29/01/2017
NOTICIA. El presidente de EEUU, Donald
Trump, en la primera semana de su mandato, con la promulgación de varias órdenes
ejecutivas, dio comienzo a las principales promesas de su campaña electoral.
Comentario
La doctrina Trump
El 20/01/2017, Donald Trump, fue
investido como el 45º presidente de Estados Unidos. En la semana siguiente, el
nuevo presidente dictó ininterrumpidamente varias ordenes ejecutivas
para fijar con carácter práctico las posiciones políticas más relevantes de su
campaña electoral, entre las que destacan: 1º la derogación del sistema de
salud promovido por la anterior administración conocido como “Obama care”; 2º
el abandono de EEUU del Tratado de Asociación Transpacífico TTP; 3º la decisión
de construir un muro en la frontera entre México y EEUU que prolongaría el
actualmente existente de 1.000 km unos 2.000 km más; 4º la restricción de
acogida de refugiados y migrantes de los países musulmanes que EEUU considera
que le son hostiles: Irán; Irak, Siria, Libia, Somalia, Sudan y Yemen.
Además de las órdenes
ejecutivas, en el ámbito internacional, Donald Trump, ha marcado sus
prioridades con la reunión en la Casa Blanca con la primera ministra británica,
Theresa Mary May, manifestando su apoyo a la separación del Reino Unido de la
UE (Brexit), y las entrevistas telefónicas realizadas el 28/01/2017, con el
presidente francés François Hollande; la canciller alemana Angela Merkel; el
primer ministro japonés Shinzō Abe, y singularmente con el presidente ruso, Vladímir
Putin, con quien compartió su interés en cooperar con Rusia en la lucha contra
el Estado Islámico (EI).
Todas estas medidas se enmarcan
dentro de lo que se puede considerar la “doctrina Trump”. La
característica de una doctrina es que todas las medidas emanan de un
concepto o principios políticos que se incluyen en un todo, que durante la
campaña electoral republicana se resumió en el eslogan de “América Primero”.
Este concepto de “América
Primero”, tuvo una gran acogida entre la ciudadanía, otorgándole una amplia
mayoría en el colegio electoral de compromisarios (306 de 538) que representan
a los Estados de la Unión y que ha garantizado históricamente la unión de los
Estados en torno a la figura presidencial.
El mensaje de América Primero
tuvo su impacto porque en la percepción de los votantes de Donald Trump, las
anteriores administraciones habían relegado a un segundo plano a los EEUU de
base industrial y en el que los impuestos redundaban en los contribuyentes y no
en guerras infructuosas para la nación.
Durante la Guerra Fría la
política exterior basada en la defensa de un adversario de igual poder y con
interés de subvertir el orden liberal mundial, justificaba los gastos fuera de
la nación y la inquebrantable unión de los países de la OTAN, pero tras la
desaparición de la URSS, nadie amenazaba ya al orden liberal sino que EEUU
pretendió dominar el mundo, enfocándose singularmente en el Oriente Medio. Pero
con el fracaso de las guerras en el Oriente Medio y la crisis financiera del
2008, la política de dominación global comenzó a lastrar a EEUU como nación.
En el año 2005 la globalización
parecía una estrategia perfecta para Estados Unidos y las administraciones
estadounidenses sólo querían para sí la tecnología, el IP y la marca, dejando
los trabajos no cualificados a países como México y China. Las empresas
internacionales norteamericanas han ganado miles de millones de dólares
mediante la globalización, pero tras la crisis del 2008 la deslocalización impediría reactivar de
nuevo el sector industrial, y el descontento con la globalización produciría
una profunda fractura social.
Las empresas que con la deslocalización industrial anteponían sus intereses empresariales al interés de EEUU
como nación comenzaron a ser cuestionadas, y China y México por ser las dos
naciones que más empresas estadounidenses acogían se convertirían en las
naciones a las que había que combatir porque en la percepción de una gran parte
de la clase obrera norteamericana estas naciones estaban robándoles los puestos
de trabajo. La administración de Obama pretendía ocultar este malestar ofreciendo unos buenos datos de empleo, pero que se ha visto que el elector en
su experiencia cotidiana disentía del dato oficial de empleo, pues se ha
desvelado la paradoja de que siendo los datos oficiales de desempleo en EEUU
inferiores al 5% de la población activa, el mensaje de creación de empleo de
Donal Trump ha tenido un amplio respaldo entre la clase obrera.
El fracaso de las políticas de
dominación del Medio Oriente y de contención de Rusia, también han sido
percibidas negativamente. Los ingentes gastos de guerra se han convertido en una empresa donde se
han venido gastando cientos de miles de millones sin ningún resultado positivo,
a ello se ha sumado la constatación de que mientras EEUU se compromete con el
mayor gasto de la OTAN, el resto de naciones que la componen, excepto Gran
Bretaña, incumplen sus compromisos de destinar un 2% del PIB a gastos defensa.
Este carácter altruista o quijotesco de EEUU de proteger a sus aliados mientras EEUU ha visto crecer la deuda soberana en un 70% bajo el mandato de Barack Obama, habiendo pasado de los 10,9 billones de dólares en el año 2009 a 18,5 billones en el 2016 superando el PIB de EEUUU, ha llevado a la administración republicana a definir un nuevo sistema de prioridades del gasto, basado en la reducción del gasto social y la reordenación de los gastos militares, gastando más en modernizar las fuerzas armadas de EEUU, principalmente de sus flotas navales y sistemas antimisiles, y gastar menos en el mantenimiento de estructuras militares como la OTAN.
Este carácter altruista o quijotesco de EEUU de proteger a sus aliados mientras EEUU ha visto crecer la deuda soberana en un 70% bajo el mandato de Barack Obama, habiendo pasado de los 10,9 billones de dólares en el año 2009 a 18,5 billones en el 2016 superando el PIB de EEUUU, ha llevado a la administración republicana a definir un nuevo sistema de prioridades del gasto, basado en la reducción del gasto social y la reordenación de los gastos militares, gastando más en modernizar las fuerzas armadas de EEUU, principalmente de sus flotas navales y sistemas antimisiles, y gastar menos en el mantenimiento de estructuras militares como la OTAN.
En materia comercial, EEUU se
orienta de una política basada en la promoción de tratados multinacionales de
libre comercio a una política de tratados bilaterales de EEUU con cada nación, pues en
palabras del propio Donald Trump, su experiencia personal es que las relaciones
comerciales multilaterales son complejas, lentas y poco operativas, mientras
que la basada entre dos naciones son más eficaces, lo que supone que EEUU
preferiría establecer tratados por separado con las diferentes naciones de la
UE lo que le puede impulsar a que EEUU vea con buenos ojos que otras naciones
de la UE sigan el camino del Brexit.
En su relación con México, la
nueva administración estadounidense está responsabilizando a México de sus
propios problemas internos. La deslocalización industrial responde a una
política de los empresarios estadounidenses de beneficiarse de los bajos
salarios que pagan a los trabajadores mexicanos. Con la construcción de un muro
de separación, EEUU está externalizando su incapacidad para evitar que haya empresarios
en suelo estadounidense que quieren beneficiarse de la explotación de los
inmigrantes ilegales. En cuanto al tráfico de drogas a través de la frontera
externaliza también su incapacidad o laxitud para combatir las redes de distribución interna de
drogas y evitar la drogodependencia de una parte importante de su población que
lo sitúa como el primer país del mundo en consumo de cocaína.
Si EEUU pondría fin a la
ambición desmedida de gran parte de sus empresarios, y a la demanda de drogas
de su población, los problemas de deslocalización de empresas, migración
irregular y tráfico de drogas disminuirían radicalmente, de ello se
beneficiaría no solamente la sociedad estadounidense sino también México, pues
con el fin de la demanda desde EEUU de inmigración irregular y de drogas,
México se libraría de las mafias de traficantes de drogas y debería orientar su
economía al desarrollo interno de sus capacidades económicas. El fin de la demanda
implica el fin de la oferta, esa es una regla económica inapelable, pero
mientras haya demanda la oferta encontrará caminos para
satisfacerla, sin muros y con muros.
En su relación con China, EEUU no
termina de aceptar los cambios económicos globales como consecuencia de que
otras naciones mejoran sus expectativas económicas. China tiene una renta per
cápita de 8.000$ y EEUU de 55.000$ y los chinos pretenden mejorar su estatus
económico y en la medida que lo hacen el peso del PIB mundial se redistribuye
de diferente manera, pero EEUU no termina de admitir esta realidad. Los
intentos de contención de China en nada van a beneficiar a EEUU, pues una parte
importante de las ventas de sus productos los realiza en China. La arrogancia
con la que el futuro nuevo secretario de Estado Rex Tillerson trató a China, al
afirmar que EEUU impedirá a China utilizar las islas artificiales que
construye en el mar meridional de China, aunque no dijo como la haría, son
amenazas sin fundamento puesto que EEUU no tiene capacidad de evitar tal
cuestión.
Si de lo que se trata es de crear
tensiones en el entendimiento que la agitación política, tanto en el caso de
México como de China, le va a otorgar una mejor posición negociadora a EEUU, es
una tramposa estrategia que en las naciones que son muy orgullosas de su
soberanía producen el efecto contrario, en el caso de México contribuyendo a
unir a los mexicanos, y en el de China aumentando su sentido patriótico e
impulsando al gobierno chino a aumentar su capacidad defensiva. Una lección que
todavía EEUU no ha aprendido con Cuba que después de medio siglo de asedio el
patriotismo cubano sigue invicto, y en el caso de Rusia, donde las sanciones no
han hecho sino unir más al pueblo ruso en torno a la figura de su presidente.
En el Oriente Medio, la política de EEUU que según Donald Trump se va orientar a combatir al Estado Islámico, a la vez que legitima a Israel en
su política de apartheid con el pueblo palestino, es rotundamente
contradictoria. La fortaleza de Israel en la región, una nación de seis millones
de habitantes, rodeada por otras de decenas de millones de musulmanes, está basada en la subordinación o la debilidad política, económica y militar de las
naciones que le rodean, y a esa debilidad ha contribuido eficazmente la
desestabilización de Irak y Siria, que es donde principalmente
opera el Estado Islámico. La derrota del Estado Islámico en Siria e Irak, y
la posible reconstrucción de esas dos naciones no resulta por lo tanto del agrado de Israel,
ni tampoco de Arabia Saudita que ve como la ideología wahabista que patrocina
la monarquía Saudí y de la que es participe el EI, se debilitaría en la región,
además de que Irán se beneficiaria de dos poderosos aliados en la región como
podrían ser una Siria e Irak pacificadas y con gobiernos laicos. EEUU está preso de sus alianzas en la región y mientras no las cambie, serán Arabia
Saudita e Israel las que le marquen la pauta a seguir a EEUU y no a la inversa.
En su relación con Rusia, los
cambios que propone Donald Trump de una distensión con este país también son
difíciles de que tengan resultados debido a la oposición del actual gobierno
Alemán a un acercamiento con Rusia por temor a un cambio en la política
respecto de Ucrania, lo cual congela las relaciones e impide a su vez cualquier
negociación entre Rusia y EEUU sobre el control de armas. La colaboración entre
Rusia y EEUU posiblemente se limite a una coordinación en Siria para luchar
contra el EI, particularmente ahora que el papel de EEUU en esa nación, tras el
alto el fuego alcanzado entre los principales grupos rebeldes y el gobierno
sirio con la mediación de Turquía y Rusia, le ha dejado un lugar marginal en
las futuras negociaciones.
A pesar de que la nueva
administración republicana pretende reorientar el enorme presupuesto militar
hacia la modernización de sus fuerzas armadas a la vez que reduce los gastos de
su despliegue mundial con cerca de 200.000 soldados en diferentes países, los lazos
forjados de EEUU con sus principales aliados durante más de dos décadas, basada
en la política de dominación global en la que EEUU corría con los principales
gastos, será difícil de cambiar.
Una difícil encrucijada se le abre a
EEUU bajo la doctrina Trump.
La nación o el imperio primero, esa es la cuestión, cuando el mantenimiento a
ultranza del imperio arrastra al declive a la nación. Esta tesitura ya se vivió en la campaña electoral del
2008, cuando tras los fracasos en Irak y Afganistán las propuestas de Paz
de Barack Obama se impusieron a las tesis belicistas del partido republicano. Sin
embargo, Barack Obama traicionó sus propuestas de Paz, designó como secretaria
de Estado a Hillary Clinton, quien ya se había posicionado en su día a favor de
la invasión de Irak, y ambos se implicaron en un política de subversión y
guerras en Oriente Medio y el Norte de África, principalmente contra Siria y
Libia, que desestabilizó toda la región, creando un drama de refugiados que ha
contribuido a desestabilizar también a la UE, dando lugar a fuerzas
políticas nacionalistas que triunfaron en el Brexit, y avanzan en el centro,
norte y este de la UE donde más se vive el drama de los refugiados.
El imperio terminó imponiéndose a la nación bajo el mandato
de Obama. El principio de América Primero, surgió y triunfó por la
rebelión de la América Profunda a ese fatal destino, y ahora, a pesar de
las promesas de Donald Trump, de poner a la nación primero, no existen
todavía las condiciones internacionales para que la política global de EEUU
cambie.
Las élites estadounidenses más apátridas ligadas al mundo financiero-mediático del G7, tienen una visión diferente, y prefieren un gobierno global, en el que EEUU solamente sea un gendarme armado mundial para imponer los intereses de esta clase social al resto de naciones del mundo.
Las élites estadounidenses más apátridas ligadas al mundo financiero-mediático del G7, tienen una visión diferente, y prefieren un gobierno global, en el que EEUU solamente sea un gendarme armado mundial para imponer los intereses de esta clase social al resto de naciones del mundo.
Los cambios que pueden hacer de EEUU
una potencia respetuosa con el resto de naciones del mundo llegarán cuando
otros participantes en el tablero geopolítico mundial adquieran la fortaleza económica,
política y defensiva que impulse a EEUU, por su propio interés como nación, a
abandonar sus ambiciones hegemónicas, será en ese momento cuando se podrá
hablar de la formación del mundo multipolar.
Una cuestión a la que el exitoso empresario chino Jack
Ma, se refirió en el reciente Foro económico de Davos. Ma criticó a EEUU por el
"excedente" de atención que presta a los conflictos bélicos en otras
partes del mundo considerando: "No importa hasta qué punto es buena su
estrategia, sino que lo importante es que hay que gastar el dinero en tu propio
pueblo".
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18/01/2017
NOTICIA. El Foro Económico
Mundial (FEM), en su cita
anual iniciaría sus sesiones con la participación por primera vez del
presidente de China.
Comentario
La integración
económica mundial
En su
cita anual en Davos (Suiza), el 47º Foro Económico Mundial (FEM) congregó a 3.000 destacados
miembros de la política mundial, empresarios y científicos. Por primera vez, este
foro ha contado con una nutrida representación de empresarios chinos encabezada
por su presidente Xi Jinping, a quien correspondió pronunciar el discurso
central el día de la inauguración el 17/01/2017.
En su análisis, el presidente chino consideró que la humanidad
vive actualmente en un mundo de contradicciones en el que la globalización
económica ha causado muchos problemas, pero
a su vez también está ofreciendo la oportunidad de un desarrollo mundial inclusivo. En ese
escenario, urgió a las naciones a contrarrestar los impactos negativos y
asegurar que sus beneficios lleguen a todos los países.
“Por un lado, tenemos un crecimiento material y avances
científicos y tecnológicos y la humanidad ha evolucionado más que nunca, por
otro, tenemos conflictos regionales frecuentes, terrorismo y refugiados,
pobreza, desempleo y una cada vez mayor brecha en los ingresos”. “Esta
dualidad ha profundizado las incertidumbres en el mundo”. Diferenció dos
modelos de globalización, la basada en la desregulación financiera
internacional y la obtención de beneficios a través de la especulación, y que
devino en la crisis financiera mundial, cuyas consecuencias las seguimos
padeciendo, y por otra parte, la globalización que ha traído el crecimiento
económico, facilitado la circulación de bienes y capitales, y promovido los
avances tecnológicos e interacción entre ciudadanos de todo el mundo.
Globalización desregulada en base al interés de élites
financieras, o por el contrario, una globalización que denominó inclusiva, basada en la paz entre las naciones, orientada
a fomentar el desarrollo a través de la cooperación entre países desarrollados
y en desarrollo, compartiendo los conocimientos, e impulsando la
interconectividad de las infraestructuras, el comercio y las personas, sería la
tesitura a la que se enfrenta la humanidad.
Xi Jinping apostaría por este modelo de globalización inclusivo o de integración económica mundial
en la que China como segunda economía mundial, pretende ser una oportunidad
para el mundo, poniendo como ejemplos: (1). el
proyecto de la denominada Nueva Ruta de la Seda y la fundación del Banco
Asiático de Inversión en Infraestructura (BAII) que aspira a desarrollar la
interconectividad del espacio euroasiático y la conexión efectiva entre oriente
y occidente, y (2). la interrelación de la
economía china con el resto de naciones, estando previsto que China en los
próximos cinco años importe productos por valor de ocho billones de dólares,
atraiga 600.000 millones de dólares de inversión extranjera, que su inversión
en el exterior alcance los 750.000 millones, y que los turistas chinos realicen
más de 700 millones de visitas al extranjero.
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Tras la crisis financiera del 2008 y con la emergencia de los
principales países en desarrollo en el escenario económico mundial,
particularmente de China, la formación del espacio económico mundo ha entrado
en una nueva fase histórica.
Karl Marx
(1818-1883) sería el primer intelectual que describiría como la formación de
la economía mundial ha sido el aspecto principal que ha determinado la
marcha de la historia mundial desde el siglo XVI. En el capítulo XXIV de su
obra El Capital, describiría con crudeza la acumulación originaria de
capital de los países de capitalismo emergente a expensas de la explotación
de regiones del mundo. La formación de capital que dio lugar al funcionamiento
capitalista industrial a gran escala precisó de una primera acumulación
originaria, que no se produjo en el taller del artesano sino en la
explotación de las colonias, principalmente a través de las sociedades
mercantiles de los siglos XVI, XVII y XVIII. No obstante, se puede considerar,
que el volumen o masa crítica de desarrollo del capitalismo para dar el salto
cualitativo que le permitió regir indiscutiblemente los destinos económicos del
mundo no se daría hasta la revolución industrial y las revoluciones liberales
en el siglo XIX, afirmándose definitivamente el funcionamiento capitalista de
las diferentes metrópolis que dominaban en régimen colonial amplias
regiones del planeta que por su función subordinada en las relaciones
económicas y el dominio político y militar de las metrópolis,
constituirían la Periferia del Sistema Económico Mundial, hasta su
progresiva emancipación política durante los siglos XVIII, XIX y XX.
Otros intelectuales como Max Weber (1864-1920) en la
obra La ética protestante y el espíritu del capitalismo; Adam Smith (1723-1790)
en La riqueza de las naciones; Karl Polanyi (1866-1964) en La gran
transformación; e Immanuel Wallerstain (1930) en su amplia obra
sobre El Moderno sistema mundial analizarían este periodo, siendo Wallerstain
quien acuñaría el término de Economía Mundo, para describir este proceso
desde el siglo XVI hasta el siglo XIX.
La formación de la Economía Mundo, o tal vez para ser
más exactos La
formación del espacio económico mundial, se ha desenvuelto en cinco
grandes periodos: (1492-1815); (1815-1873); (1873-1945); (1945-1989) y 1989
hasta el siglo XXI, que responden a las diferentes concepciones de organización
del espacio económico mundo.
El primer estadio, se corresponde con la gestación del sistema
capitalista, y se inicia a finales del medievo de forma marginal en las
ciudades europeas, y posteriormente desde el siglo XVI al XVIII, en el ámbito
de los Estados absolutistas europeos, basado en el sistema denominado
“Mercantilismo”, en el que los territorios de ultramar, distribuidos según
áreas de influencia exclusivas de las diferentes metrópolis, contribuían al
desarrollo económico de éstas.
El segundo, comprende el periodo 1815-1873 y corresponde a la
formación de las naciones modernas y al desarrollo de las economías nacionales
de los países que se incorporaban al desarrollo industrial, basado en el
“Liberalismo Económico”, en el que perdió vigencia el sistema de protección
comercial entre las metrópolis y sus áreas geopolíticas de influencia, y se
impuso el desarrollo económico basado en el libre comercio mundial.
El tercero, pertenece al periodo 1873-1945, que se caracterizó
por un retorno a las barreras proteccionistas comerciales entre los países que
constituían el núcleo del desarrollo capitalista mundial, dando lugar al modelo
de desarrollo capitalista imperialista basado en áreas de influencia en régimen
colonial exclusivo, lo que propicio la disputa por el dominio de las mismas
para su expansión económica, periodo en el que tuvo lugar la 1º y 2º Guerra
Mundial, y donde se produce la primera desconexión geopolítica del sistema
capitalista mundial que dio lugar a la
formación de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).
El cuarto, surge tras la Segunda Guerra Mundial (1945) y dura
hasta la desaparición de la URRS (1989), periodo donde se conforman tres
realidades geopolíticas diferentes: La primera formada por el núcleo
desarrollado capitalista, donde se impone la colaboración económica, se
establecen acuerdos e instituciones para el desarrollo económico en el ámbito
mundial, que daría lugar al espacio del primer mundo. Una segunda formada por
las desconexiones del sistema capitalista mundial de los países
industrializados denominados de “socialismo real”, que constituiría el Segundo
Mundo, y una tercera, formada por países marginales en el sistema capitalista
mundial como América Latina, pero principalmente por las colonias o
semicolonias que habían constituido hasta entonces la Periferia del Sistema
Económico Mundial, que accederían masivamente a la independencia en la segunda
mitad del siglo XX, poniendo fin al imperialismo colonial, dando lugar a las
nuevas naciones que formarían el Tercer Mundo.
El quinto y último estadio, tras el final del imperialismo
colonial y el derrumbamiento de la URSS, está protagonizado por la formación
del espacio comercial mundial, el cual tiene como objetivo el final de
las fronteras comerciales nacionales en unas relaciones de libre mercado.
Este estadio tuvo su punto de inflexión más importante con la
incorporación de China como principal economía manufacturera mundial a la
Organización Mundial de Comercio (OMC) en el año 2001, pues supuso por parte de
esta nación abandonar definitivamente el concepto de desconexión del sistema económico capitalista mundial
como forma de construir un espacio económico global alternativo al mundo
capitalista, que había predominado en las naciones de socialismo real
desde la revolución soviética rusa en 1917 hasta el final de la URSS en la
última década del siglo XX. En su alocución en el foro de Davos, Xi Jinping
afirmaría que China también tuvo dudas sobre la globalización y no estaba
segura si unirse o no a la Organización Mundial del Comercio (OMC), hasta que
definitivamente concluyó que la integración en la economía global representaba
una tendencia histórica y finalmente abrazó el vasto mercado global. En el año
2012, Rusia el primer país desconexionado en 1917 del sistema
económico global también se incorporaría a la OMC.
Desde sus inicios el crecimiento de la Economía Mundo
se ha concentrado primero en las metrópolis coloniales y después en las naciones
que con más éxito se incorporaron a la innovación tecnológica y las mejoras de
la productividad técnica, siendo la nación líder indiscutible en este proceso
desde la Segunda Guerra Mundial: EEUU, seguida de Alemania, Japón, Gran Bretaña,
Francia e Italia, naciones que conforman el G7 y que han venido concentrando
más de dos tercios del PIB mundial a pesar de representar solamente el 15% de la
población mundial.
Desde la Segunda Guerra Mundial, el grueso de la demanda
efectiva global se ha concentrado en estas naciones quedando excluida de la
misma el resto de la población mundial, lo que ha llevado a que el crecimiento
económico se haya realizado en base a la elevación de necesidades de consumo de
las sociedades desarrolladas creando y produciendo productos para la
satisfacción de las mismas. La generalización del uso del automóvil dio paso a
la reducción del periodo de renovación de los mismos, y el uso de una primera
vivienda al uso de una doble residencia. Los ciclos de consumo por extensión y
elevación de necesidades se fundamentan en la publicidad para dar a conocer los
nuevos productos y en el crédito destinado a la compra de los mismos. En este
proceso las empresas obtienen beneficios y las entidades financieras acaparan
una parte de los mismos en forma de intereses concedidos de los préstamos concedidos tanto al empresario
como al consumidor.
La crisis financiera del 2008 puso fin a este modelo de
crecimiento por imposibilidad de iniciar un ciclo consumista basado
principalmente en la generalización de la segunda residencia. El excesivo
volumen de dinero prestado no podía ser devuelto en el grado necesario por el
apalancamiento financiero de empresas y consumidores y sobrevino la crisis
financiera, que se acentuó debido a la desregulación financiera internacional
que permitió a inversionistas ocultar sus capitales en paraísos fiscales
acentuando así la descapitalización de las entidades financieras.
La crisis fue de tal magnitud que por primera vez en la
historia, las principales entidades financieras occidentales tuvieron que ser
rescatadas con el dinero de los contribuyentes, y los Estados de los países
desarrollados para mantener sus servicios públicos tuvieron que recurrir a un
aumento desmesurado de la deuda soberana.
Las élites políticas y
financieras neoliberales interpretaron que la crisis sería limitada en
el tiempo y por ello las medidas para paliar sus efectos como ha sido
principalmente el aumento de las deudas soberanas también, en la consideración
de que una vez retomado el crecimiento económico se produciría un aumento de
los ingresos fiscales y con los mismos se podría reducir el volumen de la deuda, pero este optimismo neoliberal ha estado muy lejos
de cumplirse. Después de ocho años, la debilidad del crecimiento económico en
las sociedades desarrolladas impide reducir las deudas soberanas, por el
contrario, el servicio de la deuda anual que debe pagarse
preferentemente sobre el resto de gastos del Estado les obliga a reducir gastos
públicos y aumentar impuestos lo que limita a su vez la demanda efectiva
de los consumidores.
Paradójicamente, los principales beneficiarios del
endeudamiento de los Estados son los inversionistas que contribuyeron a la
descapitalización financiera en el año 2008 al poner a buen recaudo sus
capitales en paraísos fiscales y que operan actualmente en el mercado de la
deuda prestando a los Estados a través de fondos opacos internacionales.
La incapacidad de los Estados para gravar fiscalmente estos
capitales debido a la desregulación financiera internacional, los ha convertido
en un dinero improductivo por no
estar destinado a fomentar el crecimiento económico sino a la especulación con
las deudas soberanas y que, ante la falta de crecimiento, actúa como factor de
empobrecimiento de las naciones desarrolladas. Un
Estado que precise destinar a pagar el servicio de la deuda un
porcentaje del PIB anual superior al porcentaje de crecimiento del mismo, se
está empobreciendo.
La parálisis económica de los países desarrollados se está produciendo
en una coyuntura en la que los países en desarrollo más importantes como China
y la India, que concentran el 40% de la población mundial, pugnan por un
creciente desarrollo. En el caso de China, que hasta la crisis financiera del
2008 había basado el crecimiento de su PIB principalmente en la exportación
manufacturera a las sociedades desarrolladas, la prolongada crisis en los
países desarrollados le ha obligado a cambiar a marchas forzadas su modelo
de desarrollo, orientándose a una reforma estructural por el lado de la
oferta para pasar de una economía manufacturera a otra de manufacturas y
servicios, a la vez que impulsa el consumo interno como estimulante de la demanda
efectiva, habiendo representado el sector servicios el 51,6% del PIB en el año 2016, siendo el sector que más crece con un incremento interanual del 7,8% frente al 6,1 del sector industrial y del 3,3% del sector agrario.
En conjunto el crecimiento económico de China ha sido en el año 2016 del
6,7% de su PIB y según las previsiones del Banco Mundial será en el 2017 del
6,5% y del 6,3% en el 2018, un crecimiento que constituye el 40% del
crecimiento del 3% del PIB mundial que le convierte, en la actual situación de
ralentización económica de los países desarrollados, en la nación más dinámica
económicamente a pesar de seguir siendo un país en desarrollo.
Con relación a la productividad, China está muy por
debajo de las ratios de los países desarrollados principalmente de los que como
EEUU, Alemania y Japón cuentan con los mejores estándares de efectividad productiva,
para compensar este déficit China ha venido basando su competitividad en el mercado manufacturero
global en bajos salarios; sin embargo, en los últimos años China ha ido
acortando diferencias, de tal manera que aun partiendo de cotas de productividad
bajas las mejoras en la misma son relativamente mayores que sus competidores
manufactureros como Japón, Alemania y EEUU, lo que supone, al partir de
salarios más bajos, un incremento diferencial de su competitividad
respecto de estas naciones, una ventaja que le está permitiendo mantener su
alta competitividad y subir los salarios de su población. Unido a ello
China se ha embarcado en el proyecto de convertirse en una nación innovadora
habiendo sido en el año 2016, junto con EEUU, la nación con mayor número de
patentes registradas, lo que le sitúa en el camino de cumplir su objetivo para
el año 2025 de pasar en el terreno de las manufacturas del fabricado en
China al hecho en China.
Esta situación de dinamismo económico de China y de
estancamiento relativo de EEUU en el que la deuda soberana de esta nación bajo
el mandato de Barack Obama se ha incrementado en un 70% habiendo pasado de los
10,9 billones de dólares en el año 2009
a 18,5 billones en el 2016 superando el PIB de EEUUU, está produciendo
una fuerte convulsión en cuales deben ser los caminos a seguir para mantenerse
como líder indiscutible en el escenario económico mundial. Y de nuevo, como
tras las dos grandes crisis del capitalismo liberal, la de 1873 y la de 1929,
la sombra del proteccionismo resurge como un mecanismo de defensa frente a los
competidores globales.
El modelo económico de una economía
mundo basada en el principio de que unas naciones ganen a costa de
que otras pierdan, y de que unas lideren la economía mundial a costa de que el resto
no prospere para evitar que su auge económico relegue el poder de las naciones
dominantes, es lo que está en cuestión tras la crisis financiera del 2008 y la
emergencia de China y de otras naciones que aspiran a su desarrollo económico
soberano.
La crisis económica global no es una crisis limitada
a la economía sino que es una crisis de ideas de cómo tiene que conformarse la economía mundo. La riqueza de las
naciones ya no está en la confrontación para obtener beneficios
unilaterales de unas a costa de otras sino de que cada una crezca desarrollando
sus potencialidades y contribuyendo al desarrollo económico mundial, este
concepto propuesto por China tiene más posibilidades de abrirse camino en las
naciones en desarrollo que las ideas de excepcionalidad de algunas naciones
sobre el resto cuyo mantenimiento solamente puede llevar a la confrontación.
La integración económica
mundial, tiene que ser el destino final de la conformación de la economía mundo y las potencias económicas
mundiales tienen la responsabilidad de iniciar el proceso apostando por
desarrollarse contribuyendo a desarrollar el mundo.
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01/01/2017
NOTICIA. El 31/12/2016, el Consejo de
Seguridad de la ONU (CSNU) aprobó por unanimidad el proyecto de resolución
elaborado por Rusia y Turquía sobre el alto el fuego alcanzado en Siria.
Comentario
El nuevo paradigma
sirio
La
resolución 2236 del CSNU sobre el alto en fuego en Siria fue aprobada por sus
15 integrantes ratificando con ello los acuerdos alcanzados por mediación de
Turquía y Rusia de un alto el fuego entre el ejército gubernamental sirio y
diversas facciones armadas y el inicio de negociaciones en Astaná (Kazajistán),
las cuales en la resolución se considera sean una parte básica "del proceso político sirio"
y "un importante paso adelante para reanudar las negociaciones bajo los
auspicios de la ONU" el próximo 8 de febrero en Ginebra (Suiza).
Adicionalmente la resolución incluye una disposición que insta a las partes en
conflicto a proporcionar al personal humanitario un acceso seguro y sin
obstáculos para prestar ayuda a los ciudadanos sirios.
El
29/12/2016, el presidente ruso Vladimir Putin anunció la conclusión de un alto
al fuego en Siria en el que Rusia y Turquía aparecen como los países
garantes del mismo del que quedan excluidos los grupos calificados por la ONU
de terroristas: el Estado Islámico (Daesh, en árabe) y el Frente Al-Nusra (actualmente
Fath Al-Sham). El alto el fuego se realiza entre el ejército gubernamental
sirio y siete grupos “rebeldes” que según el ministro de defensa de Rusia, Serguéi
Shoigú, representan a unos 60.000 yihadistas, estos son: 1. Faylaq al-Sham (4.000
combatientes); 2. Ahrar al-Sham (16.000
combatientes); 3. Yesh al-Islam (12.000 combatientes); 4. Suvar agi-Sham (12.000
combatientes); 5. Yesh al-Muyahidin (8.000 combatientes); 6. Yesh Idlib (6.000
combatientes), 7. Yabhat al-Shamiyah (3 000 combatientes), que ocupan
principalmente la región de Idlib al noreste de Siria junto a la frontera con
Turquía; por su parte, la Coalición Nacional de Fuerzas de la Oposición y de la
Revolución (oposición siria en el exterior) anunció que apoya este acuerdo
La
liberación de Alepo por parte del Ejército gubernamental y sus aliados
principalmente Rusia, ha situado la guerra en Siria en un escenario totalmente
nuevo creándose las condiciones para un alto el fuego. Los siete grupos
rebeldes que combatían en Alepo junto con los jihadistas del Frente Al-Nusra (actual
Fath Al-Sham), se han visto notablemente debilitados y la continuidad de la
guerra solamente les podía deparar una derrota mayor; a ello se ha sumado el
debilitamiento de sus apoyos internacionales debido al cambio político de
Turquía que ha pasado de apoyar a estos grupos a promover la pacificación en
Siria, y, por otra parte, el acercamiento entre Qatar y Rusia al haber acordado
ambos países la participación de Qatar en un 19% en el capital de la empresa
petrolera y gasística rusa Rosneft.
El cambio
de la política de Turquía en Siria ha venido promovida principalmente por el
interés del gobierno turco de restablecer las relaciones políticas y económicas
con Rusia y que tuvo un acentuado giro en esa dirección tras el fallido golpe
de Estado en Turquía en julio del 2016, del que el gobierno turco ha venido
acusando a sus socios de la OTAN de estar tras el mismo.
La pérdida
de confianza en sus socios ha situado al gobierno turco y a su presidente
Erdogan en una situación de debilidad debido a sus varios frentes abiertos: 1.
las posibilidades de desestabilización interna no están del todo cerradas por
la enorme influencia en las instituciones turcas de la corriente política afín
al clérigo Fethullah Gülen refugiado en EEUU y al que el gobierno turco acusa
de estar detrás de la intentona golpista de julio; 2. el distanciamiento
económico de la UE tras el anuncio de Bruselas del congelamiento de las
conversaciones para la incorporación de Turquía que le ha obligado a tener que girar hacia
el espacio euroasiático lo cual implica una mayor aproximación a Rusia; 3.
el creciente número de refugiados sirios en suelo turco con el riesgo de
prolongarse en el tiempo mientras dure la guerra en Siria, y 4. la guerra
desatada del gobierno turco contra los movimientos independentistas kurdos
dentro y fuera de Turquía que se configura como una guerra de larga duración.
Con el
acuerdo con Rusia sobre la pacificación de Siria, Turquía cancela sus
aspiración de derrocar al presidente sirio Bashar Al Asad y aboga por cerrar uno
de los frentes de la política exterior turca, con ello, sella a su
vez un claro giro hacia su entendimiento con Rusia y se aleja de sus socios de
la OTAN y de Arabia Saudita con los que ha venido formando un frente común
contra el gobierno sirio. Ahora sus prioridades tanto en Siria como Irak se
limitan a debilitar las aspiraciones de autogobierno de los kurdos que lo
considera como una base para la formación de un Estado Kurdo.
Con el
acuerdo de alto el fuego entre los grupos armados y el gobierno Sirio se
quiebra el frente armado opositor quedando dividido en dos grupos: los que
aceptan deponer las armas y negociar un acuerdo político con el actual gobierno
sirio y, del otro lado, el jihadismo irreductible radical formado por el Estado
Islámico y Fath Al-Sham con los que no cabe negociación alguna sino solamente
su derrota y capitulación incondicional.
La tan
anunciada separación por EEUU de los denominados rebeldes armados “moderados”
de los “radicales”, se ha conseguido no por los auspicios del gobierno estadounidense sino
por la derrota de todos los grupos armados en Alepo que les ha obligado a
romper la alianza que tenían mientras existía la posibilidad de ganar la guerra
al ejército sirio.
Con la
separación en caminos diferentes de los grupos “rebeldes armados” del jihadismo
radical, las naciones que han venido patrocinando la insurrección armada en
Siria, principalmente, Arabia Saudita, EEUU, Israel, Francia y Gran Bretaña,
solamente pueden apoyarse en los combatientes del Estado Islámico y de Fath
Al-Sham; lo cual, en el
caso de las potencias occidentales no es factible, porque ya no es posible
justificar ante su ciudadanía la insurrección armada en Siria con el apoyo a
los grupos que siembran el terror en el mundo entero.
Con la
llegada de la paz a Alepo se acaba el prolongado sufrimiento al que han estado
sometidos sus habitantes como consecuencia de la guerra por parte de todos los
bandos enfrentados, la paz se ha convertido en el bien más preciado en Siria y
la que puede permitir que los millones de refugiados sirios en otros países puedan
volver a su patria, ello, sin duda, será un factor de enorme peso en las
negociaciones en Astaná y posteriormente en Ginebra.
La
reacción de las fuerzas jihadistas y de sus patrocinadores a su derrota en
Alepo y al alto el fuego alcanzado entre las fuerzas opositoras sirias y el
gobierno sirio bajo el patrocinio de Rusia y Turquía, no se hizo esperar, con
el asesinato el 20/12/2016 del embajador de Rusia en Ankara, y con el atentado
el 01/01/2017 en el club nocturno Reina de Estambul (Turquía) en el que
murieron decenas de asistentes a la fiesta de final de año. Sin embargo, estos
atentados que pretenden torcer la determinación de Turquía y Rusia de su
acuerdo para pacificar Siria, no tiene posibilidades de éxito, porque estas dos
naciones han entrado en un entendimiento estratégico del que no van abdicar, y
porque no es posible claudicar al chantaje del terror.
La eficaz
ayuda militar de Rusia al ejército gubernamental sirio y su capacidad para
superar todos los intentos de fuerzas hostiles por descarrilar el entendimiento
con Turquía, ha dejado sin iniciativa política a EEUU en la región. El anuncio
por parte de Rusia de que la actual
administración estadounidense, que finaliza su mandato el 20 de enero, quedaba
excluida de las conversaciones previstas en Astaná ha supuesto un duro revés
para la diplomacia estadounidense; inesperadamente EEUU, que había mantenido la
iniciativa en todos estos años en el conflicto sirio, perdió su relevancia en
el mismo, a su malestar y perplejidad le
sucedió una fuerte reacción para intentar ocultar esta imagen de exclusión ante
su ciudadanía con el anuncio del presidente Barack Obama de la expulsión de
varios diplomáticos rusos de EEUU bajo la infundada acusación de intromisión en
la campaña electoral estadounidense, una afrenta que Rusia ha preferido
declinar a la espera de la política de la nueva administración entrante.
Aunque,
el apoyo, con posterioridad a estos acontecimientos, de EEUU, Francia y Gran
Bretaña a la resolución 2236 del CSNU que legitima la iniciativa de Rusia y
Turquía en el inicio de las negociaciones en Astaná, supone ya un
reconocimiento implícito de su incapacidad para cambiar la marcha de los
acontecimientos en Siria.
En todo
momento el conflicto sirio ha tenido una proyección geoestratégica para las
principales potencias implicadas, y los cambios políticos experimentados han
ido cambiando el papel de cada una de ellas, Turquía se ha alineado con Rusia y
ambos han ocupado un lugar central en la región, mientras que EEUU, Francia,
Gran Bretaña, Arabia Saudita e Israel han perdido gran parte de su iniciativa,
y a pesar del interés de Arabia Saudita e Israel de perpetuar la desestabilización
en Siria e Irak para impedir que
recuperen su fortaleza como naciones, pues ello debilitaría su poder en la
región, sus opciones son limitadas, pues el único agente desestabilizador que
puede quedar sobre el terreno es el denostado Estado Islámico al que ya no es
posible justificar ningún tipo de apoyo, lo cual debiera llevar a que se
produzca un entendimiento entre las naciones de la OTAN y Rusia para alcanzar
un acuerdo de pacificación en la región sobre la base de la derrota del Estado
Islámico.
Tal vez,
a la nueva administración entrante en EEUU y a su presidente Donald Trump le
concierna esa misión, a pesar de los intentos de la actual administración saliente de
romper todos los puentes con Rusia.