico de la superficie terrestre es ilustrativo al respecto, siendo los ambientes más fríos del hemisferio boreal donde más se acusa el incremento térmico.

Incremento térmico (NASA)

El incremento térmico en el hemisferio boreal se debe a que las mayores emisiones de gases de efecto invernadero se producen en el mismo. El siguiente mapa elaborado por NOAA muestra la distribución mundial de las mismas.
Emisiones de gases de efecto invernadero (NOAA; año 2012)

Las emisiones tienen una estrecha relación con el consumo energético, tal y como se puede apreciar en la siguiente imagen nocturna de la Tierra realizada por la superposición de imágenes satelitales.


Esta concentración de gases de efecto invernadero en el hemisferio boreal, con una mayor repercusión relativa en el incremento térmico en los ambientes más fríos, es lo que está ocasionando un retroceso de las masas heladas permanentes desde la última desglaciación hace 20.000 años, tal y como se puede apreciar en las imágenes satelitales publicadas recientemente por la NASA sobre los cambios acontecidos en la masa de hielo del Ártico, en las que se puede apreciar una significativa disminución entre los años 1984 y 2016.

Masa helada del Ártico (NASA)


Otros estudios realizados sobre los glaciares de montaña revelan también una disminución continúa de los mismos. En un estudio presentado al Foro Internacional de Glaciares y Ecosistemas de Montaña que se llevó a cabo del 10 al 13/08/2016 en la ciudad andina de Huaraz, mostró que Perú había registrado la pérdida del 40% de sus glaciares en los últimos cuarenta años, habiendo pasado la superficie cubierta por glaciares milenarios de 2.042 kilómetros2 en los años setenta del siglo pasado a 1.290 kilómetros2 actualmente, siendo la más afectada la denominada Cordillera Blanca, ubicada en la zona central de Perú, y que es considerada la cadena tropical más alta del mundo donde se encuentran el 70% de los glaciares tropicales del mundo. En el año 2014, el Instituto de Investigación de Medio Ambiente e Ingeniería de Regiones Frías y Áridas de la Academia de Ciencias de China publicó su segundo Inventario de Glaciares de China que incluye 46.377 glaciares que ocupaban en la década de los cincuenta del siglo XX una superficie total de 59.425 kilómetros2. Según el estudio, los glaciares de China se han reducido durante los últimos 60 años 9.000 kilómetros2. Los glaciares más afectados son los ubicados en el macizo de Altái y la cordillera Gangdise, donde el 37,2 y el 32,7% de los glaciares respectivamente han desaparecido, y los glaciares de los montes Himalayas, Tangula, Tianshan, Pamir, Hengduan, Nyenchen Tanglha y Filian que han disminuido entre un 21 y un 27%.
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La importancia de las repercusiones climáticas por el incremento de los gases de efecto invernadero hay que considerarlas por las perturbaciones que las mismas puedan ocasionar sobre la civilización humana. Quienes argumentan que la vida en la Tierra ha existido con concentraciones de CO2 superiores a las actuales y por lo tanto restan importancia a las mismas, lo hacen sin tener en cuenta un patrón de referencia, en este caso su incidencia en la especie humana y la civilización alcanzada, por lo que sus afirmaciones carecen de valor, más si se tiene en cuenta que las variaciones del CO2 en la historia geológica de la Tierra obviamente siempre han sido por causas naturales y solamente con el surgimiento de la civilización industrial hace 250 años sustentada en la transformación de la energía en trabajo productivo en base al uso masivo de combustibles fósiles es cuando la causa de esta alteración se produce por causas no naturales, es decir, por una de las especies que habita la Tierra, el ser humano, y se están manifestando en: 1. un progresivo deshielo de las masas de hielo milenarias, y 2. en alteraciones en la circulación atmosférica que están repercutiendo en un incremento de los fenómenos meteorológicos extremos.
El grado de impacto que estos cambios están produciendo en la vigente civilización se puede considerar, hasta ahora, menor, incluso existen zonas del planeta que parecen beneficiarse del mismo, como el deshielo del Ártico que puede permitir abrir una vía marítima comercial entre Europa y la costa oriental de Asia a través del estrecho de Bering, o el avance de la taiga en detrimento de la tundra en Siberia. Los deshielos de los glaciares de montaña se pueden considerar beneficiosos desde el punto de vista de un incremento de las reservas de agua subterránea y el incremento de los lagos de montaña que pudieran ser aprovechados como reservas de agua dulce.
Sin embargo, en el medio y largo plazo los cambios climáticos derivados del incremento térmico y de las alteraciones en la circulación atmosférica pueden ser catastróficos para la actual civilización. Se aprecia una tendencia a una mayor repetición y fortaleza de los fenómenos meteorológicos extremos que tienen su expresión en ciclones de fuerza desconocida y en un reforzamiento de la sequedad de las zonas anticiclónicas a la vez que éstos expanden sus límites ampliándose la desertización, sustituyendo climas semiáridos por climas áridos. Los cambios térmicos que provocan el deshielo de las plataformas heladas tendrán su punto dramático si afectan notoriamente al continente antártico pues el nivel de los mares podría crecer varios metros, lo que supondría que los asentamientos humanos costeros donde habita casi el 50% de la humanidad y entre las que se encuentran varias de las ciudades más pobladas del mundo podrían quedar anegadas por las aguas del mar.
El progresivo aumento anual de ppm de los gases de efecto invernadero en el aire atmosférico que han tenido su mayor incremento en los últimos diez años (periodo en el que estuvo en vigor el Protocolo de Kioto), con una media anual de 2,1 ppm de CO2, induce a pensar que, hasta ahora, los intentos por detener las emisiones de este gas por causas antropogénicas han tenido poca incidencia, sin que tampoco los acuerdos adoptados en la Cumbre del Clima en París en diciembre de 2015, permitan asegurar que la tendencia pueda ser revertida, más si se tiene en cuenta, que ya se ha alcanzado un nivel de concentración de 400 ppm de CO2 que por ser éste un gas muy longevo perdurará durante cientos de años en el aire atmosférico.
El cambio climático ha pasado a formar parte de la civilización global, y se ha convertido en una fuerza inexorable que puede cuestionar la habitabilidad en grandes espacios terrestres bien sea por sequías o por inundaciones. Sin embargo, las fuerzas inexorables que subyacen en la que parece inevitable acción del ser humano sobre la naturaleza tienen raíz económica y energética. El crecimiento económico es el fundamento incuestionable de la vigente civilización. El crecimiento económico sirve al desarrollo de las naciones para mejorar la vida de las sociedades que la componen, y el crecimiento demográfico estimula aun más el mismo. Sin crecimiento económico la mayoría de la humanidad que vive en los países en desarrollo estaría abocada a vivir en la pobreza sin esperanza de alcanzar el bienestar que les asegure alimentación, techo, atención en la enfermedad y educación.
Unido a lo anterior, el propio funcionamiento de la economía de mercado precisa de un constante crecimiento económico para compensar las mejoras de la productividad que el sistema competencial impone (producir más o con mejor calidad con menos coste). El empresario debido a la competencia está obligado a introducir mejoras en su productividad, pero cuando produce el mismo número de productos con menor coste ve disminuido su volumen total de ingresos de los cuales obtiene la ganancia, y para mantener el mismo volumen de ingresos precisa vender más productos, es decir, precisa del crecimiento económico.
El crecimiento económico conlleva un aumento de la utilización de energía para su conversión en trabajo productivo, y la utilización de los combustibles fósiles en un 70 a 80% para la conversión de la energía en trabajo productivo es una dependencia que difícilmente puede ser reemplazada, debido a que esta conversión en el actual paradigma tecnológico es dependiente del motor de combustión interna con el que funcionan los grandes medios de transporte y maquinarias pesadas. Por otra parte, el sistema económico competencial  induce a obtener la energía de los combustibles fósiles a través de la externalización de costes en forma de gases de efecto invernadero.
La combinación, pues, de las fuerzas que impulsan el crecimiento económico con la dependencia de los combustibles fósiles para la obtención de energía en un sistema competencial que conlleva la externalización de costes medioambientales han predominado hasta ahora sobre los intentos de controlar las emisiones de CO2 y, es muy posible, que continúe esta tendencia hasta el final de los combustibles fósiles sino se llega a un acuerdo global sobre la captura y almacenaje del CO2 a través de una masiva implementación de sumideros artificiales y naturales, o se consiga su sustitución por un avance tecnológico que permita obtener energía ilimitada de la fusión nuclear, y la sustitución del motor de combustión interna.
El género humano se enfrenta en el siglo XXI a fuerzas inexorables contradictorias; las mejoras en la productividad pueden conseguir que las máquinas realicen el trabajo más ímprobo y se alcance el bienestar social en todas las naciones del mundo pero, a su vez, las fuerzas económicas de un mercado global desregulado en conjunción con la externalización de gases de efecto invernadero, amenazan esa prosperidad anhelada.
Los acuerdos globales sobre el cambio climático como el alcanzado en en la (COP21) en París en diciembre de 2015, y los que se puedan acordar en la cumbre del clima (COP22) en Marrakech, son necesarios pero insuficientes, pues no abordan integralmente la regulación del conjunto de las fuerzas económicas, energéticas y políticas globales que influyen negativamente en el medio ambiente. Solamente alcanzando una gobernanza global consensuada entre todas las naciones del mundo será posible conjugar estas fuerzas contradictorias.

El mundo se ha convertido en un barco en el que solamente es posible evitar el naufragio económico y medioambiental con el empeño de una única tripulación, el género humano.