Diciembre 2016



15/12/2016

NOTICIA. El 15/12/2016, el presidente sirio, Bashar al Assad en una comparecencia en la televisión Siria Al Mayadeen, proclamó la liberación de Alepo de las bandas armadas.

Comentario

Alepo liberada

Alepo ha sido liberada del jihadismo radical”. “Lo que está ocurriendo hoy es la escritura de una historia forjada por todos los ciudadanos sirios. La obra no comenzó hoy, empezó hace seis años cuando la crisis y la guerra estallaron en Siria", manifestaría el presidente sirio, Bashar al Assad, en diferentes medios sirios. En datos resumió el final de la batalla más importante del presente siglo para derrotar al jihadismo radical que pretende retrotraer a la civilización humana al medievo.
“Los radicales fueron expulsados de todos los barrios de Alepo. El Ejército sirio eliminó a más de 900 que se negaron a rendirse, decenas de unidades de armas quedaron destruidas. En total fueron liberados 105 barrios de Alepo con la superficie de 78,5 kilómetros cuadrados. Más de 3.000 combatientes salieron de Alepo voluntariamente, mientras 1.500 fueron amnistiados. 108.000 habitantes fueron evacuados de Alepo a los barrios seguros por corredores humanitarios.


Ciudad de Alepo (año 2016)

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No podía ser de otra manera, la paz en Siria solamente será posible forjarla sobre la derrota del jihadismo y wahabismo radical como ha sucedido en Alepo. Ante las fuerzas que pretenden imponer el totalitarismo político-religioso del Antiguo Régimen medieval que la humanidad creyó haberlo sepultado en el siglo XIX con las revoluciones liberales, y en el siglo XX con la emancipación colonial, solamente cabe la paz de la victoria, sobre la base de la capitulación incondicional.
En el siglo XXI, no es posible justificar ningún cambio político por la fuerza de las armas. Culminados los procesos de descolonización, no cabe ningún cambio político sobre la base de la insurrección armada. Las armas deben dar paso a los movimientos políticos en la demanda de cambios políticos.
Pero, Francia y Gran Bretaña,  las fuerzas coloniales que en el pasado fueron expulsadas del Oriente Medio, ahora, de la mano de EEUU y de las retrógradas monarquías absolutistas del golfo pérsico han creído disponer de una segunda oportunidad para volver a dominar la región en alianza con jihadistas armados llegados por decenas de miles de países foráneos, que en su obsesión por acabar con la civilización laica siria coinciden con sus patrocinadores occidentales en desmembrar Siria como nación para proclamar su reinos medievales de taifas.
Antes del 2012, existían en Alepo más de 45 iglesias cristianas y los cristianos eran un 13 % de la población, hoy, la mayoría de las iglesias están destruidas y la población cristiana es la que más ha sufrido, y ello no ha sido obra del denostado por Occidente “régimen” sirio, sino por la acción de los denominados eufemísticamente "rebeldes democráticos", quienes han impuesto en los barrios que han ocupado unas condiciones de vida brutales a la población que no era afín a su ideología.
Sin embargo, en la propaganda de la alianza de los países de la OTAN y las monarquías de la región opositora al gobierno sirio, no se conoce ninguna mención de que los “rebeldes” radicales armados hayan cometido ninguna acción luctuosa, los “rebeldes” aparecen como paladines respetuosos con los derechos humanos, mientras que toda la toda la maldad recae en el gobierno sirio.
Las promesas de EEUU en meses anteriores de separar en Alepo a los supuestos rebeldes "no moderados" armados de los "rebeldes moderados" también armados, no se pudo cumplir, y es que ello no era posible pues precisaban de la unión para hacer frente al ejército sirio, solamente tras su derrota los más moderados han optado por la rendición y se han acogido a la ley de amnistía del gobierno sirio, mientras los radicales han sido expulsados de Alepo.
Ahora Alepo precisa de ayuda humanitaria, pero ¿levantará la UE y EEUU las sanciones a Siria que impiden que lleguen por vía comercial medicamentos y artículos de primera necesidad? con toda seguridad no, porque las sanciones económicas a Siria que incide sobre los sectores de población mas vulnerables, forma parte de la guerra asimétrica contra el gobierno sirio.
La propaganda occidental que viene justificando a los radicales levantados en armas es un asalto a la razón, quienes han destruido en Siria la civilización de convivencia entre religiones que data de más de mil años son quienes para Occidente son respetuosos con los derechos humanos, mientras quien defiende el Estado laico, como es el gobierno sirio, se le considera un régimen atroz.
Los totalitarios extremistas armados son presentados como enigmáticos grupos sin rostro bajo el enunciado genérico de "rebeldes" que carecen de nombre y programa político porque se debe ocultar que en realidad pertenecen a agrupaciones jihadidtas como Fath al-Sham  antiguo frente Al Nusra filial de Al Qaeda en Siria.
La cultura mediática cínica occidental en Siria ha llegado al grado del descrédito, porque no se puede creer la información cuando ésta es presentada igual en todos los medios de comunicación, con los mismos titulares y la misma terminología basada en una burda propaganda de guerra.
Y es que la propaganda de guerra, nunca está dirigida contra al bando enemigo, sino al bando amigo, pues de lo que se trata es de convencer a la propia ciudadanía, en este caso de los países de la OTAN, de que se está en el bando correcto, que es legítimo que se pueda intervenir en un país si se realiza en nombre de los “derechos humanos”, aun cuando la intervención conlleve cientos de miles de víctimas, como viene siendo en las guerras en el Oriente Medio y Libia, en las que los países de la OTAN han estado de una u otra manera siempre implicados. El éxito de la propaganda de guerra se mide por la desmovilización de la ciudadanía ante las agresiones coloniales.
La propaganda de guerra occidental sobre el conflicto sirio lo ha contaminado todo por la enorme presión mediática y política. Los intelectuales se sienten acobardados para emitir un mensaje diferente al discurso mediático oficial. El periodismo independiente ha sido ocupado por los servicios de inteligencia de la OTAN, incluso altos funcionarios de la ONU, callan ante la vulneración flagrante por la Coalición Internacional liderada por EEUU de la carta de las Naciones Unidas en Siria, la que determina que solamente se puede intervenir militarmente en un país a petición del gobierno legítimo o por decisión del CSNU.
El pasado 12/12/2016, el nuevo secretario general de la ONU, António Guterres, en la ceremonia de toma de juramento afirmaría: "Yo, António Guterres, juro solemnemente ejercer con toda lealtad, discreción y conciencia las funciones que se me han encomendado como secretario general de las Naciones Unidas, cumplir estas funciones y regular mi conducta teniendo en mente sólo los intereses de las Naciones Unidas, y no buscar ni aceptar instrucciones con respecto al desempeño de mis funciones de ningún gobierno ni de otra autoridad externa a la organización",
Pero el conflicto de Siria, también ha puesto a prueba a la propia organización de Naciones Unidas. Ningún alto funcionario, ha denunciando públicamente la vulneración del Carta de las Naciones Unidas por parte de la coalición de la OTAN y de las monarquías árabes por su ilegal despliegue en Siria. Con el silencio se está aceptando tácitamente la deslegitimación de la ONU, cuando, como ahora, más se precisa de la exigencia del consenso de las naciones para mantener el respeto a la soberanía de las naciones y sobre la misma fraguar la Paz.
La liberación de Alepo debería marcar un antes y un después, las ciudades importantes a liberar ya no están ocupadas por insurgentes afines a Occidente, Al Raqa está ocupada por el Estado Islámico, al igual que Palmira y Mosul, una vez liberado Alepo no debería existir desacuerdo para forjar una alianza de unidad y reconciliación entre el gobierno sirio y las fuerzas opositoras sirias que  aceptan una solución negociada en base a lo establecido en la resolución 2254 de la ONU que permita a posteriori la unión de las fuerzas contra el Estado Islámico y Fath al-Sham, sin embargo, los países de la OTAN ya han demostrado sobradamente que no son de fiar en sus intenciones de acabar con el Estado Islámico, y con toda probabilidad buscaran nuevos pretextos para seguir desestabilizando a Siria. Si es así, la guerra en Siria continuará, tal vez durante años, pero lo importante es la determinación del gobierno sirio y la mayoría del pueblo de devolver la soberanía plena a Siria.

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12/12/2016

NOTICIA. El 11/12/2016, el presidente electo estadounidense Donald Trump calificó de "ridícula" la evaluación de la CIA sobre la intromisión de hackers rusos en la campaña electoral de EEUU.

Comentario

Intrigas internas en la administración estadounidense

Durante la campaña electoral a las elecciones presidenciales de EEUU del 08/11/2016, el entonces candidato republicano, Donald Trump, fue reiteradamente acusado por su oponente demócrata, Hillary Clinton, de simpatizar con Rusia. Esta acusación sin pruebas fundamentadas formó parte de la estrategia electoral de los demócratas de anteponer la denigración del candidato republicano a la difusión de sus propuestas políticas. En esta estrategia, el partido demócrata contaría con el apoyo de la mayoría de los medios de comunicación occidentales.
Sin embargo, los resultados obtenidos por Donald Trump en el colegio de compromisarios electorales fue aplastante, 306 electores fueron elegidos para votar al candidato republicano contra 232 por la candidata demócrata. Una diferencia que mostró la voluntad de cambio de la mayoría de los Estados de la Unión a pesar de que en los Estados más poblados se impusiera, Hillary Clinton, superando en voto popular a su oponente, Donald Trump.
La victoria de Donald Trump, reveló la limitada influencia de los medios de comunicación en la conformación de la opinión política en la mayoría de la sociedad estadounidense, no parecía creíble que Donald Trump, con un presupuesto menor de campaña electoral y con la mayoría de los medios de comunicación en su contra se impusiera a la candidata demócrata.
El partido demócrata lejos de asumir su derrota electoral como resultado de errores propios, se ha mantenido en la tesis de la existencia de una conspiración rusa para impedir la victoria de Hillary Clinton. Los grandes medios de comunicación occidentales incapaces también de aceptar su pérdida de credibilidad en la campaña electoral, siguen dando crédito también a estas teorías conspirativas.
Con el paso del tiempo, la tesis conspirativa ha ido perdiendo vigencia e interés en la opinión pública, pero sorprendentemente, de nuevo, ha vuelto a escena con una serie de acontecimientos concatenados: el 09/12/2016 el presidente Barack Obama, ordenó a las agencias de inteligencia realizar una revisión exhaustiva de los ataques cibernéticos contra el proceso electoral en el país poniendo en el punto de mira a Rusia; el 10/12/2016, el diario The Washington Post, informaba que la CIA había llegado a la conclusión de que Rusia intervino en el proceso electoral estadounidense con el objetivo expreso de ayudar al candidato republicano; el 11/12/2016, el presidente electo Donald Trump calificaba de "ridícula" la evaluación de la CIA sobre los hackers rusos, minusvalorando el trabajo de esta agencia.
Rusia, ha negado toda injerencia en la campaña electoral, pero aun en el caso de que hubieran existido intentos por parte de agentes externos de favorecer en la redes sociales la candidatura de Donald Trump, resulta del todo inverosímil que tal campaña pudiera eclipsar la campaña electoral del partido demócrata sustentada en un mayor gasto electoral que el del partido republicano y en el incondicional apoyo a Hillary Clinton de la inmensa mayoría de los medios de comunicación occidentales.
La consideración de que una intromisión extranjera ha sido decisiva en la victoria de Donald Trump resulta pueril y, tal vez, ese fue el error del partido demócrata, subestimar en la mayoría del electorado estadounidense la capacidad intelectual de discernimiento entre su propia experiencia de la realidad y la ofrecida mediáticamente, lo que indujo a los demócratas a basar su campaña electoral principalmente en descalificaciones y teorías conspirativas.
Ahora, a escasos días de la reunión del colegio electoral para la elección oficial del presidente de la nación, la insistencia del partido demócrata en seguir cuestionando la transparencia de la victoria de Donald Trump tiene un carácter desestabilizador y constituye un elemento de presión a los compromisarios electorales republicanos  y a  la política de designación por Donald Trump de los miembros para el nuevo gobierno de la nación particularmente al del puesto de secretario de Estado para asuntos exteriores por su relevancia en la política hacia Rusia; por otra parte, la deslegitimación del partido demócrata al nuevo presidente revela las profundas divisiones de la sociedad estadounidense y el interés de sectores de la élite financiera política y mediática perdedoras de la contienda electoral por mantener la fractura social como elemento de contención de las políticas anunciadas por Donald Trump favorables a aumentar el proteccionismo económico y promover la colaboración con Rusia.
Las diferencias que dividen al poder estadounidense se han venido fraguando durante todo el periodo de la presidencia de Barack Obama. La pérdida de influencia de EEUU en la marcha de la economía mundial por la irrupción de China en el escenario económico internacional, y las fallidas políticas de la actual administración estadounidense en Oriente Medio que le ha sumido en un pantano de difícil salida, han sido las causas que han acentuado las contradicciones internas en el seno de la clase dirigente estadounidense.
En el lado de mantener la trayectoria económica de los últimos años y continuar la política actual de sanciones contra Rusia, se sitúan un sector de políticos republicanos opuestos a Donald Trump y la actual dirigencia del partido demócrata con estrechas relaciones con el sector financiero-mediático y muy unida el conocido especulador George Soros. En el lado de reorientar la política económica y de revisar la actual geopolítica estadounidense se sitúa el partido republicano con Donald Trump al frente, vinculado al sector industrial tradicional representado en el Dow Jones, partidario de una mayor protección de sus industrias y opuesto a que sea la clase financiera partidaria de la globalización quien marque el rumbo económico del país.
En la marcha de la economía global, la actual administración de EEUU ha venido desarrollando una estrategia para conformar espacio geoeconómicos de libre comercio de los que estaría excluido China, esta estrategia tiene sus dos pilares fundamentales en los tratados de libre comercio TTP y TTIP. La administración entrante se orienta a una estrategia de tratados bilaterales de EEUU con diferentes naciones y la aplicación de medidas proteccionistas para estimular la industria en territorio estadounidense. En el fondo de la cuestión, lo que se dirime en ambas políticas es la forma de hacer frente al auge económico de China, en la política demócrata a través de la promoción de áreas de influencia exclusiva, y en la republicana de políticas proteccionistas.
Las diferencias en el seno de la élite estadounidense respecto a Rusia tienen que ver también con la relación que debe mantener EEUU respecto de China. La actual administración favorable a la conformación de áreas de influencia económicas exclusivas pretende a su vez debilitar el surgimiento de áreas que por su situación geográfica no puede jugar con ventaja. La autoexclusión de EEUU del Banco Asiático de Inversión en Infraestructura  (BAII), fundado a iniciativa de China y que pretende la conectividad del espacio euroasiático es una muestra de ello, pero el principal temor de EEUU es a la posibilidad de que surgiera un espacio económico que uniese Alemania y Rusia pues sobre esas dos naciones más China se conformaría un espacio terrestre desde Lisboa hasta la costa Oriental de Rusia y China del que EEUU por su situación geográfica quedaría relegado, y para evitar tal escenario, EEUU debe priorizar la conformación de los espacios oceánicos que unan las costas del Atlántico TTIP y las costas del Pacífico TTP, quedando EEUU en el centro de ambos.
En la visión de la administración entrante, esta estrategia de tratados para contener económicamente a China no tiene capacidad de prosperar mientras predomine el libre comercio bajo los auspicios de la OMC y, por ello, la creciente competitividad de China en productos manufacturados solamente es posible hacerle frente con: 1. medidas proteccionistas; 2. la reubicación de nuevo de las empresas en EEUU, y 3. el debilitamiento de la alianza de Rusia con China, con el fin de situar a Rusia dentro del ámbito occidental.
En esta visión, resulta paradójico que el mismo partido republicano que en los años setenta del siglo pasado, aprovechando el enfrentamiento existente entonces entre China y la URSS, estableció relaciones con China con el propósito de situarla del lado estadounidense frente a la URSS, ahora pretenda justo lo contrario, situar a Rusia al lado de EEUU para debilitar a China. Una pretensión que tampoco tiene posibilidades de prosperar, pues Rusia ya no se rige como la antigua URSS por criterios imperiales de dominio global, sino lo que pretende es llevarse bien con todas la naciones del mundo incluida China y EEUU, además China representa para Rusia un socio imprescindible tanto económica como políticamente con quien comparte membresía en la Organización de Cooperación de Shangai (OCS).
EEUU se encuentra en una tesitura en la que debiera pensar en que no es posible continuar la marcha de la historia con el mismo poder de superpotencia única que adquirió tras el fin de la URSS. El hecho de que otras naciones como China, India, y Rusia vayan ganando protagonismo internacional es un proceso lógico que nace de la propia modernización de esas naciones y de la interconexión económica mundial. La solución de las diferencias mediante el diálogo basado en el respeto a los intereses de cada parte es la mejor opción, los caminos de la confrontación solamente conducen a que todas las partes implicadas pierdan.

EEUU debiera reflexionar y considerar que en el actual momento histórico, el mejor proyecto para sus intereses sería buscar la unión interna de su ciudadanía y de su clase dirigente en base a una relación amistosa con todas las naciones del mundo.


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03/12/2016

NOTICIA. El 04/12/2016, serán depositadas las cenizas de Fidel Castro en el Cementerio Santa Ifigenia de Santiago de Cuba, donde también reposa el Héroe Nacional José Martí.

Comentario

Fidel Castro. El último universalista del siglo XX

Con la inhumación de las cenizas de Fidel Castro en el Cementerio Santa Ifigenia de Santiago de Cuba, se darán por concluidos los actos oficiales de homenaje a la figura del líder cubano, fallecido el día 25/11/2016 a los noventa años de edad en La Habana. Durante toda la semana, millones de personas en Cuba han manifestado en las calles su afecto y solidaridad al líder de la revolución que puso fin en 1959 al régimen dictatorial de Fulgencio Batista y proclamó su independencia de la tutela estadounidense. Las muestras de solidaridad se han extendido también por todo el mundo, especialmente de los países de Latinoamérica y de los países que alcanzaron su emancipación colonial a lo largo de la segunda mitad del siglo XX, particularmente los de África Austral. En el otro extremo, los dirigentes y principales medios de comunicación de EEUU y de los países de la OTAN han protagonizado una campaña de opiniones contra la figura del Fidel Castro.
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Fidel Castro al igual que Che Guevara, trascendieron los límites de la revolución Cubana y se convirtieron rápidamente en figuras universales. A ello contribuyó la particular situación de los países latinoamericanos sometidos de la mano de cruentas oligarquías al dictado estadounidense. La revolución cubana en las puertas de EEUU supuso un revulsivo para todos los movimientos de la izquierda latinoamericana. La lucha armada fue la salida que encontraron para acabar con las dictaduras que asolaban el continente. El ideal del cambio por vías políticas fue abortado en 1973 en Chile con el golpe de Estado protagonizado por el general Augusto Pinochet contra el presidente electo Salvador Allende, y ello reforzaría la convicción en los movimientos de izquierda de alcanzar el poder a través de las armas. La victoria del Frente Sandinista en 1979 contra la dictadura de los Somoza a través de la lucha armada pareció mostrar el camino.
Sin embargo, en la última década del siglo XX las dictaduras fueron dando lugar a gobiernos democráticos y los movimientos de izquierda se reciclaron a la lucha democrática pacífica consiguiendo en el presente siglo llegar a gobernar en varios países latinoamericanos, como: Brasil; Bolivia; Venezuela, Ecuador y Nicaragua. A esta nueva ola política se ha sumado recientemente en Colombia la guerrilla más longeva de América Latina: Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), habiendo suscrito y ratificado recientemente el acuerdo con el gobierno de Manuel Santos para el abandono de las armas y su reintegración a la vida política. Un acuerdo que ha tenido su escenario en Cuba y del que Fidel Castro ha sido uno de sus principales impulsores.
La historia de los últimos cincuenta años en Latinoamérica no es posible entenderla sin la influencia que tuvo la revolución cubana y su carismático líder Fidel Castro. El ideal de una segunda descolonización de América Latina para la emancipación de la tutela de EEUU y la integración política del continente latinoamericano tuvo su origen y desarrollo en los principios de la revolución cubana, y tiene en la actualidad su expresión política en la constitución de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).
En ese periodo, la izquierda latinoamericana ha transitado de la lucha armada al movimiento pacífico democrático, de la división entre naciones a los inicios de la unión. En ese recorrido, el pensamiento político de Fidel Castro ha estado presente, y tiene ya un calado sociopolítico que ha pesar de los reveses de algunos gobiernos de izquierda como en Brasil, o de los intentos desestabilizadores de EEUU en Venezuela, sustancialmente perdurará.
Todos los intentos por acabar con la revolución cubana, desde la fallida invasión en 1961, los intentos de asesinato de Fidel Castro y principalmente el boicot a Cuba durante más de medio siglo, no han conseguido rendir el espíritu soberano del pueblo cubano. El boicot de EEUU a Cuba por su esencia económica y la proximidad de Cuba a EEUU tiene carácter de asedio, el cual constituye una forma de guerra económica basada en el intento de rendición del enemigo por agotamiento de la población civil, táctica utilizada contra ciudades en la Edad Media, que llegó a ser denostado por las autoridades religiosas por su crueldad porque el mismo afectaba principalmente a los sectores más vulnerables de la sociedad. Quienes critican al gobierno cubano, ignoran que EEUU esta en guerra de agresión permanente contra Cuba, y que en una situación de guerra, aunque ésta sea asimétrica deben tomarse todas las medidas para defender la soberanía de la nación. La distensión política interna solo será posible cuando la guerra acabe, es decir cuando EEUU, deje de asediar a Cuba.

Otro escenario, en el que la figura de Fidel Castro ha pasado a ser un emblema de la lucha contra la opresión y el dominio colonial, ha sido el de las naciones del África Austral, particularmente Angola, Namibia y Sudáfrica. Los máximos mandatarios de estas tres naciones en el funeral de Fidel Castro mostraron su gratitud eterna a Cuba, Angola y Namibia por la ayuda a su emancipación colonial, y Sudáfrica por haber contribuido decisivamente a acabar con el régimen del Apartheid en  la batalla de “Cuito Cuanavale, de la que Nelson Mandela llegaría a afirmar: “Cuito Cuanavale fue el viraje para la lucha de liberación de mi continente y de mi pueblo del flagelo del Apartheid“.

Entre noviembre de 1987 y junio de 1988 tendría lugar en Angola la batalla de "Cuito Cuanavale”, una de las más trascendentes después de la Segunda Guerra Mundial, que constituyó un punto de inflexión en la historia de África y determinó el fin del régimen supremacista blanco sudafricano. En los años ochenta del siglo XX la región del sur de África estaba en el centro de la Guerra Fría. Los gobiernos occidentales rechazaban en ese momento apoyar al Congreso Nacional Africano (CNA) y ayudaban al gobierno blanco de Sudáfrica. Los militares del gobierno del apartheid a partir de 1975 habían ocupado todo el sur de África intentado revertir la lucha por la independencia de los pueblos de esa región. Los angolanos con ayuda internacional cubana vencieron en esa batalla a las fuerzas del apartheid. A partir de ese momento, Pretoria negoció con los angolanos y namibios y condujo a la independencia de ambos países de la ocupación de las fuerzas del régimen de Pretoria. Después se iniciaron las negociaciones con el Congreso Nacional Africano que concluyeron con la liberación de Nelson Mandela y el fin del apartheid.
La figura de Fidel Castro que dirigió las operaciones militares en Angola y Namibia contra el ejército del régimen sudafricano del Apartheid, quedaría grabada en la historia de estas naciones. Su carisma internacional en América Latina y África aumentaría, los países en desarrollo verían en sus ideas de universalidad un camino a seguir.

Los últimos diez años de su vida Fidel Castro debido a problemas de salud los pasó apartado de la vida política, sin embargo, fue un periodo donde quizás sus reflexiones sobre el acontecer mundial se hicieron más universales, preocupado por los flagelos que azotan a la humanidad: hambre, analfabetismo y carencia de asistencia sanitaria en los países en desarrollo; la amenaza de una conflagración nuclear global, y el desafío que supone el cambio climático.
Fidel Castro mantuvo toda su vida un compromiso universal en favor de las luchas de emancipación colonial, y con los más desfavorecidos en los países en desarrollo con la exportación desde Cuba de maestros y médicos fuera de sus fronteras, un compromiso que hizo de él, el universalista más distinguido del siglo XX.
Los que ignoran su contribución al mundo, porque atenta contra su historia de ambiciones de dominio imperial, tratan de confinarlo a las fronteras de Cuba como un mandatario sectario y autoritario, pero la figura de Fidel Castro ha trascendido a Cuba y a su revolución y forma parte de los anhelos de libertad y justicia de los pueblos más desfavorecidos del mundo.

Sin lugar a dudas, Cuba sin Fidel Castro será otra, no porque sus mandatarios no sean consecuentes con el modelo de justicia social cubano, sino porque Cuba ya no será tan universal. Tal vez, también, para Cuba ha llegado el momento de la reconciliación con la diáspora cubana. La cuestión estará en si la mayoría de los cubanos ubicados principalmente en Florida, entenderán que Cuba ante todo debe ser una nación soberana; si se avendrán a abandonar los sentimientos de revancha y de intentar derrocar por la fuerza al gobierno cubano, y si serán capaces de apostar por una reconciliación bajo postulados patrióticos. Si es así, la reconciliación y el pluralismo político llegarán a Cuba, pero si su interés es de nuevo uncir a Cuba a la tutela estadounidense, la mayoritaria Cuba patriótica se mantendrá firme, como lo ha hecho durante más de medio de siglo.